Importancia de un estándar común

El BCE denuncia el rápido avance del blanqueo 'verde' en el sector financiero

Christine Lagarde, BCE
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE)
Europa Press
Christine Lagarde, BCE

El Banco Central Europeo (BCE) permanece ojo avizor ante la arbitrariedad de las emisiones de bonos verdes. La autoridad monetaria ha detectado un rápido avance del blanqueo ecológico, conocido en la jerga por el término inglés greenwashing, que podría acabar dando lugar a una infravaloración de los riesgos de transición e incluso a una venta masiva y forzosa de estos títulos desestabilizando todo el sistema financiero. Por ello, urge a implementar un estándar regulatorio común que mejore la confianza de los inversores, refuerce los flujos de financiación de la transición y reduzca el riesgo por inestabilidad sectorial.

Un grupo de cinco técnicas del BCE (Tina Emambakhsh, Margherita Giuzio, Luca Mingarelli, Dilyara Salakhova y Martina Spaggiari) ha analizado los riesgos climáticos vinculados al sector financiero debido sobre todo a la actual espiral alcista de los precios y a la volatilidad enquistada en los mercados energéticos, lo que ha vuelto más que evidente la importancia de apoyar la transición hacia una economía net zero. La vertiente de la financiación resulta crucial en el estudio y, previo a ello, se torna fundamental la divulgación de la información

Cada vez son más las empresas, de diferentes sectores y tamaños, que dan a conocer su exposición al riesgo de transición, así como su objetivo de reducción de emisiones, si bien las brechas en la medición son muy elevadas. El BCE ha advertido de que aunque una gran parte de estos datos son verificados por un experto independiente, el riesgo de greenwashing sigue siendo alto en ausencia de requisitos de información obligatorios a nivel mundial. De hecho, aunque ha podido constatar que las empresas que establecen objetivos de reducción de emisiones tienen un riesgo crediticio menor y tienden a reducir en mayor medida su impacto ambiental, la confianza en los datos y su alineación con las metas del Acuerdo de París son difíciles de evaluar.

La credibilidad de los datos es fundamental en ausencia de un estándar regulatorio, pero no todos logran la confianza inversora como para rebajar diferenciales 

Bajo este prisma, la institución que capitanea Christine Lagarde ha examinado el papel de la credibilidad, concluyendo que solo los bonos verdes con mayor respaldo y las empresas pertenecientes a un sector 'respetuoso' se benefician de una financiación más barata, conocido como greenium, en el que un título logra diferenciales más bajos que los convencionales por cumplir con las exigencias ambientales. A ello se le ha de sumar de forma imprescindible una revisión externa por parte de agencias con autorización, como recoge el Estándar Europeo de Bonos Verdes, una propuesta de reglamento de la Comisión. "Una etiqueta bien diseñada podrían reducir considerablemente el riesgo de greenwashing", recoge el artículo analítico.

Fuentes financieras consultadas por La Información son conscientes de la necesidad de avanzar de forma concluyente, puesto que la demanda por parte de clientes y del propio mercado en relación a productos 'verdes' no para de crecer. El problema es que actualmente no existe un estándar común y cada entidad emisora ha establecido sus propio marco, que podría no acabar satisfaciendo los criterios supervisores una vez exista una regulación clara o incluso no cumplir con las expectativas de los propios inversores. 

Las exposiciones de los bancos de la zona del euro a empresas que actualmente emiten en cantidades elevadas se han mantenido prácticamente estables. Según datos del BCE, en torno a dos tercios del riesgo crediticio del sector financiero está ligado a compañías muy contaminantes, concentrado principalmente en las actividades manufacturera, inmobiliaria o minorista, entre otras. La autoridad también ha hallado que solo unos pocos bancos (principalmente grandes y muy expuestos) han descarbonizado significativamente sus carteras de crédito desde 2018, según cálculos basados en las emisiones ponderadas por préstamo de los respectivos clientes. A diferencia, dos tercios de los bancos han aumentado sus emisiones ponderadas por préstamos.

Para conocer la resistencia de la banca a este tipo de riesgos, la Autoridad Bancaria Europeo (EBA, por sus siglas en inglés) está sometiendo al sector durante estos meses a unos test de estrés climáticos, cuyos resultados se darán a conocer antes de verano. Este primer examen, en realidad, será un ejercicio de aprendizaje tanto para los bancos como para el propio supervisor. Su objetivo es identificar las vulnerabilidades, las mejores prácticas de la industria y los desafíos a los que se enfrenta. El ejercicio también ayudará a mejorar la disponibilidad y calidad de los datos, y permitirá conocer los marcos internos que utilizan los bancos para medir su riesgo climático.

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