OPINIÓN

Un Estado efímero

Franja de Gaza, Palestina
Franja de Gaza, Palestina
Agencia EFE | Agencia EFE
Franja de Gaza, Palestina

Los dos territorios que hoy identificamos con los nombres de Palestina e Israel eran conocidos a mediados del siglo XX con una única denominación, la del primero de ellos. Había árabes de Palestina y había judíos de Palestina. El 29 de noviembre de 1947 (Resolución 181), la Asamblea de Naciones Unidas procedió a partir Palestina-que desde 1922 estaba administrada por Gran Bretaña- entre árabes y judíos. Con excepción de Jerusalén y Belén, que quedaron bajo control internacional. La población árabe, que representaba el 67% del total y ascendía a 1.237.000 componentes recibió el 46% del territorio, mientras que los judíos, que eran el 33% de la población, recibieron el 56% del territorio de la Palestina histórica.

En mayo de 1948, el ejército británico se retiró de Palestina, coincidiendo en el tiempo con la proclamación del Estado de Israel (14 de mayo) por parte de un comité sionista presidido por David Ben-Gurión. El mismo día que expiró el mandato, el 15 de mayo, Israel fue agredido por tropas egipcias, iraquíes, libanesas, sirias y transjordanas, apoyadas por voluntarios saudíes y yemeníes. Aunque al final de la guerra (1949), Israel había conquistado por la fuerza de la armas espacios que no se le habían asignado el 29 de noviembre (como gran parte de Galilea y el desierto del Negev) de las fracciones de los lotes adjudicados a los árabes de Palestina fueron ocupados a sangre y fuego, no por los sionistas, sino por las potencias árabes que habían entrado en Palestina sin ninguna autorización o justificación. Tal fue el caso de lo que actualmente conocemos como Cisjordania (Judea y Samaria). En perjuicio de los árabes de Palestina, el Ejército de Transjordania ocupó y saqueó el West Bank. En 1950, el país adoptó el nombre de Jordania, como signo de su voluntad colonial de apropiación de las dos riberas del río, en un acto de desprecio a la ONU y de robo a los palestinos. Lo mismo sucedió en Gaza por parte de Egipto. Aunque aquí no se produjo una anexión formal, Egipto hizo todo lo que le dio la gana con sus vecinos del norte.

Así que los que aparentemente fueron a ayudar a sus hermanos palestinos, los saquearon con el pretexto de defenderlos de los judíos. La ocupación árabe de Cisjordania y Gaza permaneció hasta la Guerra de los Seis Días (junio de 1967).

No me gusta la interpretación contrafáctica de lo que pudo ser y no fue, pero es indudable que la historia de los palestinos habría sido mucho mejor para ellos sin la traición hachemita y la prepotencia egipcia. Si ya ha sido una desgracia para ellos tener a los israelíes como vecinos, estos no han sido los únicos en meter la cuchara en el plato. También ha sido una rémora para la historiografía ignorar conscientemente el complot árabe contra los palestinos, convirtiendo las relaciones entres los israelíes y palestinos en una fábula maniquea. Como tampoco la colaboración con Jordania, muy bien pagada, de grandes familias palestinas como la de Amin Al Huseyni, ese entrañable amigo de Adolf Hitler.

Yo le preguntaría a Pedro Sánchez cuál es el Estado palestino que quiere reconocer.

1. ¿El que trazó la ONU en noviembre de 1949?

2. ¿El separado de Israel por las “líneas verdes” dibujados en los armisticios entre las partes firmados en la isla de Rodas, al finalizar la primera guerra (1948 y 1949). Es decir, ¿aceptaría un territorio inferior al salido de Naciones Unidas, consecuencia de la voz de las armas?

3. ¿El acordado por las partes en Oslo y en Camp David, bajo los auspicios del presidente Clinton, finalmente frustrado por Yasir Arafat?

4. ¿El que se le ocurra a Yolanda Díaz?

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