Desplome del consumo en la recta final del ejercicio

Las petroleras afrontan un cierre anual inédito tras el golpe del tercer trimestre

El desplome del negocio tradicional es un acicate para la transformación de los gigantes del sector como Repsol o Total.

Las petroleras han invertido 8.000 millones en refinerías.
Las petroleras han invertido 8.000 millones en refinerías.
Las petroleras han invertido 8.000 millones en refinerías.

Las petroleras se enfrentan a una tormenta perfecta alimentada por el despegue de las energías renovables, las medidas regulatorias para recortar emisiones y la limitación de los desplazamientos por los rebrotes de la Covid 19. Los datos publicados  por la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (junio), la corporación de reservas estratégicas  Cores (agosto) y CLH (septiembre) muestran un desplome en el consumo que ha teñido de rojo los resultados del tercer trimestre y que junto a la situación de los mercados internacionales permiten pronosticar un cierre de ejercicio inédito. El desplome es un acicate para la transformación de los gigantes del sector como Repsol o Total, que han puesto rumbo a toda máquina a proyectos relacionados con las energías limpias.

La segunda ola de la Covid 19 ha dado otro golpe al sector. CLH, el grupo que gestiona el suministro de productos refinados, ha puesto porcentajes al desplome de septiembre. Según sus datos, las salidas de productos petrolíferos desde sus instalaciones  al mercado español alcanzaron  2,6 millones de metros cúbicos, un 24,2% menos que en el mismo mes de 2019. Las salidas de gasolinas descendieron un 10,1% y las de gasóleo de automoción cayeron un 10,0%. En conjunto, las salidas de los carburantes de automoción disminuyeron un 10,0%.

La corporación de reservas Cores ya había colocado en agosto las luces naranjas. En plena campaña veraniega, el consumo de gasolinas cayó más de un 10% mientras el gasóleo se desplomó un 17%, una demanda desconocida desde el año 2003.  En zonas concretas del país, las más afectadas por los rebrotes veraniegos, la demanda en estaciones de servicio, admiten fuentes del sector,  ha llegado a caer un 40%.

Un panorama preocupante

El panorama es preocupante, admiten las fuentes consultadas en los grandes grupos como Repsol. De momento, la mayor parte de las compañías aguantan y mantienen el empleo. Pero el fin de año se presenta complicado. El margen de maniobra es estrecho a pesar de que las empresas no aflojaron en precios. En julio,  el precio de venta al público (PVP) promedio  de la gasolina 95 aumentó un 3,2% (+3,68 c€/lt) por segundo mes consecutivo y  lo mismo sucedió con el gasóleo, según el informe de la CNMC. Más precio, pero menos consumo, con caídas que según Competencia rozaron el 19% en junio.

Los números crepitan como en una hoguera y fuerzan una transformación acelerada del negocio. En España, con la Ley de Cambio Climático en tramitación, las petroleras proponen convertir las ocho refinerías del país -cinco de Repsol, dos de Cepsa y una de BP- en centros de producción de combustibles elaborados con materiales ecológicos: biomasa, residuos e hidrógeno producido a partir de energías renovables. 

Una de las claves fundamentales es la producción de hidrógeno como carburante no contaminante. El Gobierno apuesta -excesivamente según asociaciones como la Fundación Renovables- por una tecnología, la del hidrógeno, que todavía no es rentable en conjunto. Las petroleras, sin embargo, lo tienen claro. El presidente de la Asociación Española de Operadores de Productos petrolíferos  (AOP) -y de BP España- Luis Aires ha defendido la producción de hidrógeno no sólo mediante el empleo de energías renovables -hidrógeno verde-, sino también utilizando gas.

Reconvertir refinerías

Las propuestas de los socios de AOP -Repsol, Cepsa y BP- para reconvertir refinerías e incorporar al sector al nicho de negocio renovable, no parten de la nada.  Se basan en la iniciativa FuelsEurope elaborada por las grandes multinacionales del sector en 2018. De momento han logrado que el Gobierno de Pedro Sánchez respalde el desarrollo de un negocio prometedor, aunque todavía inmaduro.

Entidades como el Bank of America admiten que el hidrógeno puede ser la fuente de energía del futuro, abundante y limpia, pero advierten de que en el presente, no es negocio.  Hoy por hoy, el 99% del hidrógeno se fabrica utilizando combustibles fósiles, lo que representa más emisiones que toda la industria aeronáutica, mientras que la eficiencia del hidrógeno para la electricidad sólo es del 16%. En todo caso, el hipotético negocio del futuro no salvará las cuentas del presente. Las empresas se enfrentan a un cierre de ejercicio en el que tendrán que hacer malabares para mantener el tipo. 

La asociación de las petroleras AOP es cauta: "para el otoño y en el ámbito de la automoción, las previsiones del sector están completamente condicionadas a la evolución de la pandemia y el control de los brotes. El escenario más pesimista supondría una fuerte caída del consumo debida a una mayor restricción a la movilidad, aunque no esperamos llegar al 70-80% del confinamiento. El escenario optimista, derivado de un control efectivo de los brotes, nos mantendrá en un consumo un poco por debajo de otros años". Veremos.

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