El Impuesto a las Transacciones Financieras, que grava las inversiones en bolsa en empresas españolas de más de 1.000 millones de euros de capitalización, sigue menguando hasta niveles marginales.
Los ingresos ascienden a 150 millones en el primer semestre, frente a los 850 millones estimados para todo el año.
Reimplanta la obligación de que Airbnb y otras plataformas de intermediación de alquileres turísticos le informen sobre las viviendas puestas en uso, la identidad de sus titulares y los ingresos obtenidos.
La adquisición de nuevos títulos de una compañía por la vía de los dividendos en acciones o 'scrip dividend' no estará sujeta al tipo del 0,2% del impuesto a las transacciones financieras por ser "no onerosas".
La Comisión se desmarca del turbulento proceso de negociación de un impuesto global en la OCDE y pisa el acelerador para tener lista una propuesta de impuesto europeo antes del mes de julio
La elaboración de los reglamentos y la necesidad de que las empresas se adapten a estos dos nuevos tributos obligan a retrasar las primeras liquidaciones al mes de abril, con efectos desde enero.
Este nuevo impuesto gravará la compra de acciones de empresas cuya capitalización supere los 1.000 millones de euros. Tras el cierre de la operación, la entidad resultante se situará en los 1.800 millones.
La adquisición de sus acciones por parte de los inversores no tendrá la penalización fiscal del 0,2% que se activará el próximo 16 de enero al caer su capitalización bursátil por debajo de los 1.000 millones.
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