Cuenta atrás para que la gran mayoría de las sociedades de inversión de capital variable (sicav) desaparezcan o muten. A partir del 1 de enero entrará en vigor el nuevo régimen de fiscalidad de estos vehículos, empleados generalmente por las grandes fortunas para gestionar su patrimonio, por el que pasarán a tributar el 25% de los beneficios en el impuesto sobre sociedades, en lugar de al 1% como hasta ahora. Sólo podrán seguir acogiéndose a esta cuota aquellas sociedades que demuestren tener al menos 100 socios con una inversión mínima de 2.500 euros cada uno, condición que cumple un porcentaje reducido de sicavs.
La responsabilidad de controlar este cambio normativo recae sobre la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que ha dado de plazo hasta el próximo 31 de enero para que los gestores de estas entidades tomen una decisión respecto a su futuro. En la comunicación enviada semanas atrás, trasladaba la obligación de informar al mercado y a sus accionistas de la decisión que adopten los órganos de gobierno de cada entidad, aunque el supervisor bursátil actuará de oficio a la hora de controlar los procesos de cada sociedad.
Se calcula que un 80% de las 2.300 sicavs que existen en España, con un patrimonio estimado en más de 28.000 millones de euros, optarán por la liquidación durante el 2022. Los que acuerden dar de baja la sociedad dispondrán hasta el 31 de julio de 2023 para reinvertir los activos financieros. Aquí la principal opción son las cestas de fondos o traspasar la inversión a otras instituciones de inversión colectiva (IIC),
Terranova, la sicav más grande de España y gestionada por Banca March, sí reúne las condiciones
Aunque tienen todo el año que viene para adoptar los cambios, bancos y asesores privados están aconsejando a sus clientes hacerlo cuanto antes, ya que el proceso puede demorarse meses. Muchos recomiendan transformar las sicavs como alternativa a la disolución y posterior liquidación. Sobre todo entre quienes controlan un volumen de patrimonio elevado y arrojan plusvalías. En estos casos se aconseja pasar a ser una sociedad anónima o limitada, en vez de dar carpetazo al instrumento.
Está por ver el futuro de las que tienen detrás a compañías y empresarios tan conocidos como la familia March, los Del Pino, Alicia Koplowitz, Sandra Ortega, Alberto Palatchi o Jorge Gallardo, aunque en los últimos años se han ido desprendido de algunos de sus instrumentos personales. No obstante, algunas como Terranova, de Banc March y considerada la sicav más grande de la industria con cerca de 1.000 millones, sí cumpliría los requisitos de la nueva legislación.
Por contra, hay algunas sicavs cotizadas envueltas en un proceso de reconversión porque no reúnen estas condiciones. Así pasa, por ejemplo, con Landstone Capital, creada años atrás por el exfutbolista Álvaro Negredo. El actual jugador del Cádiz que formó parte, entre otros clubes, del Real Madrid y Sevilla e internacional por España, traspasó a principios de 2019 el control de su vehículo de inversión a Marc Parellada Ferré. El consejo de administración de la sociedad ha convocado una junta extraordinaria para el 1 de febrero de 2022 con el objetivo de abordar varios puntos, entre ellos dar luz verde al proyecto de transformación en sociedad anónima, revocar a Novo Banco como entidad gestora y solicitar su exclusión del BME Growth.
En una tesitura idéntica se encuentra Astmer Invest sicav, controlada por la firma de inversión Mercury Capital, que tras aprobar en septiembre el balance auditado de su transformación a S.A. acordó reducir capital por valor de 19 millones de euros y su objeto social en la víspera de Nochebuena. En cambio, Pulso Actual de Inversiones, gestionada por la francesa Amundi, ha preferido sellar una fusión por absorción con la sociedad luxemburguesa Sula Uctis, aprovechando la vía que admite la legislación para traspasar fondos a jurisdicciones como la de Luxemburgo.
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