Los próximos días son claves

El Santander vigila 13.000 millones de créditos ICO con vencimiento inminente

jose antonio alvarez y ana botin
Santander vigila 13.000 millones de créditos ICO con vencimiento inminente
Agencia EFE
jose antonio alvarez y ana botin

Banco Santander afronta un final del mes de abril clave. La entidad vigila con la máxima atención posible el compromiso de sus clientes empresariales que solicitaron carencias sobre los préstamos avalados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) y que en los próximos días deben empezar a hacer frente al pago del principal. Afronta la expiración de una avalancha de extensiones sobre un importe financiado de 13.145 millones de euros que le permitirá dar cuenta de la verdadera situación del tejido productivo español una vez el peor momento de la pandemia del coronavirus ha sido superado. 

El grupo capitaneado por Ana Botín se alza como uno de los más dinámicos en la concesión de créditos ICO, arañando una importante cuota de mercado en la distribución de estas ayudas entre el sector financiero español. Según los datos consultados, Banco Santander ha firmado operaciones por un total de 26.966 millones de euros en nuestro país. Solamente el 25% de esta cuantía empezó a amortizarse con 'normalidad' tras su solicitud, si bien el 75% restante prefirió ganar tiempo y pagar únicamente los intereses asociados acogiéndose a las exenciones sobre los plazos. 

La mayoría agota el 'escudo' esta semana a pesar de que hay carencias que no vencen hasta septiembre. Los equipos de Santander podrán tener en mayo una foto más ajustada de la situación

Este 75% que de momento no ha empezado a pagar el principal aglutina unos 20.224 millones de euros y experimentará el vencimiento de las carencias adoptadas por el Gobierno entre este mes de abril y septiembre. A pesar de que existe un espacio temporal de cinco meses en el que se irá alumbrando el posible impacto, la mayoría agota el 'escudo' esta semana. Alrededor del 65% (13.145 millones de euros) se topará con el fin de las carencias en los próximos días, por lo que los equipos del Santander estarán entonces en disposición de realizar un análisis concienzudo del estado de las empresas a mediados de mayo, según confirmó el consejero delegado de la entidad, José Antonio Álvarez, tras presentar los resultados correspondientes al primer trimestre de 2022. 

Se trata de un momento decisivo para el Santander pero también para el resto de entidades que se encuentran en una situación similar. La banca en general no es particularmente pesimista con respecto a la capacidad de pago de sus acreditados, pero el interrogante existe. La recuperación postcovid da un auxilio a la mayor parte de las empresas que se han visto con importantes tensiones durante los dos últimos años, pero un nuevo viento en contra ha entrado en juego: las consecuencias de la invasión rusa sobre Ucrania. El crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB), aunque se espera menor, seguirá siendo importante. 

Si hace unos meses se preveía una peor situación para las empresas vinculadas, por ejemplo, al turismo, ahora los pronósticos han cambiado. Las dificultades de costes por culpa de la inflación desbocada están empezando a transferir la incertidumbre hacia las empresas, autónomos y pymes con mayor dependencia a la energía o a la alimentación. El foco se centra en los sectores productivos en los que la recuperación postpandemia estaba siendo más lenta o tardía, así como en aquellos que se encuentran especialmente expuestos a los efectos económicos derivados de la nueva economía de guerra.

La escalada de los precios energéticos ha cobrado una importancia capital, pues podría afectar a las empresas más sensibles por su actividad a este fuerte incremento, viéndose incapaces de trasladar el alza de los precios a los clientes finales. Si no lo logran, corren el riesgo de no poder soportar los mayores gastos y acabar incurriendo en impago y, por ende, en un aumento de la morosidad para el grupo. Banco Santander cerró el primer trimestre de 2022 con una ratio de activos tóxicos del 3,26%, lo que representa un incremento de 6 puntos básicos en términos interanuales resultado en su mayoría de la implementación de la New Definition of Default (NDD).

Los bancos deben en este momento mantener una elevada prudencia, con un reconocimiento adecuado y temprano de los riesgos asociados. Se produce así un pulso a la calidad del crédito y a la capacidad de pago de la clientela que durante meses ha estado realizando su actividad dentro de una 'burbuja' financiera. Es previsiblemente que una parte tenga problemas y caiga a morosidad, aunque las entidades están convencidas de que el esfuerzo realizado hasta ahora en términos de provisiones extraordinarios es más que suficiente como para no hacer un drama de un escenario en el que la dudosidad se disparase hasta el 7%.

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