OPINIÓN

El reparto de los fondos comunitarios, un Guinness de pueblo

Los fondos europeos de la recuperación post Covid, con 140.000 millones para España, han desatado una carrera desordenada para presentar proyectos.

Sánchez vincula los fondos de la UE a la aprobación de los PGE para apretar al PP
Los fondos comunitarios han provocado una avalancha de solicitudes.
La Moncloa
Sánchez vincula los fondos de la UE a la aprobación de los PGE para apretar al PP

La situación recuerda a las fiestas populares con retos para entrar en el récord Guinness como cocinar la paella más grande o hacer el bocadillo más largo. Los fondos europeos de la recuperación post Covid, con 140.000 millones para España, han desatado una carrera desordenada para presentar proyectos. Todas las grandes empresas, energéticas, automovilísticas o relacionadas con las tecnologías de la información y de la comunicación aspiran a participar en el reparto.

Sobre el papel –el de las empresas y el de los medios- los 140.000 millones de euros están ya gastados. Sólo en proyectos relacionados con el hidrógeno, las tres grandes eléctricas -Iberdrola, Endesa y Naturgy- suman más de 53.000 millones y casi 400 planes. Una sola comunidad, Madrid, ha presentado más de 200 proyectos con un importe a financiar de 22.000 millones, incluidos 442 millones para financiar la ruina de la Ciudad de la Justicia de Esperanza Aguirre en Madrid.

Nadie quiere quedar fuera de la foto y las primeras páginas de los diarios se llenan de ideas espectaculares. En algunos casos son meros trampantojos, planes que sólo se podrán realizar si el Gobierno abre la mano y cierra los ojos. Hace un año, alguna de las grandes empresas en liza por el dinero Next Generation, no tenía interés alguno en participar en las ideas gaseosas y verdes que se venden ahora como la salvación de sectores estratégicos enteros. Entonces se ofrecieron las pieles antes de cazar los osos. Ahora no hay caza para todos.

El comando funcionarial del Gobierno para controlar el acceso al dinero de la UE va a tener trabajo sobrado.

Da igual. La carrera está lanzada. El Comité Técnico para el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, el comando funcionarial creado por el Gobierno para controlar el acceso al dinero de la UE, va a tener trabajo sobrado. España tiene tendencia a crear excesos que pagan los consumidores. La especulación que ha rodeado –y aún rodea- el desarrollo de las plantas fotovoltaicas es una lección para no olvidar. Sin proyectos "maduros" y sin respaldo industrial detrás, a la larga, lo único que se genera son deudas.

En sectores como el de la energía, los fondos de la UE se han convertido en una herramienta para la supervivencia. Eso explica los codazos para entrar en la lista de aspirantes, así como las alianzas empresariales, forzadas y armadas a toda prisa. Explica también la avalancha de planes y algunos espejismos. La realidad se mueve tan rápido que lo que parecía bien atado, deja de estarlo. Así sucede con el pulso de la vicepresidenta Teresa Ribera con las grandes compañías energéticas. Las empresas quieren que el Gobierno rebaje impuestos a negocios como las nucleares porque, según afirman pierden dinero. Presionan con una mano mientras con la otra solicitan fondos para instalar estaciones de hidrógeno, generadores eólicos en el mar y placas solares por toda España. Reconversón y cambio de cromos.

Ribera, que cuenta con dos vigilantes en el comité del reparto creado por el Gobierno, tiene que atender dos frentes. El energético, donde los grandes grupos empresariales han entrado en tromba a conseguir dinero, y el frente de la despoblación. El ministerio de Ribera se denomina también de Reto Demográfico y los fondos Next Generation son una gran oportunidad para cumplir objetivos.

En la España despoblada se plantean proyectos disparatados que aspiran al apoyo de las administraciones públicas.

El Gobierno de Pedro Sánchez ha adelantado que el 16% de los fondos que le corresponden a España irá destinado lucha contra la despoblación y el desarrollo de la agricultura. Detrás de la decisión está el acuerdo de la UE para prestar una especial atención a las regiones con una densidad de población inferior a 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado. Para provincias como Soria, Teruel o Palencia es la diferencia entre tener sólo presente o tener también futuro. Pero como en otros muchos sectores, separar el grano de la paja no va a ser fácil.

En la España despoblada se plantean proyectos disparatados que aspiran al apoyo de las administraciones públicas. La macroexplotación ganadera de Noviercas (Soria) para miles de cabezas de ganado es un ejemplo. El proyecto, con una extensión superior a las cuatro terminales del aeropuerto Madrid-Barajas-Adolfo Suárez  es un buen ejemplo de lo que el Gobierno y Ribera no deben consentir, según han denunciado organizaciones como Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Food & Water Europe y Greenpeace.

Sánchez tiene un tanto a su favor. Cuenta con los planes de transición energética ya aprobados y visados por Bruselas. Pero la Administración mantiene todavía las carencias que en los años 90 llevaron al cemento en vez de a la I+D+i. Las grandes consultoras lo saben y trabajan activamente para aprovechar el momento. Hay negocio. Las llamadas Big Four - Deloitte, PwC, KPMG y EY y dos grandes de la estrategia, Mc Kinsey y Boston Consulting Group dirigen el reto Guinness. A su lado, la CEOE y la élite del derecho. Lo dicho, de récord.

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