Fernando Pastor Director de La Información
OPINIÓN

Más placas solares y autoconsumo para resucitar a la España vacía

Con la instalación de paneles solares se puede ahorrar hasta un 50% en la factura eléctrica.
Más placas solares y autoconsumo para resucitar a la España vacía.
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Con la instalación de paneles solares se puede ahorrar hasta un 50% en la factura eléctrica.

Aunque parezca mentira, una de las claves que pueden solventar en gran medida la complejidad del recibo de la luz que nadie entiende esta precisamente en el fomento de las energías renovables y en uno de los fenómenos que más inquietud están generando entre las empresas y los particulares, como es el autoconsumo eléctrico. Es más, los horarios que se han establecido con la nueva tarifa priman también al flujo eléctrico que puede llegar desde placas fotovoltaicas, dado que se suele producir de día, cuando más caro es acudir a la red conectada. La opción de utilizar este tipo de instalaciones en explotaciones agrícolas, industrias y hogares, incluso cuando se hace un uso intensivo de energía, para tener una electricidad que ya lo mueve todo, abre todo un cúmulo de opciones de negocio y de desarrollo dignas de tener en cuenta por dos razones básicas: el ahorro de costes que se genera y, con ello, las opciones de progreso social que se abren en lugares como la España vacía, entre otros.

En medio de toda la polémica que ha surgido sobre la factura eléctrica y tras el simple parcheo que supone la bajada de impuestos para frenar la escalada de precios que provoca la puja por los derechos de CO2, llegar a un evento con dos centenares de empresarios de todo tipo implicados en el negocio de la luz solar -como el que organizó la Unión Española Fotovoltaica (Unef) esta semana en Madrid- para hablar de autoconsumo, es alentador y te da idea de hacia dónde va de forma irreversible el consumo eléctrico. Sobre todo con una frase mágica que puede ser su eslogan a futuro: una vez que has amortizado las instalaciones, toda la luz que generes con tus placas es gratis. ¿Cuál es la pega? Allí quedó también patente, el calvario de trámites que hay que hacer, en los que se mezcla la legislación estatal con la autonómica y la local en una especie de caos administrativo que los responsables políticos de cada área deberían analizar sin echarse la culpa unos a otros.

El fenómeno que se está dando con la instalación de las energías renovables en España, sobre todo con la fotovoltaica que están ahora en pleno auge (la eólica lleva más tiempo y es un mercado más maduro) nos da idea de hasta qué punto se ha quedado anacrónica la estructura oligárquica del negocio eléctrico tradicional y su reflejo en los costes de un recibo de la luz donde el consumo real apenas es la tercera parte de lo que se paga. El sablazo que nos va a caer a todos los hogares a fin de mes cuando paguemos entre un 30% y un 40% más por la luz, por culpa de la pura especulación por los derechos que unas cuántas grandes eléctricas deben pagar para poder contaminar, va a ser el mejor revulsivo para que todo el mundo examine la opción de poner placas en su tejado y, además de pagar menos por la luz, tener incluso la opción de vender el sobrante a la red, aunque sea a un precio que es la tercera parte de lo que se paga. Algo es algo y menos es nada.

Hay que tener en cuenta, además, que el autoconsumo se estima solo como la cuarta parte de toda la potencia de energía fotovoltaica que hay que instalar en España hasta 2030 para cumplir con el recorte de emisiones comprometido en la lucha contra el cambio climático, y eso es un nuevo sector económico (aunque no lo parezca) que puede ser muy útil para esa segunda parte de beneficios de las renovables, la del progreso social y el desarrollo rural. Un desarrollo ordenado y respetuoso con el medio ambiente y la ecología en la instalación de placas, con el que la propia patronal está comprometida porque sabe que es uno de los componentes más importantes de su negocio, puede suponer muchos beneficios para la España vacía de la que tanto se habla ahora -incluso con un telediario de La 1 de TVE completo-, pero que siempre ha estado ahí, con los mismos problemas y las mismas contradicciones.

El terreno a ocupar por placas es apenas un 1% de la superficie cultivable en España, así que más allá del impacto en el paisaje (que siempre hay que cuidar), es una forma de aprovechar la parte menos rentable para el mundo agrícola e incluso terrenos que ahora no sirven para nada. No solo el agricultor o propietario multiplican por cuatro o cinco veces la rentabilidad ruinosa de unas tierras de secano que no sirven para nada sin más de 30 años de subvención europea, las rentabilidades que se manejan en este tipo de explotaciones deben ser bien repartidas en beneficio de la comunidad en la que se instalen. De nada le servirá a un pueblo perdido de Soria, Teruel, Ciudad Real o Guadalajara tener las mayores instalaciones de Europa, si las comisiones se 'distraen' entre políticos e intermediarios interesados y no llegan a la gente. Es loable el mimo que está poniendo la patronal en estos temas, pero hay que cuidar que los contratos sean transparentes y que hasta el último de los municipios de cada zona pueda convertir la suerte de tener una plataforma solar en mejores carreteras, más trabajo, conexión a internet, servicios públicos y nuevas oportunidades para la gente que quede en el pueblo y la que pueda venir. Sin descartar incluso la inversión financiera preferente de los habitantes de esa zona en el negocio solar, cuando las rentabilidades que se manejan así lo permitan.

Aunque esto parezca el cuento de la lechera, si la llegada de la energía fotovoltaica sirve para ayudar en la misión imposible de aclarar y rebajar el precio de la luz y, además, pone las bases reales (contantes y sonantes) para frenar la despoblación allá donde se llegue a tiempo de hacerlo, fomentar el desarrollo rural y frenar la gangrena de la España vacía, habrá hecho en los próximos diez años la mayor aportación al progreso de este país en mucho tiempo. Muchos pequeños operadores e instaladores ya lo entienden así y luchan por ello (y por su negocio, claro); si logramos que lo entiendan también las grandes eléctricas, las petroleras y los fondos de inversión, que son quienes mueven los flujos de dinero y de poder, el avance social sería brutal. 

Fernando Pastor
Director de La Información

Periodista especializado en temas económicos y jurídicos con más de tres décadas de experiencia. Actualmente es director del diario económico digital Lainformación.com (Grupo Henneo). Trabajó más de trece años en los medios del grupo Vocento (El Diario Vasco, Colpisa, Inversión) y fue fundador de El Economista. Ha sido tertuliano habitual en radio y televisión, en programas como Protagonistas, con Luis del Olmo durante tres años. Además de su experiencia en los medios, también ha trabajado como asesor de comunicación corporativa en el Instituto de Comercio Exterior (ICEX) y la agencia Shackleton. Antes de volver a los medios para lanzar Lainformación.com ocupó el puesto de director de Comunicación del despacho de abogados Garrigues. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y licenciado en Derecho por la UNED, y tiene experiencia docente en escuelas de negocios como Next IBS, EAE Busines School o CECO.

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