Fernando Pastor Director de La Información
OPINIÓN

Nadia Calviño y la credibilidad política en el año clave para la economía

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, comparece en rueda de prensa, después de la clausura del seminario 'Monitoring the recovery: beyond GDP', en el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, a 25 de octubre de 2021, en Madrid (España). Durante el foro, en el que participan expertos de alto nivel, se reflexiona sobre cómo medir el progreso, el bienestar y la sostenibilidad, y se analiza la necesidad de desarrollar nuevos indicadores económicos, aparte del PIB. 25 OCTUBRE 2021;ECONOMIA;INDICADOR ECONOMICO;PIB;FORO Alberto Ortega / Europa Press 25/10/2021
La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.
Europa Press
La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, comparece en rueda de prensa, después de la clausura del seminario 'Monitoring the recovery: beyond GDP', en el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, a 25 de octubre de 2021, en Madrid (España). Durante el foro, en el que participan expertos de alto nivel, se reflexiona sobre cómo medir el progreso, el bienestar y la sostenibilidad, y se analiza la necesidad de desarrollar nuevos indicadores económicos, aparte del PIB. 25 OCTUBRE 2021;ECONOMIA;INDICADOR ECONOMICO;PIB;FORO Alberto Ortega / Europa Press 25/10/2021

Dice el famoso refrán castellano que ‘al perro flaco, todo se le hacen pulgas’, y así es cómo se debe sentir en estos momentos la vicepresidenta económica del Gobierno, Nadia Calviño, al saber que la oposición le prepara una metralla de más de cien preguntas en el Congreso, no tanto sobre lo mal que va la economía, como sobre el desastre y la falta de transparencia que se ha generado a la hora de establecer una base de previsiones creíbles para hacer los Presupuestos de un año tan importante para la economía como 2022. No es normal que a alguien de las tablas diplomáticas y la experiencia entre bambalinas de Calviño se le escapara una expresión altisonante sobre el líder de la oposición en público, pero, lejos del detalle o de si es cierto o no, denota el nerviosismo que se vive en su departamento, donde son demasiadas las voces que aluden ya a un tremor constante con erupciones a cualquier hora. El volcán se acaba en La Palma pero sigue en Castellana 162.

La historia reciente y las hemerotecas demuestran que, digan lo que digan los políticos, la economía siempre va por delante y por su cuenta, porque son el mercado y los intereses cada vez más entrelazados a nivel global los que mandan en su devenir. Nadie esperaba en agosto una subida de la luz tan fuerte y tan inaccesible para controlar desde las economías internas de los estados. Ni que el parón de la pandemia provocara un agujero negro en la producción de chips; incluso muchos no imaginaban que los chips fueran tan importantes para el día a día de la gente. Ahora resulta que todo cuesta más, la inflación se ha despertado y las amenazas sobre la economía han llegado antes incluso que el maná de los fondos europeos que nos debían sacar de pobres tras la Covid. A favor de Nadia Calviño hay que admitir que ni ella ni nadie ha sabido en el mundo adelantarse a todos estos acontecimientos; en contra, que el mal de muchos no sirve de consuelo, y reaccionar a tiempo o admitir algún que otro error o falta de previsión tampoco hace daño a nadie. Al contrario, le humaniza y le acerca a los demás, a los mortales que solo pagan impuestos y tienen cada día más difícil discernir lo que realmente importa entre tanto ruido político absurdo. El ciudadano busca políticos creíbles, y no encuentra.

Más allá de la supuesta sociedad instrumental y el desliz con Almeida, cuando este miércoles se termine el sainete de las cien preguntas y el soniquete de la Lotería Nacional, sería deseable que la clase política respetara el remanso de paz mediática que suele darse desde esos días hasta después de Reyes, aunque sea como un periodo de reflexión de lo que viene y, si es posible, de pensar como torearlo. En el caso de Calviño, va a ser muy importante que la tormenta que le quieren echar encima ahora no nuble la visión que siempre ha tenido para los asuntos económicos y pueda evitar la pinza maléfica que se avecina con los fondos europeos y la reforma de las pensiones. Si después del ‘affaire’ de las previsiones en las que le han sacado los colores desde la OCDE hasta el Banco de España, llega a Europa defendiendo la propuesta de Escrivá, como gran estadista, de que el futuro de las pensiones se salva subiendo un poco ahora las cotizaciones y sentándonos a ver qué pasa dentro de diez años, le van a volver a poner ‘colorada’ en su adoraba Bruselas. Y eso sería un golpe muy duro a su credibilidad, que no sería bueno para nadie.

El escollo de la reforma laboral parece que está salvado, para mayor gloria de Yolanda Díaz aunque la sensatez en lo pactado la haya avalado Calviño. Pero eso es casi ya pasado en la agenda política que viene. Como se sabe, el problema de la reforma de las pensiones, que se debe encarar en enero, está en que de su resolución ante Bruselas depende casi la mitad del dinero que debe llegar el año que viene de la UE. Y ese va a ser solo el primer asalto sobre la credibilidad de la vicepresidenta económica. Si sale indemne de ello (Escrivá no es Díaz a la hora de negociar), deberá demostrar todavía que el reparto del dinero en España se hace con transparencia y le llega a todo el que lo necesita, grande, mediano o pequeño. Se pueden aprobar PERTE en el Consejo de Ministros y presentarlos a bombo y platillo, pero la cuestión depende de que el dinero lo desbloquee Bruselas, primero, y que de verdad sirva para mejorar la inversión en tecnología, sostenibilidad y progreso en nuestro país, después. De poco o nada sirven proyectos que, aunque estén liderados por grandes empresas intensivas en inversión y lleven el label ‘verde’, tengan que importar de fuera el I+D y nos hagan aún más dependientes del exterior en cuestiones básicas, como la energía o la automoción.

Los próximos doce meses van a ser claves para sentar siquiera las bases de lo que tiene que ser una economía nueva, dominada por los nuevos cánones de la inversión sostenible y un consumidor informado, digital, que va a elegir con inteligencia y libertad lo qué hace con su dinero. Hasta ahora no se ha conseguido que el ahorro acumulado durante la pandemia (más lo que se nos viene encima con la sexta ola) salga a la luz para mover la economía. Tal vez ahí esté en gran medida el gap en las previsiones de Calviño. Pero la forma de que salga ese dinero a la calle ya no es la misma que antes y 2022 debe ser el año para consolidar esas nuevas pautas económicas, si conseguimos que quienes dirigen la política y la economía a corto plazo tengan un poco más de credibilidad. Si frente a ese reto, se opta por convertir el año en un periodo preelectoral y seguir con los reproches que alimenta la avaricia política, las trampas en el solitario y el vicio de contarnos a nosotros mismos lo buenos que somos, habremos desperdiciado un tiempo y un dinero preciosos, y estaremos de nuevo al borde del abismo y en manos de la subida de tipos de los bancos centrales y lo que diga el mercado. 

Fernando Pastor
Director de La Información

Periodista especializado en temas económicos y jurídicos con más de tres décadas de experiencia. Actualmente es director del diario económico digital Lainformación.com (Grupo Henneo). Trabajó más de trece años en los medios del grupo Vocento (El Diario Vasco, Colpisa, Inversión) y fue fundador de El Economista. Ha sido tertuliano habitual en radio y televisión, en programas como Protagonistas, con Luis del Olmo durante tres años. Además de su experiencia en los medios, también ha trabajado como asesor de comunicación corporativa en el Instituto de Comercio Exterior (ICEX) y la agencia Shackleton. Antes de volver a los medios para lanzar Lainformación.com ocupó el puesto de director de Comunicación del despacho de abogados Garrigues. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y licenciado en Derecho por la UNED, y tiene experiencia docente en escuelas de negocios como Next IBS, EAE Busines School o CECO.

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