Fernando Pastor Director de La Información
OPINIÓN

El precio de la luz y el cuento de la lechera... al revés

Ribera colará el capotazo a las eléctricas por la puerta de atrás en el Congreso
El precio de la luz y el cuento de la lechera... al revés.
EFE
Ribera colará el capotazo a las eléctricas por la puerta de atrás en el Congreso

Empezaron siendo las empresas intensivas en el consumo de energía, pero la larga sombra del precio de la luz está llegando ya a donde se temían los más agoreros desde este verano, sin visos de que se puedan evitar sus nefastas consecuencias y, lo que es peor, sin que desde la alta clase política se vea una gran preocupación por ello, enfrascados entre querellas y soflamas que de nada sirven. Sin ánimo de ser alarmistas, ya hay informaciones que apuntan a una escasez de materiales de construcción y muchas obras están amenazadas con frenos en su actividad. Ahora mismo, toda cadena industrial que tenga que ver con chapa o cualquier materia prima cuya producción exija un algo coste energético, está abocada a parar, al menos hasta que alguien ponga orden en la ‘espantá’ de los decretos de Ribera y controle el precio que sufre la industria. 

Estamos hablando de que también van a subir los precios de los productos enlatados (hay muchos), de los coches, de los alimentos y de una gran mayoría de los bienes muebles e inmuebles que, aunque no nos demos cuenta, todos utilizamos y pagamos. Puede llegar un momento en el que el coste del recibo de la luz en una economía familiar sea lo de menos, si suma lo que va a pagar de más en todo lo conlleva su uso como factor de producción. 

A veces es un buen ejercicio hacer el cuento de la lechera al revés cuando una amenaza económica que nadie quiere ver está sobrevolando el bienestar de la gente. Si no se sabe parar a tiempo, la subida de los costes de la energía va a generar un incremento generalizado de precios, tanto industriales como al consumo, que golpearán el bolsillo de las familias y las empresas, al mismo tiempo que reducirán parte de su actividad. El empleo es la última consecuencia de esta cadena y cierra el circulo nefasto de la crisis, pero antes de ello, hay otro efecto perverso a tener en cuenta: más precios es más tiempo con la inflación alta (ya lo advertía este viernes Jerome Powell desde la Reserva Federal), algo que no preocupa todavía por tener los tipos de interés casi a cero y al Banco Central Europeo al quite de la deuda, pero es una amenaza clara para que a medio plazo suban los tipos de interés, algo que sería desastroso para una economía como la española, hipotecada a todos los niveles.

El dopaje de los fondos europeos y el BCE no dejan ver con claridad todavía un riesgo que en la mayor parte de las empresas del Ibex y los despachos donde se juegan grandes sumas en inversiones internacionales, básicas para que España funcione, ya temen con claridad: una debacle a partir de la segunda parte de 2023, cuando tengamos que pagar las cosas con los impuestos y el dinero que seamos capaces de generar y no con la ayuda a fondo perdido de la UE. Ya sé que estas elucubraciones macroeconómicas pasan inadvertidas en las economías domésticas y en la mayor parte de las pymes, demasiado ocupados por el día a día, pero es una señal clara que ya hay muchas voces que consideran que el efecto arrastre del coste de la luz puede ser el detonante de la próxima gran crisis energética. Hace treinta años era el petróleo, ahora es el gas. No hay que ir muy lejos en las hemerotecas para saber cómo ocurrió entonces y cómo puede ocurrir ahora.

Muy pronto vamos a tener uno de los termómetros más claros sobre la confianza que la población tiene en el desarrollo de la política económica del Gobierno y que viene reflejando la encuesta del CIS desde hace tiempo: los españoles no están del todo cabreados con su situación económica personal, pero una mayoría ve que el país no va por buen camino. Pues bien, con cerca de 85.000 millones de euros en ahorro que ha generado la pandemia y el miedo a gastar por lo que pueda venir, lo lógico sería llegar a unas navidades con el consumo en explosión y a las rebajas de enero más fuertes de la historia, aunque todo sea on line (más allá del ‘Black Friday’, que es solo un día barato que no refleja nada más que esnobismo consumista). Si la gente no sale a la calle a gastar en Navidad (o antes para ser precavidos y tener mejores precios), es que las cosas están más complicadas de lo que parece y lo del cuento de la lechera, al revés, habrá calado en la sociedad. Y no es por nada, pero eso es malestar social y son votos, justo en 2023-2024, años de elecciones. 

Fernando Pastor
Director de La Información

Periodista especializado en temas económicos y jurídicos con más de tres décadas de experiencia. Actualmente es director del diario económico digital Lainformación.com (Grupo Henneo). Trabajó más de trece años en los medios del grupo Vocento (El Diario Vasco, Colpisa, Inversión) y fue fundador de El Economista. Ha sido tertuliano habitual en radio y televisión, en programas como Protagonistas, con Luis del Olmo durante tres años. Además de su experiencia en los medios, también ha trabajado como asesor de comunicación corporativa en el Instituto de Comercio Exterior (ICEX) y la agencia Shackleton. Antes de volver a los medios para lanzar Lainformación.com ocupó el puesto de director de Comunicación del despacho de abogados Garrigues. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y licenciado en Derecho por la UNED, y tiene experiencia docente en escuelas de negocios como Next IBS, EAE Busines School o CECO.

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