"Nos ha llegado una imagen de 'última hora'", introduce María Patiño. Entonces, el espectador levanta la mirada: "qué habrá pasado". La presentadora conecta con la redacción y, desde allí, se apunta a que la propia María Patiño ha subido una foto a su Instagram para celebrar el día de San Valentín. Ya se sabe, todo es 'última hora' en la televisión de hoy...
Una estampa que demuestra la manera de actuar de 'Socialité'. Un programa que hace creer al espectador que todo el rato van a conectar con la efervescente noticia en directo. Pero, en realidad, en general solamente van cogiendo imágenes del Instagram de sus populares de cabecera para rellenar horas y horas de Telecinco. Incluso incidiendo que es una urgente 'última hora' la imagen que ha colgado, ya hace unas horas, su propia presentadora a las redes sociales.
De esta forma, el devenir del programa se construye con un juego de expectaciones en el que nunca pasa nada pero en el que da la sensación que no dejan de pasar cosas. Un efecto que se logra fomentando las conexiones en directo. Aunque sea conectando con varias esquinas de la redacción, que está al otro lado de la pared del minúsculo plató desde donde se emite.
Así el programa es muy barato de producir pero es que, además, ya ni prácticamente necesita imágenes de agencia. Porque es el propio elenco de famosos los que farda de su vida en Instagram, ejerciendo de autopaparazis. Con la ventaja añadida de que ellos siempre suben el posado perfecto y el vídeo con la toma buena para sumas muchos 'likes', 'me gustas' y comentarios en sus perfiles.
Pero, claro, el problema es crear vídeos con interés de estáticas publicaciones de Instagram. Hay que directamente inventarse la historia. Así que los redactores de 'Socialité' deben atesorar cierta creatividad para especular y dar forma lo que quizá no la tenga. Este domingo, ha sucedido con un vídeo sobre el fin de semana de San Valentín de Anabel Pantoja en un complejo hotelero de lujo. Primero, el programa pone la lupa en un personaje que conoce bien la audiencia de Telecinco para, después, diseñar una propuesta informativamente relevante de lo que ha colgado en la red. Cada sonido, cada requiebro, cada broma hay que darle la vuelta para que tenga una intención noticiable. Hasta cuando la propia presentadora sube una foto de espaldas con su chico en Instagram. Eso puede ser también 'última hora'.
Y, de esta manera, María Patiño puede contestar en primera persona. Y habla de amor, de su amor. Y el público se identifica. Porque, al final, 'Socialité' es un programa que, sobre todo, se sustenta en la tribuna de su presentadora que no hace de presentadora. El acierto es que está en su papel habitual de opinadora, ahora comentando vídeos y conexiones en especulativo directo que cuentan con la inquietante habilidad de movilizar la curiosidad del espectador incluso con 'últimas horas' que sólo son una simple foto como tantas otras de Instagram.
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