OPINIÓN

El dinero dice adiós al Sánchez de La Sexta

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la entrevista concedida a La Sexta Noche.
El dinero dice adiós al Sánchez de La Sexta
La Sexta
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la entrevista concedida a La Sexta Noche.

‘Sobrao’, que diría el castizo, recibió Pedro Sánchez este sábado a La Sexta. ¡Cómo para rechazar semejante alfombra roja! Tan confiado se le vio que ni siquiera guardó las formas con sus socios de gobierno, a los que trató con una suficiencia tan fuera de lugar como lo están las indiscreciones de Pablo Iglesias cada vez que afronta un micrófono. Tal para cual. “Para ser la primera experiencia de gobierno que tienen, honestamente están cumpliendo con creces”, dijo el líder socialista al ser preguntado por las discrepancias con sus compañeros de gabinete, aireadas por el propio partido morado a resultas del silencio del presidente sobre la salida del país del Rey emérito. “Estos chavalitos imberbes no se enteran de nada. Menos mal que estoy yo aquí para gobernar y dosificarles los mensajes, que ellos a la mínima la lían. Que vayan aprendiendo de mi ‘savoir faire’”, le faltó traducir al político madrileño, que a colmillo no tiene rival. Claro que, mientras ambos se pierden en juegos de manos -o de palabras-, el dinero se intranquiliza y se mueve sin esperar a ver quién es más sagaz o espabilado en la réplica. A la España que tiene algo que perder y a los inversores extranjeros ya no les hace gracia esa especie de dúo Pimpinela que han forjado las dos cabezas visibles del gabinete.

Y es que según se desprende de diversas recomendaciones de gestores de patrimonio, las declaraciones del vicepresidente del Gobierno -que lo es y como tal habla aunque a veces parezca el jefe de la oposición- no han caído en saco roto. “Las grandes fortunas están deseando pagar más impuestos”, aseveró Iglesias en pleno confinamiento, una tesis a la que no renuncia Unidas Podemos y que, en parte, recorrerá los Presupuestos Generales del Estado actualmente en negociación. De hecho y como publicó La Información, el proyecto de cuentas publicas que tienen sobre la mesa la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, a la sazón hombre fuerte de los ‘podemitas’, implicará subidas de impuestos a las rentas más altas y un gravamen mayor a los patrimonios de más de 10 millones de euros. Un planteamiento tan anticipado por los dirigentes políticos que ha alertado a los ‘condottieri’ fiscales de quienes pueden permitírselo, al punto que cuando quieran entrar en vigor las medidas no habrá nadie con un asesor que se precio que no haya tomado un vuelo a tierras más soleadas o adoptado decisiones drásticas para minimizar la factura tributaria.

La fecha que los asesores de los grandes bufetes han marcado en rojo es el 31 de diciembre de 2020. Para entonces, sus clientes -especialmente los internacionales- deben haber movido ficha. Y ya no es solo que el tipo marginal del IRPF o de las rentas de capital pueda experimentar subidas notables, como han dejado caer miembros del Ejecutivo en sus diarios ‘globos sonda’. O que exista el temor fundado de que aumente la carga sobre los dividendos o las ganancias de las corporaciones con sede en España, sobre todo a través de la reducción de las deducciones en el Impuesto de Sociedades. Es que la mayoría de despachos da por hecho que habrá que lidiar a medio plazo con una nueva fiscalidad sobre la riqueza que afectará a todas las comunidades autónomas, especialmente en lo que respecta a la tributación por donaciones y sucesiones. No falta quien, incluso, ya recomienda abiertamente el traspaso de las propiedades inmobiliarias a los descendientes reteniendo el derecho de usufructo, o incluso de las acciones en sociedades con limitaciones en los derechos de voto. Todo en previsión de que Hacienda elimine la reducción especial a las empresas familiares por este concepto, una posibilidad que anticipan las grandes firmas.

Cuando quieran entrar en vigor las medidas fiscales en marcha no habrá nadie con un asesor que se precie que no haya tomado un vuelo a tierras más soleadas o adoptado decisiones drásticas para minimizar la factura tributaria

Especial inquietud provoca en los planificadores fiscales la denominada Unidad de Control de Patrimonios Relevantes, anunciada sin grandes alardes a principios de 2019 y ya plenamente ‘alive and kicking’. ¿Su misión? Según el propio Ministerio de Hacienda, “coordinar e impulsar en todo el territorio la obtención y ordenación de información para el control (…) de obligados tributarios que cuenten con un patrimonio relevante y muestren determinados perfiles de riesgo fiscal”, con “especial atención a los bienes y derechos situados en el exterior y los entramados financieros y societarios”. En realidad, muchos de los procedimientos iniciados por esta instancia tienen que ver con las dudas sobre la residencia fiscal de los contribuyentes, una controversia que todos los despachos recomiendan en lo posible evitar ya que -en el mejor de los casos- conduce a litigios judiciales largos y costosos para los afectados. A fin de cuentas, la gota que ha colmado el vaso en el mundo del dinero, que ya no esconde su temor a la incertidumbre generada por el tándem Sánchez-Iglesias y diseña nuevas ‘hojas de ruta’ para proteger sus inversiones y sus cuentas corrientes.

Mucho de los ‘tocados’ por esta nueva ofensiva -generalmente no defraudadores irredentos, sino empresarios que quieren optimizar su gestión fiscal a la hora de transmitir su empresa o legar un patrimonio inmobiliario- han visto con estupor cómo, paradójicamente, los líos judiciales de Podemos a resultas de ‘Neuronas’, ‘Dinas’ y ‘cajas B’ se han visto opacados en los medios de comunicación por la destitución en el PP de Cayetana Álvarez de Toledo y, sin solución de continuidad, por las revelaciones del ‘caso Kitchen’. No es casualidad que el último pulso España de Metroscopia sobre “alineamientos electorales” en el arranque de curso aflore una notable subida de Vox, que pasaría de 52 a 64 escaños, un repunte logrado a lomos de un nuevo revés de los populares, que pasan de un 24,8% a un 21% en estimación de voto. “Este impulso de Vox contrasta con la situación en la que se encuentra el Partido Popular (…) Mientras unos miran hacia el futuro, otros se ven atrapados por su pasado. Su nuevo lenguaje, que apela a la ‘España que madruga’ y a esa ‘generación que hoy vive peor que sus padres’, tiene por objetivo ensanchar su base electoral y aprovechar la debilidad de un Partido Popular que hoy por hoy permanece en el tacticismo y en la simple contraposición al Gobierno sin conseguir presentar un proyecto alternativo de gestión”, expone la firma demoscópica en un análisis inquietante.

Y es que la imprescindible oposición moderada sigue sudando cada movimiento en el tablero de ajedrez que trajo de casa Iván Redondo sin atreverse a voltear la mesa y cambiar de juego -y de relato-. Sánchez, que hace apenas unos meses no podía dormir si pensaba en un gobierno de coalición con Podemos, ahora se siente tan confiado que hasta presume con sorna de la lealtad ‘morada’ al tiempo que prepara su próxima añagaza. Todo sea por perdurar y transcurrir, que diría el bardo. Iglesias, por su parte, a la vez que se hace el ofendido y lamenta las infidelidades del presidente del Gobierno, no se mueve un milímetro su programa económico, que en función de los tiempos aplaza pero no abandona. En medio de esa pelea larvada, hay un colectivo de autónomos, ejecutivos, empresarios y pequeños patrimonios que añora una propuesta fiscal progresista de verdad y alejada de estridencias que, para empezar, no le demonice. Que nadie dude de que, quienes de verdad pueden han puesto -o pondrán- pies en polvorosa mientras dure la siempre farragosa tramitación de los Presupuestos. Pagarán la demagogia hecha carne los de siempre, personajes corrientes que, hoy en día, buscan autor.

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