Dia protagonizó el 13 de agosto el mayor debut por número de acciones (51.400 millones de títulos) en el mercado español, superando a los que realizó Bankia durante su nacionalización de 2012 o el de Abengoa en 2017. La cadena de supermercados incrementó su capitalización bursátil en 1.028 millones de euros tras un canje de deuda con su principal accionista y una inyección dineraria de unos 259 millones de euros. En poco más de un mes desde entonces, la compañía ha perdido más de un tercio de su valor en bolsa y, de este modo, casi la mitad del importe de la inyección de recursos.
El día previo a la entrada en mercado de esa avalancha de títulos, Dia llegó a superar los 1.200 millones de euros de capitalización bursátil, aunque ahora apenas supera los 600 millones, cifra que le devuelve a los niveles previos a la operación. La cotización de la minorista de alimentación está enlazando su octava semana consecutiva de números rojos y va camino de completar siete meses seguidos a la baja. No es una situación nueva para el accionista de Dia después de cuatro años de caída libre en bolsa.
Las acciones de Dia cerraron este miércoles con un desplome del 11,4%, hasta 0,014 euros por acción, nuevo mínimo histórico que se sitúa un 30% por debajo del precio de la ampliación de capital (0,02 euros). Desde enero, el grupo ya es el peor valor del mercado español con un descenso acumulado del 73% tras adelantar esta semana a compañías como Codere (juego), Berkeley (minería) y Soltec (renovables), que bajan entre el 40% y 50%.
El ánimo de los inversores recibió la puntilla la semana pasada con la presentación de unos resultados semestrales peores de lo previsto. De enero a junio, Dia redujo un 44,2% interanual sus pérdidas hasta 104,8 millones de euros, pero continuó perdiendo dinero -situación que le ha llevado a la crisis en la que se encuentra actualmente- a pesar de las promesas del nuevo equipo directivo para enderezar el rumbo del negocio.
Su facturación también cayó en el primer semestre un 9,1%, hasta 3.193,7 millones de euros, por la reducción del número de tiendas (6,4%) y a la devaluación del real brasileño y el peso argentino, dos divisas que llevan tiempo minando su cuenta de resultados. Es la misma canción que está sonando alrededor de la empresa desde mediados de 2017.
Lo único positivo fue la imponente reducción de su deuda financiera neta proforma (-73%) desde 1.276 a 342 millones de euros tras la entrada de nuevos recursos por la ampliación de capital. “Esta operación global supone el mayor hito financiero acometido por la Sociedad en los dos últimos años, establece una estructura de capital sólida a largo plazo y dota a la compañía de liquidez adicional para continuar con su profundo proceso de transformación”, aseguró la compañía que preside Stephan Ducharme.
Letterone, el holding que controla el 77,7% de Dia, volvió a esgrimir en la presentación ante analistas posterior a los resultados que el foco de la compañía está en dar la vuelta al negocio, algo que todavía no ha conseguido y así lo ha reflejado el comportamiento en bolsa desde entonces.
“Una vez completada la refinanciación y recapitalización, vamos a acelerar el plan de negocio allá donde podamos. Lo más importante es aumentar las ventas porque es un negocio que necesita ventas para ser rentable. Aumentar la densidad de venta es clave, pero también mejoras en la logística y otras áreas”, dijeron Ducharme y Jesús Soto, director financiero de Dia.
El máximo responsable de la estrategia en supermercados de Letterone confirmó que por el momento, el fondo no tiene planes para la exclusión de bolsa o un cambio de imagen. “No hay nada sobre eso en nuestro plan. Dia es una marca bien conocida en el mercado español y responde a nuestros valores. Creo que hay mucho valor ligado a la marca", defendió el tándem ejecutivo de la compañía. “Después de la ampliación, para nosotros es importante seguir cotizando en el mercado y tener un ‘free float’ superior al 20% es una buena noticia”, añadió Soto con el respaldo de Ducharme.
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