OPINIÓN

El sanchismo impulsa su propia casta empresarial al calor de la piñata europea

Sánchez responde a Aragonès que el PSOE "nunca" apoyará un referéndum
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De haber estado más atenta a las maniobras del sanchismo para rodearse de una corte empresarial a la medida, la derecha no habría picado el anzuelo que le tendió el Gobierno en el Círculo de Economía. Sorprendidos tal vez por la encerrona del empresariado catalán, los dirigentes del PP y de Ciudadanos dieron por buena la manipulación obscena de las palabras del presidente de la CEOE sobre los indultos y se apresuraron a juzgar a un dirigente fuera de toda sospecha. La operación de sembrar la discordia entre viejos aliados le salió redonda a Iván.

Si a alguien le conviene una CEOE debilitada es precisamente a la izquierda en un momento crucial para las reformas legislativas que determinarán el mercado de trabajo y la carga fiscal de los próximos años. La batalla sobre la contrarreforma laboral será larga y cruenta, el debate sobre el Salario Mínimo subirá de temperatura, el fin de los ERTE se cobrará muchas víctimas y el hachazo fiscal en ciernes a las empresas agitará la rebelión… Así que cuanto más dividido esté el adversario, mejor para la pinza Gobierno-sindicatos.

Pero hay algo más. El sanchismo no se conforma con desgastar el centro derecha socioeconómico: quiere su propia guardia de corps empresarial, una especie de casta cool con la que asaltar las plazas fuertes del Ibex. Pedro Sánchez no ha olvidado, como bien recuerda su hagiografía "Manual de resistencia", sus obsesiones contra las "grandes empresas" a las que acusó de haber conspirado contra él y contra el PSOE, hace cinco años. Es una vieja cuenta pendiente que ahora se dispone a cobrar, con el mismo ensañamiento aplicado a Susana Díaz.

En el punto de mira figuran a la cabeza las eléctricas y la banca. Algunos de los principales ejecutivos de ambos sectores han sido señalados directa o indirectamente, ya sea a cuenta de sus sueldos o debido a los planes de ajuste de plantillas. Moncloa está dispuesta a todo con tal de sacudirse su responsabilidad en asuntos tan impopulares como los Ere de la banca o la subida disparatada del recibo de la luz. Incluso juega entre bastidores con la imputación judicial de varios directivos y echa la caña en el río revuelto que desde hace años enfrenta a Florentino Pérez e Ignacio Sánchez Galán. La ambición del Gobierno es "jubilar" a la veterana legión de ejecutivos que dirige el Ibex y colocar en su lugar a directivos de su agrado. Sus nombramientos en las empresas públicas y participadas (Indra, Aena, Hispasat, Red Eléctrica, Navantia, Enusa, etc.) dan una idea aproximada del perfil de la nueva casta sanchista, gris, sumisa y permeable.

Nada más eficaz y oportuno para impulsar su propósito colonizador que el reparto de los fondos europeos, cuya gestión se ha arrogado el Gobierno en exclusiva. ¿Quién puede resistirse a la atracción y elocuencia de 140.000 millones de euros? ¿Cuántos amigos pueden hacerse al calor de la piñata europea?

De hecho, ya empiezan a brotar empresarios sanchistas como setas en primavera, muy aplicados en hacer méritos ante los repartidores del pastel. El caso más notorio es la novedosa asociación Conpyme, cuya puesta de largo fue amadrinada, ahí es nada, por Begoña Gómez, la esposa del presidente del Gobierno, y con la asistencia de la vicepresidenta Yolanda Díez. ¿Alguien se imagina que Ana Botella o la esposa de Rajoy hubieran promovido un sindicato paralelo a UGT y CC OO?

Pues eso precisamente acaba de hacer Moncloa: abrir una brecha en la CEOE con el doble objetivo de debilitar a la asociación que preside Garamendi y, al mismo tiempo, impulsar un capitalismo de amiguetes con dinero comunitario. "Capitalismo inclusivo", lo llamó la esposa del presidente con la jerga de la factoría Redondo, para a continuación enumerar los objetivos de Conpyme: ocupar un puesto en la mesa de negociación con los sindicatos, optar de modo directo a las subvenciones oficiales, gestionar cursos de formación con dinero del Estado y tener acceso preferente a los fondos europeos. Se abre la caja de reclutamiento.

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