¿De perdidos, al río?

El BdE vigila de cerca el polvorín turco por el riesgo de BBVA en la opa a Garanti

Garanti BBVA
La opa de BBVA al Garanti fuerza al BdE a estrechar la vigilancia sobre Turquía
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El empeño de BBVA por Turquía desconcierta a gran parte del mercado. El propio Banco de España ha intensificado su lupa sobre el país otomano debido a la ya elevada exposición del grupo español a través de Garanti. La entidad se vio abocada ayer a mejorar las condiciones de su oferta pública de adquisición de acciones (OPA) para no frustrar la operación con la que pretende tomar el control de su filial y ha dado resultados, pues en el mismo día conseguía el 52,41% del capital, un 2,5% más que antes de la subida de precio. Algunos de los accionistas más relevantes consultados por La Información han preferido mantener bajo confidencialidad estratégica si la nueva propuesta cumple con sus expectativas. 

La autoridad que gobierna Pablo Hernández de Cos es consciente de que Turquía tiene una importancia material para el sistema bancario español por sus implicaciones sobre la estabilidad financiera y por ello ha realizado un nuevo análisis pormenorizado de su situación. Y es que los vínculos van más allá. Las dos economías mantienen importantes flujos comerciales y financieros bilaterales. La preocupación deriva en que el mercado turco funciona bajo un régimen complejo y retorcido al mando de Recep Tayyip Erdoğan, así como en un contexto de fuerte depreciación del tipo de cambio y una tasa de inflación muy alta, que roza la hiperinflación al situarse en el 61,1% interanual en marzo, la tasa más alta registrada en las últimas dos décadas.

A este escenario descontrolado se le ha sumado ahora la invasión rusa sobre Ucrania. Turquía comparte frontera marítima con ambos países y, aunque por un lado puede servir como nexo a nivel de negociación política, también preocupa porque a pesar de ser un país perteneciente a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se ha negado por el momento a imponer sanción alguna al Kremlin. Su rechazo a aplicar alguna penalización despoja de todo control al sistema bancario, más allá de la robustez de las propias áreas de blanqueo de capitales y de riesgos de las entidades financieras. El contraataque financiero de Europa, Estados Unidos y Reino Unido ha provocado la huida del dinero ruso a los bancos turcos. Algunos oligarcas de las listas negras ya se han dejado ver con sus yates en los puertos del país. 

Turquía se ha negado a aplicar sanciones al Kremlin despojando de control sobre la guerra al sistema bancario del país, más allá de la robustez de los equipos de riesgo de las propias entidades

Los datos constatan sus relaciones. Por el lado de las importaciones de bienes, Rusia es el segundo país por origen, con un 10,7% del total de las importaciones de Turquía en 2021, y Ucrania, en menor medida, ocupa el duodécimo puesto, con un 1,7%. Pero sobre todo destaca el elevado peso de las importaciones energéticas, en torno al 40% del gas natural y el 35% del petróleo importados procede de Rusia. Los dos territorios protagonistas del conflicto suponen el 80% de las importaciones turcas de trigo. En el caso de las exportaciones de bienes, Rusia es el décimo país de destino, con el 2,6% del total, y Ucrania el vigésimo, con el 1,3%. Asimismo, ambos países son muy importantes en los ingresos por turismo, pues el 27% de los turistas provinieron de Rusia y Ucrania en 2021.

A pesar de la confluencia de todas estas circunstancias, el Banco Central de la República de Turquía (BCRT) ha empezado a rebajar los tipos de interés, al contrario que el resto de sus homólogos de supervisión monetaria. Según argumentan, el objetivo de este nuevo marco es facilitar el ajuste de la cuenta corriente a través de un tipo de cambio más débil. Esta mejora, a su vez, serviría para reducir las presiones depreciatorias sobre la moneda y, por tanto, sobre la inflación. Estas decisiones ya empiezan a pesar sobre la banca otomana, donde Garanti se alza como el segundo mayor banco privado y el quinto del país si se incluyen también los públicos. Su importancia sistémica no es baladí si se tiene en cuenta que los activos de esta filial contabilizan el 8,5% del total del grupo BBVA y su contribución al beneficio neto asciende al 13,1%, con unos 740 millones de euros. Sólo es superado por México y España. 

Aunque en términos generales el sector bancario en Turquía se ha mantenido relativamente saneado hasta principios de 2022, se observa una evolución mixta de sus indicadores. La morosidad está contenida, aunque a escala más desagregada se observan mayores tasas de préstamos con potenciales problemas en las empresas que en los hogares, en las pymes que en las grandes empresas y, dentro de los hogares, en consumo. El acceso a la financiación internacional es bueno y la rentabilidad ha mejorado ligeramente. Sin embargo, la ratio de solvencia está en duda. Se sitúa por encima de límite regulatorio, si bien la banca aún cuenta con un apoyo temporal sobre los activos ponderados por riesgo (APRs) que ofrece un escudo ante la caída de la lira. Se está incluso considerando inyectar capital a la banca pública para que pueda seguir concediendo préstamos. 

Entretanto, BBVA ha anunciado la mejora del precio de su oferta de compra desde 12,2 a 15 liras por acción, un 23% más que su anterior propuesta de noviembre. La oferta se cerraba el próximo viernes, pero ahora se extenderá otras dos semanas (hasta el 18 de mayo) tras su modificación. Según la normativa de OPAs turcas, esta es la oportunidad última y definitiva. El banco español ya puede declararla exitosa al conseguir el 52,41% en menos de 24 horas, lo que le permite tomar el control -con el que no cambia su perfil de riesgo- y continuar con sus compras a través del mercado sin tener que formular una nueva OPA. A cierre de este lunes, los títulos de Garanti volvían a acercarse al precio de la oferta y ya se situaban en 14,97 liras. Desde su aterrizaje en 2010, BBVA ha invertido un total de 6.914 millones de euros en Garanti. 

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