La búsqueda de aparcamiento, sobre todo en las grandes ciudades con un mayor volumen de tráfico y de coches por habitante, es el aspecto quizás más negativo de tener que coger el coche. A no ser que se disponga de una plaza de garaje, buscar un hueco en la calle (muchas veces, esperando no tener que pagar y aún teniendo que abonar las tarifas del estacionamiento regulado o de un parking privado) es una tarea tediosa y muy complicada.
La media de tiempo de búsqueda de aparcamiento en ciudades como Madrid o Barcelona es de unos 15 minutos, según los datos de Parclick, una aplicación de búsqueda, reserva y gestión de estacionamientos. Esto se traduce en 96 horas perdidas al año buscando aparcamiento. Aunque esto, por supuesto, no es una tónica general en todas las ciudades ni tampoco sucede en todas las calles de manera similar.
Por ejemplo, en Madrid es mucho más difícil encontrar aparcamiento en Madrid Central (ahora 360), en las zonas cercanas a la Gran Vía y a Plaza de España. Además, el eje de paseo de la Castellana y de Serrano tiene mucho más tráfico de lo habitual, como apunta la directora general de Iberia para Parclick Natalia González.
Por otro lado, en Barcelona es mucho más difícil encontrar un hueco para estacionar en las zonas del Eixample pero también en el Distrito 22@ (en la zona de Sant Martí) por la alta presencia de oficinas y despachos y a lo largo de la Ronda Litoral.
¿Turistas o locales?
En lo que se refiere a la manera de pagar o abonar las zonas de aparcamiento limitado, en ambas ciudades ha disminuido la demanda de abonos debido a la vuelta parcial a las oficinas. Sin embargo, en Madrid las estancias de aparcamiento de más de 24 horas y mientras que en Barcelona se mantienen por debajo.
Pese a las similitudes que comparten por ser grandes ciudades, Madrid y Barcelona mantienen características propias y rasgos que diferencian su tráfico y sus costumbres de aparcamiento. Si bien Madrid tiene un característico público local que busca estacionar en el centro (en Madrid Central y Atocha), ahora hay una gran demanda de residentes en provincias limítrofes que buscan dejar el coche en el aeropuerto. Por otro lado, Barcelona mantiene su tráfico local pero crece el protagonismo de los conductores de otras provincias. Por último, se ha recuperado en estos meses el público turista sobre todo en la zona centro.
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