Frenazo al plan de la presidenta

El reglamento de la CNMC impide que Bacigalupo cambie de puesto hasta 2023

La normativa internas del organismo que preside Cani Fernández, firmado durante el mandato de su predecesor, José María Marín Quemada, limita la rotación de sus consejeros a los años pares.

La presidenta de la CNMC, Cani Fernández
La presidenta de la CNMC, Cani Fernández
EFE
La presidenta de la CNMC, Cani Fernández

Cani Fernández tendrá que esperar, al menos, hasta 2023, para sellar la salida de Mariano Bacigalupo de la Sala de Supervisión Regulatoria. El reglamento interno del supervisor acota la capacidad de la presidenta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para acometer una transición en la que la 'número uno' del regulador ha puesto especial empeño y ante la cual Bacigalupo se ha mostrado reticente durante los últimos dos años. 

Esta normativa interna, que data del mandato del predecesor de Fernández, José María Marín Quemada, indica que cada dos ejercicios, en los años pares, deberán rotar dos consejeros, uno por sala, y que estas transiciones no se harán efectivas hasta enero del año siguiente. Esto significa que la presidenta del supervisor no podrá llevar al Consejo la rotación hasta finales de 2022. En cualquier caso, de abordarse un cambio en el sistema de trasvases internos, el nuevo mecanismo deberá aprobarlo el Pleno del Consejo, compuesto por diez miembros. Adicionalmente, el nuevo sistema tendría que ser publicado en el BOE antes de proceder a su aplicación.

El calendario de la CNMC marca el mes de diciembre como fecha para efectuar los cambios en las distintas salas, a fin de alterar lo menos posible la actividad del organismo. De este modo, el regulador aprovecha las vacaciones de navideñas para que los consejeros afectados por la rotación pasen el relevo a su sustituto, que puede asumir sus nuevas funciones a la vuelta del parón de Navidad. Pero este año no es par, lo que, con el reglamento interno en la mano, obliga a dilatar la rotación un año más. 

El interés de Fernández en trasladar a Bacigalupo a la Sala de Competencia responde en buena medida a la conveniencia de apagar el foco mediático en que se ha convertido el experto en la regulación del sector energético nacional, dada su situación personal como marido de la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. Esta circunstancia ha convertido a la CNMC en un arma arrojadiza contra el Gobierno de coalición y mantiene abierto el debate sobre las prácticas internas del supervisor. 

La 'número uno' de la CNMC nunca ha cuestionado el desempeño del consejero de la Sala de Regulación que cuenta con una trayectoria "impecable", en palabras de la propia Fernández, dentro del organismo. Pero la presidenta del supervisor sí se ha mostrado partidaria de evitar la adscripción permanente de los consejeros a las distintas áreas y su propósito de fijar un nuevo sistema de rotaciones lo antes posible. En este proyecto, la presidenta de la CNMC ha chocado con un foco de oposición que es ajeno al organismo, según fuentes conocedoras consultadas por La Información.

De cara a una eventual rotación todas las quinielas apuntan a que Bacigalupo pasará a Competencia, mientras que María Ortiz y Pilar Canedo se trasladarán a Regulación 

Se trata del Partido Nacionalista Vasco (PNV). La formación que dirige Aitor Esteban se ha mostrado contraria a perpetuar la rotación sistemática entre las salas de la CNMC, mecanismo que también ponen en tela de juicio otros expertos del ámbito jurídico consultados por este medio. Las voces que se oponen al flujo indiscriminado de consejeros defienden la conveniencia de que aquellos miembros del Consejo especializados en una materia desarrollen sus funciones en el supervisor dentro el área sobre la que se asienta su expertise.

En cualquier caso, de mantenerse el modelo actual de rotación, Bacigalupo tiene todas las papeletas para entrar en la primera tanda de trasvases. La norma interna indica que los primeros consejeros en rotar cada dos años serán aquellos que no hayan cambiado de sala en el periodo anterior y cuyo mandato (seis ejercicios) esté más próximo a finalizar. Además de al marido de Ribera, las quinielas apuntan a María Ortiz Pilar Canedo, que pasarían de Competencia a la Sala de Regulación, pues ambas llevan en el mismo área desde su llegada al regulador, la primera en 2017 y la segunda en 2013. Por simple lógica matemática, este movimiento obligaría a mudar a un segundo consejero del área de supervisión regulatoria para suplir la segunda vacante en Competencia. Y aquí el resultado de las apuestas no está tan claro.

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