Borja Terán Periodista | Comunicación | Madrid (España) | Idioma: Español
OPINIÓN

La primera vez de Pablo Motos: cómo construir una estrella televisiva

Una imagen de tráfico para que el espectador recordara al espectador. 

Pablo Motos en el primer programa de 'El Hormiguero'
Pablo Motos en el primer programa de 'El Hormiguero'
Borja Terán
Pablo Motos en el primer programa de 'El Hormiguero'

Es el rey del prime time diario. Su programa, 'El Hormiguero', se sitúa entre lo más visto cada noche y es un engranaje clave en la competitividad de Antena 3.  Un show que sirve a la cadena para crear una cita de entretenimiento creativo en la rutina nocturna del espectador y, a la vez, es útil para promocionar otras bazas del grupo de comunicación. Y hacerlo de forma orgánica, dentro de una entrevista que no parece publicidad. 

En este curso, 'El Hormiguero' celebra su temporada número 15 desde que nació en Cuatro. Entonces, Pablo Motos era un completo desconocido para la televisión de masas. El comunicador contaba con su público fiel de su larga y experimentada  vida en la radio, donde probó, jugó y hasta se equivocó para seguir acertando en formatos como 'La Radio de Julia' en Onda Cero o 'No somos nadie' en la desaparecida M80 Radio. También había hecho alguna que otra colaboración televisiva, pero era desconocido para el gran público.

Y la televisión suele tener pavor a dar oportunidad de crear un gran formato y encima protagonizarlo a un desconocido para el gran público. Pero, entonces, aquel atrevido Cuatro se atrevió a impulsar la carrera de Motos que ya había pasado por el magacín de tarde de la cadena, 'Channel Nº 4', y que junto a la veteranía de Jorge Salvador ('Crónicas Marcianas'), había diseñado un formato de divertimento con unos muy claros mimbres para ser especial y diferenciarse del resto de la oferta. La ciencia hecha espectáculo, buscar el asombro de invitados de primer nivel en directo, abrir espacio a las rarezas que nos rodean (pero no siempre prestamos atención) y, no menos importante, apostar por el contrapunto de unas charlatanas hormigas de trapo como elemento. 

Estos muñecos otorgan al show esa empática iconografía inolvidable -son los 'Espinetes' del presente y pasarán a la historia- y, además, sirven de 'Pepitos Grillos' del propio Motos. Son los antagonistas, que si cuentan con cierta corrosión en televisión son importantes para engrandecer la narración del relato de prácticamente cualquier formato. En este sentido, Trancas y Barrancas son unos personajes creados de forma magistral para dar más dinamismo, mirada y, por tanto, empaque al show.

Pero, antes de poner en marcha todo esto, Motos empezó el programa con un monólogo que explica la vida del guionista con toda una declaración de intenciones. Estaba sentado boca abajo. Al revés, como probablemente el miraba muchos ámbitos de la vida antaño. Aunque también la cámara estaba girada. Pero el espectador no lo sabía. Así que, a primera vista, todo estaba normal. No, no estaba normal.  El show empezó jugando con las percepciones. Tal vez como queriendo ejercer esa frase mítica de concursante del 'Un, dos, tres' de 'hemos venido a jugar'. Y así, jugando, el programa fue poco a poco creciendo hasta pasar de ser un semanal en los domingos por la tarde a un diario telonero del prime time. Ahora incluso cubre la baza de prácticamente el propio prime time de Antena 3. 

Pero como en 2006 Pablo Motos no era conocido. Y eso podía ser un hándicap, aunque la historia de la televisión revele que no siempre lo es. Intentaron presentar con claridad a los personajes de 'El Hormiguero' y decidieron asociar la imagen de Pablo Motos a una insignia reconocible, que el espectador se pudiera topar en su vida cotidiana y le recordara al presentador. Resultado: escogieron la señalética de tráfico de 'parking de Motos'. Listo, la señal de 'P Motos' estaba hecha a medida de Pablo Motos y se colocó en versión gigante por el decorado del plató y hasta en la cabecera de manera más destacada que el logotipo del show (véase la imagen de abajo). Un truco para que esa iconografía callejera impulsara el recuerdo de Pablo Motos en la audiencia más generalista.

El Hormiguero, Pablo Motos
El Hormiguero, Pablo Motos
Borja Terán

Aunque, en realidad, poco tiempo después fueron desapareciendo las señales del decorado. No había hecho falta, el programa había crecido por sí mismo, por un carácter imaginativo que tenía las ideas raras bien ordenadas y que se atrevía a osar en no parecerse a absolutamente a nada de nuestra televisión. Incluso rompiendo con tendencias imperantes de falso éxito, como que dos marionetas no iban a funcionar porque ya lo intentó Wyoming con otro muñeco-rata en la olvidada 'La Azotea' de TVE (2005)  y no tiró.

Borja Terán
Periodista | Comunicación | Madrid (España) | Idioma: Español

Licenciado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. Desde 2011 trabaja en La Información escribiendo sobre televisión, comunicación, medios y redes sociales.

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