Borja Terán Periodista | Comunicación | Madrid (España) | Idioma: Español
OPINIÓN

El Hormiguero ya puede vivir sin invitado: así ha cambiado a Motos el confinamiento

Momento de la coreografía de 'El Hormiguero'
Momento de la coreografía de 'El Hormiguero'
Borja Terán
Momento de la coreografía de 'El Hormiguero'

Como todos, 'El Hormiguero' también tuvo que reinventarse en las semanas de confinamiento. Los invitados no podían acudir al estudio y se decidió armar la estructura del programa a través de una tertulia. Pablo Motos incorporó su experiencia en la radio más reflexiva a su engrasado espectáculo diario. Y el invento funcionó. Es más, triunfó.  La sociedad estaba necesitada de espacios de entretenimiento. 

Como resultado, tras las vacaciones de verano, el formato ha regresado con sutiles cambios que, en realidad, esconden un vuelco que devuelve al show a sus orígenes en Cuatro: 'El Hormiguero' ya puede vivir sin un invitado estelar. El programa tiene la capacidad de transformarse sin necesidad de vender su interés con la omnipresencia de un vip de promoción. De hecho, ahora el espacio de Trancas y Barrancas no gira siempre en torno al famoso que acude al plató. Esta personalidad convive con tertulias, de cómicos y de actualidad, que tienen su hueco propio en la escaleta. Y, cuando el invitado se va, la atención en el programa no decae. La curva de audiencia sigue en alza. 

En televisión se habla mucho de ritmo, pero el ritmo poco tiene que ver con la prisa. Al contrario, va más unido a la destreza para generar ambientes y contextos. 'El Hormiguero' lo sabe. De ahí que nada más empezar el programa arranque con un baile de subidón inicial que puede parecer ridículo pero, en verdad, marca en la percepción del espectador ese tono de imprevisible fiesta a la que merece la pena quedarse. Así, con la coreografía surrealista, se despierta al público y se le sumerge en un universo propio que, más tarde, es fortalecido con momentos de tensión o emoción gracias a los experimentos, retos, juegos o pruebas. Estos irrumpen para desengrasar cualquier atisbo de monotonía en el show y, de paso,  crear esa estampa de espectacular acontecimiento en el que cualquier cosa puede suceder. 

Porque, aunque se aprenda de la radio -que tan bien conocen sus dos creadores, Pablo Motos y Jorge Salvador-, 'El Hormiguero' nunca se olvida que es televisión. Por eso mismo, el creciente protagonismo de la mesa en esta temporada ha necesitado cambios estéticos y técnicos que el público no tiene que notar pero que son fundamentales para que el programa no pierda fluidez visual. 

La nueva mesa de 'El Hormiguero'
La nueva mesa de 'El Hormiguero'
Borja Terán

La mesa del programa ha crecido. Es más grande para que entren más personas, siempre guardando la distancia de seguridad en tiempos de Covid. Pero, además, la nueva mesa ha incorporado una alargada pantalla de led ondulada, bajo 'Trancas y Barrancas'. Muy útil para enriquecer el relato de lo que está sucediendo en un tablero que debe estar más vivo que nunca. La presencia de este led dará más dinamismo a este set, el más estático del formato al estar los convidados sentados. La pantalla se puede adaptar al resto de la iluminación del programa y sus fondos escénicos y, en ella, se puede incorporar mensajes que sirvan como nuevos inputs para retener la curiosidad del ojo del espectador en la hora de más competencia televisiva del día. 

Hora de más competencia del día que quizá también tenía cierta culpa de que Pablo Motos diera la sensación de estar obsesionado, en directo, con que la efervescencia del show no cayera y que ninguna sección se quedara sin entrar en emisión. Es bastante transparente y eso hacía que parte de la audiencia sintiera cierta antipatía hacia él, ya que la búsqueda de la excelencia se confundía con avaricia -"te vi angustiado", le dijo anoche Carmen Maura refiriéndose a una entrevista con Miguel Ángel Revilla-. Pero esta percepción también está cambiando en 'El Hormiguero'. Motos está más relajado, más radiofónico. Sabe que tiene que romper con ayuda del atrevimiento de la televisión más imaginativa, aunque, a la vez, transmite estar disfrutando más que nunca del programa en Antena 3, salga como salga. Para alcanzar ese clímax de tranquilidad de presentador, que no evidencia tanto la presión de no defraudar sus propias expectativas, las tertulias están siendo un buen estímulo. Está entre amigos, la audiencia lo nota. Y, por eso, la audiencia también se queda.

Borja Terán
Periodista | Comunicación | Madrid (España) | Idioma: Español

Licenciado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. Desde 2011 trabaja en La Información escribiendo sobre televisión, comunicación, medios y redes sociales.

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