Fernando Pastor Director de La Información
OPINIÓN

Cuando falte el gas, habrá que quemarlo todo

Sánchez y Ribera en el debate del estado de la nación
Sánchez y Ribera en el debate del estado de la nación
EFE
Sánchez y Ribera en el debate del estado de la nación

Quién iba a pensar en Europa hace apenas una año y medio que el superministro de Energía alemán, Robert Habeck, filósofo, escritor y líder del partido de Los Verdes, que era la imagen de la lucha contra el cambio climático y las emisiones contaminantes, iba a ser el que diera -esta misma semana- el pistoletazo de salida para volver a utilizar un 40% de la capacidad de generar energía con carbón en el país germano. Y lo mejor de todo no es eso, es que la población alemana, acuciada bajo el yugo del gas ruso, ha aplaudido la medida, porque supone un alivio importante para sus bolsillos hasta que las energías renovables y los suministros alternativos de gas permitan a Berlín desligarse del chorro que llega de Moscú a precio de oro. Y Alemania es el país europeo más avanzado en energías renovables, sobre todo por el auge del autoconsumo y los desarrollos de las pequeñas comunidades energéticas, que llevan años potenciando y que en España se encuentran ahora dando sus primeros pasos.

Mientras, en España seguimos confiando en el tope ibérico al precio del gas para obtener pingües rebajas de la factura eléctrica, lastradas por la compensación a las grandes compañías del sector (en récord de beneficios) que después de tres decretos fallidos para intentar confiscar la parte de esas ganancias que se consideran fuera de lugar y fruto de la coyuntura bélica que condiciona el mercado, van a tener que afrontar ahora otro asalto en forma de impuesto especial, también por decreto. Realmente, resulta complicado entender las tribulaciones que está haciendo Teresa Ribera en su guerra particular contra las eléctricas, cuando podía haber seguido el ejemplo de su colega ‘verde’ alemán y haber recurrido al carbón, en una pequeña proporción, como generador de energía, con un efecto reductor sobre la factura mucho mayor y sin tener que compensar a nadie. Cierto es que las emisiones contaminantes son mayores, pero también lo es que cuando se pusieron los plazos para llegar a cero emisiones en la cumbre climática de París, nadie contaba con una guerra en Europa y una crisis energética provocada por el uso del gas como una de las armas más mortíferas.

Están a punto de cumplirse cinco meses desde que se iniciara la invasión rusa en Ucrania, con un balance que solo habla bien de las heroicidades de los soldados de Zelenski a costa de un ejército ruso depauperado. Las sanciones económicas, paquete a paquete, las va toreando Putin con la inteligencia entrenada que tiene de su etapa al frente del KGB, y la salida de las empresas occidentales de su suelo o el cierre de algunos de los bancos (no todos) han sido menos efectivas de lo que se esperaba. Al contrario, ahora hay quien achaca a las presiones del ciberespionaje y el poder mediático internacional de Rusia la desestabilización de Italia y el caos que supone tumbar a una figura como Draghi, para dar alas a los partidos ultraderechistas prorrusos. Lo único incontestable por el momento en el conflicto es que va a durar mucho, más años que meses. Y eso si que da miedo, en un escenario de subida de tipos e inflación alta como el que se avecina, bajo la amenaza del corte definitivo del gas ruso.

Hay que reconocer que la iniciativa alemana con el carbón (respaldada por Austria, Bélgica y algún otro socio europeo) tiene como objetivo ganar tiempo para rellenar las reservas de gas, que Gazprom había dejado esquilmadas para dar inicio al conflicto y subir los precios. Y que esas reservas en España están por encima del 70%, con un escenario regasificador distinto al germano y centroeuropeo, pero no hay que ser mu listo para saber que son reservas que aguantan un mes de consumo, de forma que el relleno puede convertirse en una actividad constante y continua en cuanto a Putin le de la idea de cerrar el grifo del gas a Europa. Es ahí, entre el verano y el otoño, cuando no solo se va a quemar el carbón en países como Alemania o Italia, por no hablar del desastre nuclear francés en reparación, en ese momento se va a quemar todo lo que se tenga a mano para que la factura de la luz de los europeos no se ponga al rojo.

Tal vez, en ese momento, es decir, cuando no haya más remedio y no hayamos previsto ningún plan de contingencia con el carbón, tengamos que recordarle a la ministra Ribera que, además de las renovables como solución a largo plazo, existen unas centrales térmicas en España que solo necesitan su visto bueno para ponerse en marcha y contener la factura a todos los españoles, que ante el desastre europeo que se avecina con el gas, más tarde o más temprano, van a tener que compartir penurias con los alemanes. Por suerte, la cuestión del carbón, aunque sea como último recurso, ya ha entrado en el debate político en España, tanto por una propuesta del PP en el debate sobre el estado de la nación, como en el seno de la propia familia socialista, donde esperan que su ministra de Transición Ecológica tenga en cuenta que la energía, todavía, es algo más que las renovables, sobre todo en tiempos de guerra.

Fernando Pastor
Director de La Información

Periodista especializado en temas económicos y jurídicos con más de tres décadas de experiencia. Actualmente es director del diario económico digital Lainformación.com (Grupo Henneo). Trabajó más de trece años en los medios del grupo Vocento (El Diario Vasco, Colpisa, Inversión) y fue fundador de El Economista. Ha sido tertuliano habitual en radio y televisión, en programas como Protagonistas, con Luis del Olmo durante tres años. Además de su experiencia en los medios, también ha trabajado como asesor de comunicación corporativa en el Instituto de Comercio Exterior (ICEX) y la agencia Shackleton. Antes de volver a los medios para lanzar Lainformación.com ocupó el puesto de director de Comunicación del despacho de abogados Garrigues. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y licenciado en Derecho por la UNED, y tiene experiencia docente en escuelas de negocios como Next IBS, EAE Busines School o CECO.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento