Los niños. Esa candidez. Esa ilusión. Ese carácter ingenuo que no sabes por dónde van a salir. Y, claro, en una televisión en la que se ha exprimido tanto el talent show, los críos siempre despiertan una curiosidad especial en la audiencia. El motivo: transmiten verdad. Su talento es más asombroso por esa inconsciencia del recién llegado.
Pero cuando han existido tantos talents shows a la caza de retransmitir esa verdad, hasta los propios pequeñines empiezan a parecer menos de verdad. Lo mucho cansa, dicen. Tal vez, por eso mismo, asistir al estreno de 'Idol Kids', el nuevo talent show de Telecinco en el que concursan (también) niños, es sentir la sensación de que ya has vivido lo que estás viendo: niños artistas, padres de pie junto al presentador en otro set, un público que se levanta y se sienta de la silla como si estuviera en una eucaristía y un jurado de famosos. ¿Ante qué programa estamos? ¿'La Voz'? ¿'Got Talent'? ¿'Factor X'? 'Idol Kids' es como todos estos espacios en uno, pero como más antiguo. ¿Niños en 2020 cantando 'La chica ye-ye', 'Por debajo de la mesa 'y Britney Spears? ¿Es un programa grabado en 2001? ¿Cuándo han nacido de verdad estos retoños? La máxima innovación ha sido una entrañable jota aragonesa. Aunque, en general, lo de siempre, pero con la sensación de que está llegando tarde.
Hasta que aparece en imagen Isabel Pantoja, ahí, en el centro de la mesa de los jueces. Los focos a su persona. Entonces, 'Idol Kids' cobra su sentido. El choque de la tonadillera con los chavales es lo que sostiene el programa. De hecho, es la novedad que todavía no ha visto una audiencia que ha crecido observando de reojo la vida de la cantante, que supera el guion más imposible de una ficción cañí. Un serial en el que ella siempre ha sabido interpretarse a sí misma con intensidad de una diva de la escena.
Con esa misma intensidad de diva de escena destaca en el plató, junto a la compañía de la sabiduría de Carlos Jean y las tablas en este género de Edurne. Ella está en el papel de madre sobreactuada, como queriendo ser simpática pero sin lograr la naturalidad.
Pero, de repente, Telecinco coloca en el momento exacto para propulsar el share, sobre las 23.20 de la noche, el instante en el que un concursante canta como sorpresa estelar 'Marinero de luces'. Pantoja llora. Pantoja mira al cielo. Y Pantoja hace su discurso: "Con el disco de 'Marinero de luces' resulta que esa es mi vida, mi vida plasmada en un disco. Y por toda esa pena que llevaba entonces, y la llevaba dentro, yo tuve que dejar de cantar (esta canción). Y cuando he vuelto a escucharla... Era mi vida, él. Él es la luz", concluye refiriéndose al que fue su marido Francisco Rivera, Paquirri.
Telecinco logra el titular de la noche. La declaración. La emoción, digna de entrevista en el 'Deluxe' en la que Isabel Pantoja habla de ese marido que España tanto conoce. Sólo faltaba el rótulo de ¡¡¡declaraciones exclusivas!!! Así, con exclamaciones. Muchas exclamaciones. Entonces, la audiencia probablemente se dispara, pues ese público lleva desde antes de aquellos ochenta siguiendo la melodramática trama de su existencia y siguen enganchados al personaje. A lo que cuenta, y a lo que aún no ha contado que, tal vez, comparta entre canción y canción de un show grabado antes del confinamiento colectivo. Por eso se abrazan. Aunque pocos recordarán al niño que achuchó, pero sí la afirmación de Isabel sobre el recuerdo de 'Marinero de Luces'. Quién sabe, quizá a 'Idol Kids' deberían haberlo llamado directamente 'Panto-Kids'. Y se habían ahorrado pagar los derechos del formato internacional.
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