Borja Terán Periodista | Comunicación | Madrid (España) | Idioma: Español
OPINIÓN

Las redes arden, ¿el periodismo agoniza?

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La televisión crece en las redes sociales, pero las alarmas de las redes sociales no puede ser la materia prima del contenido de los medios de comunicación. Sin embargo, es fácil contagiarse de falsos debates en Twitter. Aunque sólo sean un puñado minoritario de 'tuits'. Pero se ha vuelto habitual: una noticia, a través de un llamativo titular, cuenta que las redes arden, que se han indignado con algo, que han clamado contra tal o cual hecho. Abres la noticia y encuentras tres o cuatro tuits citados. Y ya está. Ese es el incendio.

Este puñado de tuits es potenciado con el altavoz de los medios. Aunque no sea un debate real. Aunque no esté en la calle. Y de medios digitales pasa a corrillos televisivos volviendo a pasar por Twitter revestido de clickbait, haciendo la bola más grande, retroalimentando que lo que opinan unos cuantos tuiteros se convierta en relevante.

Pero el periodismo de verdad es la antítesis de magnificar lo que acontece en una red social. Las redes sociales son una caudalosa catarata de comentarios constantes, que se abren camino sin tiempo para ser contrastados o meditados. Un flujo de comentarios, imágenes, memes y valoraciones que pueden desvirtuar la realidad hasta inventar una situación de conflicto que, en realidad, es inexistente o no tiene valor informativo. Y ahí se requiere la mano maestra del periodismo clásico como instrumento para digerir el vaivén viral de noticias que no siempre son tan fiables como parece. Menos aún, si las redes se utilizan desde la pasión de los sentimientos que ciegan la razón.

Es el momento de retratar lo que se cuece en las redes sociales, por supuesto, pero sin convertir en relevante lo irrelevante y, sobre todo, otorgando contexto y perspectiva necesaria para explicar bien lo que sucede sin agrandar o deformar el hecho en sí. Difícil tarea en un contexto en el que todo transcurre con una frenética velocidad que afecta al propio profesional de la información, obligado a generar noticias en un momento en el que todo se queda viejo en un rato. Por eso es fácil que se intoxique de algo que está viviendo intensamente en un nicho de Twitter. De hecho, hasta saltan imágenes falsas o manipuladas de las redes a la televisión. Sin tiempo para contrastar su veracidad. Porque además Twitter también es enormemente manipulable. Se crean cientos de cuentas para crear y apoyar debates falsos, para provocar que un determinado tema se transforme en trending topic. Y muchas veces logran su objetivo y el asunto en cuestión termina siendo debatido en los medios de comunicación "porque se comenta en Twitter".

Es el frenético presente que vivimos, en el que Twitter marca la agenda más de lo que debería. Son las consecuencias de las prisas que promueven los nuevos consumos de información desde unas impulsivas redes sociales. Unas redes que además necesitan carnaza constante, condenada a resultar efímera. Hoy escribes un anecdótico hilo sobre lo mal que te tratan tus compañeras de piso; se hace viral y todos los medios te buscan haciéndote sentir la persona más importante del país; mañana nadie se acuerda porque hay otro hilo viral. Y por eso hoy es más imprescindible que nunca la función del buen periodismo como aliado para comprender mejor lo que se cuece a nuestro alrededor sin que el retuiteo defina qué es importante y qué no.

Borja Terán
Periodista | Comunicación | Madrid (España) | Idioma: Español

Licenciado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. Desde 2011 trabaja en La Información escribiendo sobre televisión, comunicación, medios y redes sociales.

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