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La tecnología abre opciones a España para impulsar la industria de defensa europea

Los analistas del sector y las empresas implicadas  afirman que España necesita potenciar su base industrial y desarrollar nichos especializados y productos competitivos para no perder el tren del sector en el seno de la UE.

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Los nuevos desafíos y retos tecnológicos están abriendo oportunidades de desarrollo para el sector de la defensa, como han puesto de manifiesto los últimos conflictos internacionales. Pero éstas sólo se podrán aprovechar si España cuenta con una mínima base industrial en este ámbito, nichos especializados y productos nacionales competitivos. Esta fue una de las conclusiones de los participantes en la mesa redonda que analizó si la industria de defensa es estratégica para España, organizada por La Información y que contó con la presencia de Pedro Fuster, director de Estrategia de Defensa de Indra; José Manuel Mondéjar, director Comercial y Desarrollo de Negocio de Navantia; Antonio Fonfría, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense y experto en Política de Seguridad y Defensa; Guillem Colom Piella, profesor titular de Ciencia Política en la Universidad Juan Pablo Olavide; y David Ramírez, analista principal del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE).

Los expertos coincidieron en que la industria de la defensa tiene un valor estratégico para España, aunque las visiones tuvieran sus matices, sobre todo entre la parte empresarial y la académica. Pedro Fuster, de Indra, centró el tema al indicar que la política de defensa es el “mecanismo fundamental de protección de la sociedad en su conjunto, de su orden constitucional, derechos y libertades, y de la preservación del orden y la paz”. Y añadió que, para cumplir con estas finalidades, necesita “una adecuación de medios humanos, materiales y financieros; una planificación estratégica de la demanda y la oferta; mecanismos de relación entre las fuerzas armadas, el ministerio de Defensa y su base industrial asociada; una estructura de programas especiales de armamento adecuada; y una financiación mínimamente estable”.

Pedro Fuster

Por su parte, José Manuel Mondéjar, de Navantia, destacó el papel de las fuerzas armadas en la seguridad del Estado y la responsabilidad de la industria de la defensa a la hora de dotarlas de “las mejores capacidades posibles para que puedan cumplir con sus funciones”. En este objetivo, es fundamental “contar con una planificación a largo plazo, disponer de presupuestos estables y conocer cuáles van a ser las demandas futuras”.

José Manuel Mondéjar

Estrategia y presupuesto

En un tono más crítico y reflexivo, el profesor Antonio Fonfría, de la Universidad Complutense, admitió que en la actual situación internacional es más necesario que nunca contar con una política clara de defensa, tanto desde el punto de vista militar como industrial, pero advirtió que “sin una estrategia a medio y largo plazo, que plantee cual va a ser el futuro y la posición que adopte España, tendríamos problemas para enfrentarnos a los riesgos y amenazas”. Además, esta estrategia debe ir acompañada de un presupuesto cuantitativo y cualitativo adecuado, que permita alcanzar los escenarios previstos a medio y largo plazo”.

Antonio Fonfría

Guillem Colom Piella, de la Universidad Juan Pablo Olavide, incidió en la gran complejidad de la situación internacional, con “crecientes riesgos y competiciones estratégicas de distintas potencias”. Y añadió que, en este contexto, es fundamental “preparar los instrumentos militares y las fuerzas armadas para las amenazas que puedan surgir en los próximos años”. Por otra parte, recordó que, en el caso de España, la financiación proviene fundamentalmente de los Presupuestos Generales del Estado, los programas especiales de modernización y los de armamento, que “condicionan la política de defensa de nuestro país”. Mientras que David Ramírez, del Instituto Español de Estudios Estratégicos, apuntó también que la complejidad de la situación geopolítica mundial requiere “una industria de defensa europea y española potente para hacer frente a los retos actuales y conseguir la necesaria capacidad de disuasión”.

Guillem Colom

Recuperar la inversión

Pedro Fuster recordó que España emprendió hace tiempo un camino de desarrollo de las capacidades nacionales con los primeros grandes programas de armamento relacionados con el Eurofighter, las fragatas F100 y el vehículo Leopardo. “Desde entonces, cada vez que sale otro programa especial se van aumentando estas capacidades, pero también es verdad que ha habido algunos periodos recientes en los que los flujos de inversión han sido menores y no se ha producido la continuidad necesaria”. Según Guillem Colom, la crisis económica de 2008 afectó notablemente a la industria española y a la estructura de gasto del Ministerio de Defensa y produjo un gap de más de diez años. Y ahora, con la guerra de Ucrania, “casi todos los países europeos se han puesto a comprar material estadounidense y, en el caso de Polonia, también surcoreano”.

David Ramírez

En este contexto, ambos expertos coincidieron en que es necesario recuperar la inversión para que el desarrollo y el aprendizaje continuo no se vea interrumpido, sobre todo en un momento como el actual en el que conflictos como el de Ucrania están produciendo un gran impacto en el sector de armamento.

Mientras tanto, la industria de defensa ha intentado solventar la situación con procesos de exportación, como señaló Fuster. “Navantia es un buen ejemplo porque tiene una base sólida desarrollada con los programas de la Armada; e Indra cuenta también con un gran potencial de exportación de sistemas críticos embarcados en todo tipo de plataformas”. Pero para potenciar aún más estas exportaciones, se necesita desarrollar nuevos productos nacionales que requieren más inversiones, apuntó José Manuel Mondéjar. Además, en opinión de Antonio Fonfría, hay que saber “en qué queremos gastar y dónde queremos posicionarnos, y eso solo lo sabremos cuando tengamos claro cuál es la estrategia del Estado como tal, no solo del Ministerio de Defensa”. Así, la pregunta clave es: “cómo queremos que sea la industria española de defensa dentro de 10 o 15 años”. En opinión de David Ramírez, “hay que perseguir la autonomía estratégica y esto significa decidir qué se exporta y a quién”.

Dependencia europea

En el ámbito de la defensa, nuestro país no puede caminar solo. Para el directivo de Indra, “Europa es el vector de transformación de la economía de la defensa en España y la referencia principal tiene que ser no solo la Unión Europea sino también los aliados de ésta”. En este sentido, se refirió a los diversos programas de cooperación internacional que se desarrollan, sobre todo en el ámbito aeronáutico, y añadió que España participa en casi todos ellos. Y puso especial énfasis en las posibilidades de desarrollo relacionadas con la guerra electrónica, sensores avanzados, el mando y control, sistemas y contenidos de plataformas, y la ciberseguridad.

El profesor de la Universidad Complutense reconoció que es fundamental participar en el Fondo Europeo de Defensa, que tiene por objeto fomentar la competitividad y la capacidad de innovación de la defensa europea. Pero advirtió que “este fondo está pensado en buena parte para temas tecnológicos y no existe un puente adecuado entre este ámbito y el comercial”. Mientras que para el especialista de la Universidad Juan Pablo Olavide, existe “un gap brutal entre las necesidades militares y lo que ofrecen las industrias de defensa”. Además, “la mayoría de los grandes proyectos acaban en nada”. Y, por otra parte, algunos países de la Unión Europea piensan que su seguridad está más vinculada a los Estados Unidos.

Según los expertos, España necesita fortalecer su industria de defensa para participar con una mayor presencia en los actuales proyectos europeos. Pero la UE también debe apostar por una estrategia clara y homogénea, con cambios estructurales que faciliten el desarrollo conjunto y eviten la fragmentación. En este nuevo contexto, nuestro país podría ser puntero en algunos nichos tecnológicos, por ejemplo, ciberseguridad y ciberdefensa, “donde no está mal posicionada”, según Fuster. Asimismo, Fonfría señaló que España está preparada para aportar, fundamentalmente, tecnologías de nicho; y añadió que “lo que realmente necesitamos en nuestro país es un ‘spanish’ DARPA (agencia del Departamento de Defensa de Estados Unidos responsable del desarrollo de nuevas tecnologías para uso militar) que, con la colaboración del sector público, empresas y universidades, desarrolle aquellas tecnologías que previamente hayan sido definidas como críticas”.

El futuro del sector

Los expertos del foro cerraron el encuentro con un análisis sobre cómo les gustaría que fuera la industria de defensa española en 2030. David Ramírez apostó por un sector que “tuviera muy presentes las guerras del futuro porque el próximo conflicto no sabemos cómo va a ser”; pero advirtió de que “si no se produce un punto de inflexión suficientemente relevante, tendremos una situación con cambios muy pequeños”. Guillem Colom mostró su preferencia por “una industria menos atomizada, más consolidada y estructura, con ciclos de innovación más rápidos, pensando en el futuro, y siendo punteros en algunos elementos”. Y Antonio Fonfría mostró su deseo de que el sector “tuviera capacidad de generar más tecnologías, porque hay que dar un salto cualitativo importante, que fuese líder en algunas tecnologías de nicho importantes, que la estructura de la industria hubiese cambiado, que contase con lazos de relación más formales, con más flexibilidad, con la capacidad de responder a demandas en el corto plazo, y que no tuviese miedo al fracaso”.

José Manuel Mondéjar se mostró optimista. “Nosotros hemos tenido un periodo muy complicado del 2008 al 2018 y, aun así, hemos pasado de exportar el 30 o 40% a más del 50% en la industria de defensa, y exportas cuando tienes producto. Además, España es un país exitoso dentro de nuestro tamaño, con 46 millones de habitantes y un presupuesto de defensa de 12.000 millones de euros. “Me gustaría que en 2030 el porcentaje de exportación del país llegara al 90%”.

Por su parte, Pedro Fuster afirmó que “si mantenemos la línea general ascendente de los últimos 30 años veo un sector mucho más consolidado, tanto en las capacidades industriales como tecnológicas, y un liderazgo de determinadas empresas”. Y explicó que “Indra ha planteado en su plan estratégico hasta 2030 un proceso de consolidación alrededor de una serie de soluciones paquetizadas de sistemas de defensa, basado en un entorno colaborativo con el conjunto del sector nacional, que nos permita ir hacia terceras geografías juntos, ganando potencia y capacidad y haciendo una oferta más completa e integral de la que podamos tener de forma fraccionada”. 

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