"Todas las opciones están sobre la mesa". La frase es de uno de los portavoces de las grandes compañías eléctricas y se refiere al futuro incierto del lobby eléctrico Aeléc -la antigua patronal Unesa- tras la decisión de Naturgy, uno de sus cinco socios, de abandonar la asociación tras meses de desencuentros. Naturgy, según informó El Economista, envió una carta la semana pasada a la asociación en la que anunciaba su salida. Ni era la primera carta, ni era el primer desencuentro. La salida de la gasista se debe al apoyo de las eléctricas al Fondo Nacional de Sostenibilidad del Sistema Eléctrico, ideado por el Ministerio de Transición Ecológica para repartir entre todas las compañías energéticas, y no solo las que venden kilovatios, 7.000 millones en cargos incluidos en el recibo eléctrico. Naturgy no apoya el Fondo.
El enfrentamiento en Aeléc se produce en pleno proceso de transformación del sector eléctrico, volcado en las renovables, con un plan de cierre de nucleares pactado con el Gobierno y con estrategias empresariales distintas. Los roces entre las compañías de la antigua Unesa no son nuevos, pero sí lo es la ruptura, con eco público, de lo que una vez fue un frente sólido. Naturgy, según la portavoz de Aeléc, comunicó su deseo de abandonar la asociación el 5 de enero. Las grietas ya se apreciaron en el verano de 2019, cuando Endesa defendió por libre su postura en la reforma del recibo eléctrico.
Los roces continúan también por las diferentes estrategias de comunicación de cada compañía para justificar la polémica subida de los precios de la electricidad en el mercado mayorista del comienzo de año. La reciente declaración del exministro de Industria José Manuel Soria (PP) en la Audiencia Nacional, confirmando que Iberdrola manipuló los precios eléctricos en 2013, ha metido vitriolo en la relación entre Iberdrola y Endesa, más si se tiene en cuenta que el exministro ha defendido en actos públicos las bondades de alguno de los proyectos de renovables de Endesa en las Islas Canarias.
Cómo cubrir el presupuesto
La grieta que supone la salida de Naturgy de Aeléc es grande. Tendrá que ser cubierta por el resto de los socios. Según los Estatutos de Aeléc, el 20% de su presupuesto se cubre a partes iguales por los cinco socios, mientras el 80% restante se determina en función de variables como el volumen de negocio y sus posiciones en las actividades de generación, transporte, distribución y comercialización. Ni Aelec, ni sus socios han detallado las aportaciones concretas que han realizado a la asociación. Lo que sí admiten las fuentes consultadas es que ahora toca reflexionar sobre el futuro del lobby, sin descartar ninguna opción, incluida la disolución. "No está planteada ahora mismo", señala otra de las fuentes empreasariales consultadas, "pero puede pasar".
En los estatutos del lobby se especifica que la asociación se podrá disolver "por acuerdo de la Asamblea General a propuesta del cincuenta por ciento, como mínimo, de los miembros, cuando estos reúnan al menos tres cuartos de los votos computados". También está previsto que, en caso de disolución acordada, "la Asamblea General encargará a la Junta Directiva, con la asistencia de los profesionales técnicos que resulten necesarios, la liquidación del patrimonio de la Asociación, al que se dará el destino que la propia Asamblea General decida, por mayoría simple de votos".
La crisis del lobby eléctrico, que lleva a contemplar todos los escenarios, comenzó años atrás. En 2018, en un primer paso, las cinco grandes eléctricas, Endesa, Iberdrola, EDP, Naturgy y Viesgo, decidieron transformar la que fue durante décadas la poderosa patronal eléctrica, Unesa, en una pequeña asociación sectorial, con funciones y presupuesto reducidos. Desaparecía el grupo de presión y nacía Aeléc, un foro público de debate en torno a las actividades reguladas del sector.
Desde 1944
Con la transformación de hace dos años se enterraba una forma de manejar el poder de las empresas del sector y de interactuar con la Administración. Unesa se creó en 1944, con 17 empresas que tenían un ojo puesto en los problemas de suministro de la posguerra y con el impulso de la familia Oriol. La transparencia nunca fue una preocupación en la patronal porque su poder la hizo innecesaria durante décadas. Pero son otros tiempos.
Los cambios en el sector eléctrico -uno de los que mejor han soportado la crisis económica provocada por la Covid 19- impulsaron también hace medio año recortes en los beneficios sociales que presta la asociación. Aeléc apenas cuenta con dos docenas de empleados y poco más de un centenar de jubilados. En julio, la dirección planteó recortes en la retribución en especie de los trabajadores-bonificaciones en el recibo de la luz- y extinción de las pólizas del seguro privado suscrito con Adeslas. Hubo cierto revuelo y un acuerdo final que calmó las inquietudes del personal. Ahora se abre otra etapa de incertidumbre.
Oficialmente, la asociación sostiene que "hoy más que nunca, se dan las condiciones para poner en valor la importancia que tienen, tanto las actividades reguladas en materia de distribución como las liberalizadas de nuestro sector, para garantizar el cumplimiento de los objetivos climáticos del país".
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