La partida de ajedrez de la IA: cómo los gigantes tech se ‘reparten’ las nuevas startups

OpenAI, Anthropic o Mistral tienen como socios relevantes a Amazon, Google o Nvidia en acuerdos que están siendo vigilados por reguladores. Microsoft y Apple evitan entrar en el consejo del dueño de ChatGPT por temor.
Sam Altman
Sam Altman, consejero delegado y cofundador de OpenAI
AP/LAPRESSE
Sam Altman

Una partida de ajedrez para controlar la inteligencia artificial, que es y será una tecnología clave para el futuro de la humanidad. Y los gigantes 'tech' están jugando con una estrategia muy diferente a la vivida históricamente. Ni están desarrollando dentro de sus fortificaciones buena parte de las innovaciones, que están siendo desarrolladas por startups con menos ataduras. Ni están adquiriendo compañías, después de que los vigilantes de la competencia hayan puesto la lupa para todas estas transacciones ante el inmenso poder que atesoran. La conclusión: están presentes con inversiones de miles de millones -y posiciones relevantes en los consejos de administración- de las principales compañías de este sector, como OpenAI, Anthropic o Mistral. Un reparto 'de facto' que no ha pasado desapercibido en absoluto para los reguladores.

Esta semana sucedía un hecho muy revelador en esta partida de ajedrez global. Dos de esos titanes del sector, Microsoft y Apple, decidían dar marcha atrás y no participar en el consejo de la matriz sin ánimo de lucro -de ella cuelga una filial ‘pro-beneficios’ para distribuir todas su soluciones- de OpenAI, dueña de ChatGPT y valorada en más de 80.000 millones de dólares (73.500 millones de euros al cambio actual). La creadora de Windows llevaba menos de un año con un puesto de ‘observador’ (sin voto) y el fabricante del iPhone estaba planeando aterrizar en las próximas semanas con un sillón similar. El temor a que los reguladores de la competencia en diferentes mercados lo vieran como ha sido uno de los factores determinantes, junto con la preocupación por las implicaciones jurídicas de los diferentes avances de esta tecnología.

Ahora, la empresa liderada por Sam Altman, probablemente el ejecutivo con más focos en Silicon Valley y en el ecosistema tecnológico mundial, deberá hacer encaje de piezas con este cambio. Esta semana insistía en que organizará “reuniones periódicas con las partes interesadas para compartir el progreso de nuestra misión”. Microsoft anunció una inversión de 10.000 millones de dólares hace un año, lo que le convertía en un socio muy relevante -incluyó ChatGPT en todos los asistentes de su plataforma de herramientas como Office-. Apple alcanzó un alianza en junio para introducir la tecnología de la startup en las tripas de todos sus dispositivos -era su forma de pago, según desveló Bloomberg-. No controlan la compañía formalmente, pero su poder ‘de facto’ empieza a ser muy relevante.

Hay otro caso que implica a Microsoft y que también es paradigmático de esta partida de ajedrez que se está librando entre bambalinas. Sucedió en marzo. La compañía dirigida por Satya Nadella dio un golpe en la mesa y contrató a Mustafa Suleyman -cofundador de Deepmind, que Google compró en 2014 y también especializada en IA- y Karén Simonyan, cofundadores de la destacada startup de inteligencia artificial Inflection AI, y a varios de sus compañeros en uno de los acuerdos más raros de los que se han dado en el sector. El gigante ya había liderado una ronda de financiación de 1.200 millones de euros un año antes. ¿Cómo lo abordó? Pagó 650 millones de dólares (unos 600 millones de euros) en lo que ellos reflejaron como un “acuerdo de licencia” de la tecnología. La Comisión de Comercio de EEUU, principal organismo de la competencia del país, inició el pasado mes una investigación ante las sospechas de que se enmascaró una compra de los principales activos: los expertos en IA.

La omnipresencia de Nvidia

Otro de los grandes nombres es el de Nvidia. Es uno de los principales ganadores de esta ‘ola’ de IA, pues sus chips son muy importantes para desarrollar la computación de los datos para todas esas soluciones de inteligencia artificial. Pero su omnipresencia en los principales acuerdos de inversión es muy relevante. Ha desplegado cientos de millones de euros durante los últimos dos años para participar, e incluso liderar, numerosas rondas de financiación en compañías tan relevantes como Cohere AI, rival directo de OpenAI, la francesa Mistral AI -único gran nombre de compañías desarolladoras de modelos masivos de lenguaje que son la base de la IA- o la plataforma de búsqueda que quiere competir con Google Perplexity AI.

Todos esos nombres relevantes del ecosistema de startups de IA tienen cúpulas repletas de estos gigantes. Anthropic, otro rival de OpenAI, ha levantado hasta la fecha más de 7.000 millones de euros -de los que la inmensa mayoría fueron recaudados el año pasado- y tiene como socios estratégicos a SAP, Salesforce, Google o Amazon. Este último acaba de protagonizar una ronda de más de 900 millones de euros en Scale AI -optimiza el etiquetado de información con IA- junto con Meta. Los repartos accionariales se desconocen y se mantienen en secreto. Pero los reguladores de los principales mercados han hecho saltar las alarmas.

La lupa de los reguladores

El regulador británico prepara una investigación formal sobre la alianza Microsoft-OpenAI aunque descarta hacerlo con la llegada del dueño de Windows en Mistral -donde también invirtió 9 millones de euros a principios de este año-. La Comisión Europea sí que vigila de cerca desde febrero esta última alianza y otras más. En Estados Unidos también están haciendo lo propio, ante la clara sospecha de que estas no son inversiones al uso sino más bien una forma de enmascarar una toma de control por fases de todas estas compañías.

Hay mucho en juego. El control sobre una tecnología que será clave es codiciado por muchos de estos gigantes. Y es por eso que de los más de 25.000 millones de euros que se han desembolsado en compañías vinculadas de manera directa o indirecta con la IA en EEUU sólo durante el segundo trimestre de este año, una parte muy relevante ha sido aportado por estos gigantes tecnológicos, que se resisten a perder pie en el reparto de poder.

Jesús Martínez

Periodista económico nacido en tierras andaluzas (Jaén, 1983). Me incorporé al equipo de La Información a principios del año 2018 para cubrir el sector de las telecomunicaciones, las startups y las grandes empresas tecnológicas. Anteriormente, me ocupé de la misma área informativa en el diario 'El Español' desde su fundación. Durante los años previos colaboré en diversos medios como 'El Confidencial', 'Expansión' y las revistas 'Forbes' o 'Emprendedores'.

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