Las dos empresas han cambiado los estatutos para reducir el número de asientos y han incluido a Roberto Cibeira Moreiras y María García-Legaz en lugar de los dos consejeros de la multinacional estadounidense.
La decisión de la familia, que controla un 7,6% del capital, despeja una de las grandes incógnitas de la emisión de bonos convertibles y garantiza el apoyo de dos tercios del capital antes de cerrar la operación.
El mercado empieza a descontar que el empresario transfiera una participación de la constructora, a fin de asegurar una oferta imbatible por la filial mexicana de Citi, valorada en alrededor de 5.000 millones
Después de que haya sido rechazada su primera oferta no vinculante con la que confirmaba su interés por adquirir esta entidad.
El magnate mexicano se ha topado con la negativa de los dos accionistas de control, pero cuenta con la esperanza de que los fondos vendan sus posiciones financieras y aprovechen la prima de la oferta.
El consejo de administración defiende que la oferta no recoge el valor intrínseco de las acciones, aunque están abiertos a cambiar de postura si se produce un "cambio de circunstancias".
El magnate mexicano se posiciona como uno de los firmes candidatos a hacerse con la tercera entidad mexicana frente a otros rivales como Banco Santander, Banorte o Banco Azteca.
El regulador ha autorizado la operación en una votación muy ajustada en la que ha habido un empate, con un voto de calidad del presidente. La operadora invertirá casi 900 millones de euros.
La cúpula del regulador mantiene una docena de encuentros con los primeros ejecutivos y representantes legales de las operadoras mientras persisten las presiones de los pequeños para mayores restricciones.
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