La explosión en el fuselaje de un 737 Max 9 ha envuelto a Boeing en una espiral de repercusiones legales y financieras que sigue arrastrando seis meses después del accidente. Apenas unas horas después de conocer que la Justicia estadounidense planea acusar al fabricante de aviones de fraude criminal tras determinar que violó un acuerdo de enjuiciamiento relacionado con dos accidentes previos en 2018 y 2019, la compañía anunció un plan para recomprar Spirit AeroSystems, un proveedor que escindió hace dos décadas, en una operación valorada en unos 8.300 millones de dólares (7.715 millones de euros).
De acuerdo con Bloomberg, los últimos acontecimientos revelan la magnitud de los problemas de Boeing. El gigante aeroespacial tiene ahora unos días para tomar una difícil decisión legal: declararse culpable o ir a juicio. Mientras tanto, el acuerdo con Spirit sumará más deuda a Boeing y le implicará la ardua tarea de mejorar las operaciones de un contratista que ha sufrido de mala calidad durante años, en un momento en que las propias instalaciones de Boeing no están exentas de problemas.
Ninguna de las opciones legales de Boeing es particularmente atractiva. Declararse culpable y aceptar una multa podría excluir a la compañía de importantes contratos gubernamentales y podría llevar a una mayor compensación a las familias de las víctimas en los dos accidentes. Pero ir a juicio crea una incertidumbre legal para el ejecutivo que dé relevo al frente de la compañía a Dave Calhoun, que dejará el cargo a final de año.
"De cualquier manera, este es un terrible desenlace para Boeing", vaticina Nick Cunningham, analista de Agency Partners en Londres, en unas declaraciones recogidas por Blomberg. Con Spirit, "Boeing gana muy poco con esta transacción y no la habría elegido, dado que ya escindió Spirit hace unos 20 años", subraya. Para más inri, a medida que el fabricante completa la transacción, su gran rival en el mercado, Airbus ha informado de que recibirá 520 millones de euros de compensación por parte de Spirit.
La explosión en pleno vuelo del avión de Alaska Airlines el pasado enero ha desencadenado bruscas turbulencias en bolsa, con una caída del 25% en el precio de sus acciones en el último semestre. Asimismo, en respuesta al incidente, la Administración Federal de Aviación limitó la producción del 737 Max y exigió a Boeing que presentara un amplio plan para abordar los problemas de calidad en sus fábricas.
El CEO de Spirit, posible relevo al frente de Boeing
Desde otro prisma, una vez completada la compra de Spirit, el grupo reunirá activos que durante décadas estuvieron bajo un mismo techo, reuniendo a miles de trabajadores y décadas de experiencia compartida. También trae de vuelta a un antiguo líder a la compañía mientras los directores buscan un nuevo CEO: el máximo ejecutivo de Spirit, Pat Shanahan, fue un directivo de Boeing durante mucho tiempo especializado en operaciones de fábrica, conocido por ayudar a reestructurar el programa 787 Dreamliner después de un comienzo problemático.
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