Borja Terán Periodista | Comunicación | Madrid (España) | Idioma: Español
OPINIÓN

Rocío Carrasco en directo: una entrevista caótica con envoltorio de acontecimiento

Rocío Carrasco, emocionada, en su reaparición en Telecinco
Rocío Carrasco, emocionada, en su reaparición en Telecinco
Mediaset
Rocío Carrasco, emocionada, en su reaparición en Telecinco

La noche del miércoles ha contado con dos programas de alto interés mediático. Por un lado, el debate electoral de Telemadrid, entre los candidatos a las elecciones de la comunidad autónoma madrileña. Lo emitían Telemadrid, La 1 y La Sexta. Mientras, en Telecinco, Rocío Carrasco acudía al plató 6 de Mediaset para contar su trágica historia por primera vez en directo. Ha sido una entrevista inicial prácticamente desnuda, con un poderoso relato en boca de una serena Carrasco, a modo de punto de inflexión en la docuserie en la que explica lo que la sociedad no entendía de su vida reciente. 

Ambos programas no han empezado en directo desde dentro de su estudio. Directamente, han comenzado desde los exteriores de las cadenas que los cobijan. No tiene nada que ver un debate electoral con la entrevista a Rocío Carrasco por Jorge Javier Vázquez y Carlota Corredera, obviamente, pero las dos emisiones han utilizado la misma liturgia televisiva, arrancando a las puertas de los estudios de la cadena y marcando el recorrido de los candidatos políticos o de la hija de Rocío Jurado hasta ocupar su sitio en la escenografía. Este ritual, tan teatralizado, sirve para remarcar en el ojo del espectador la percepción de acontecimiento histórico. No sólo basta con debatir o entrevistar, es importante definir una atmósfera para dotar de más detalles al evento e ir sumergiendo con más emoción al espectador en la historia.

El testimonio de Rocío Carrasco ha resultado desolador. También, en otros sentidos, el debate de Telemadrid, pero mejor limitarnos a la noche de Mediaset, donde no hizo falta nada más que un primer plano en silencio para prestar atención a las palabras de Carrasco y a la narración de la compleja relación con sus hijos, con demasiados melones abiertos como para no dejar de escuchar. Después, el programa ha sido caótico mientras ha ido enfrentando a Rocío a un ir y venir de cosas en las que era sencillo perder el hilo de lo relevante: preguntas grabadas, conexiones por Skype, colaboradores sacando rencillas personales que no aportaban nada e incluso vídeos de otros programas de la cadena enjuiciando a la propia víctima, convirtiendo de manera colateral este espacio en una especie de palestra sobre cómo han funcionado tradicionalmente los formatos del corazón y cómo lo siguen haciendo, pues para alimentar horas y horas de televisión necesitan debatir temas que, en ocasiones, no deberían ser debatibles. Ejemplo de esto son determinados comentarios en la propia emisión de esta noche de colaboradores como María Patiño o Antonio Rossi.

El mismo Jorge Javier Vázquez lanza, en los primeros segundos del programa, un sutil consejo a la protagonista. Pasa desapercibido, pero refleja muy bien nuestro tiempo. Le dice que habrá gente que, explique lo que explique ella, seguirá pensando igual porque "últimamente no escuchamos". Al final, hay una audiencia que es creyente, toma posiciones viscerales y no se mueve de ellas. Aunque haya pruebas y documentos que atestigüen lo contrario. Idéntico sucede con colaboradores estrella de la cadena. Incapaces de desaprender dinámicas de la prensa rosa durante años. 

Esta marabunta desordenada de información sensible y desinformación sustentada en juicios de valor ha puesto en evidencia que una historia tan compleja, con tantos frentes abiertos y tan guardada en silencio durante años, sólo se podía narrar bien en una serie documental bien montada y estructurada. En esta retransmisión más confusa se perdía el foco de Rocío Carrasco. Al menos, Jorge Javier Vázquez y Carlota Corredera sí que han sido hábiles para no dar más intensidad a los ya de por sí intensos momentos, moderando, incidiendo en lo crucial y, al mismo tiempo, desengrasando ciertos pasajes más escabrosos para que no sobrepasaran líneas rojas de más morbo. Pero, al final, el programa logra, con la ayuda clave de las periodistas expertas en plató, dotar al conjunto de un envoltorio de reivindicación y divulgación contra la violencia machista y los agujeros del sistema judicial del que sin duda se pueden tomar mil anotaciones. Será lo más valioso que dejará este espectáculo del dolor, aunque sea una consecuencia colateral: la posibilidad de que el testimonio de Rocío Carrasco anime a actuar a otras mujeres en situación similar. Que la prensa del corazón haga autocrítica, quizá sea demasiado pedir.

Borja Terán
Periodista | Comunicación | Madrid (España) | Idioma: Español

Licenciado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. Desde 2011 trabaja en La Información escribiendo sobre televisión, comunicación, medios y redes sociales.

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