No es un problema del fabricante alemán. Diríamos que el de todas las marcas que comercializan coches eléctricos a unos precios por lo general desorbitados comparados con las versiones térmicas convencionales.
Calculadora en mano, resulta difícil conseguir el equilibrio deseado entre lo que te ahorras en el día a día, una barbaridad la verdad, y lo que cuesta, capítulo este último en donde se manejan unas elevadas cantidades que destruyen la ecuación.
Eso sí, en el caso que busques un coche de 4,55 metros de longitud con un formato crossover del tipo coupé, una presentación impecable y un comportamiento de lo más refinado no tengas ninguna duda, el X2 que ensayamos en esta ocasión lo tiene todo.
De nuevo el “te gusta conducir” (el famoso eslogan de BMW) está presente en este modelo que en su versión eléctrica más potente es todo un portento.
Impecable presentación
La prueba es que gasta como un mechero y, si queremos, corre que se las pela, aportando a la vez unas fulgurantes aceleraciones que entroncan con su condición de eléctrico y con los 313 caballos de potencia que ofrece más una autonomía homologada de 450 kilómetros.
Puesto a la venta en 2018, la última generación se ha renovado de los pies a la cabeza en todos los órdenes. Más largo (hasta los 4,55 metros) ancho y alto que el modelo anterior, el X2 de segunda generación también ofrece una mayor distancia entre ejes que repercute en una mejor habitabilidad, especialmente en el caso de las plazas traseras que en este eléctrico, además con un suelo plano, son de lo más generosas.
Sin abandonar el interior, el diseño y los niveles de equipamiento experimentan su salto correspondiente. Sobresale la doble pantalla digital “CurvedDisplay”, con un tamaño en total de más de 20 pulgadas, y la utilización del último sistema operativo ID9 de la marca para controlar las múltiples funciones que incorpora.
Si nos fijamos ahora en su diseño exterior, aparte de las mayores cotas de la carrocería, el X2 de última generación muestra nuevos detalles de estilo como la terminación tan atractiva del frontal, con una parrilla cerrada (cuyos riñones se pueden iluminar en opción) y exclusiva en el caso de las versiones eléctricas.
Por dentro, calidad y más calidad. El aspecto es soberbio y con la terminación “M Sport” disfrutamos de unos deportivos asientos revestidos de una cuidada tapicería en cuero que llama enseguida la atención.
Un SUV eléctrico de lo más deportivo
En marcha, este iX2 es un coche rápido. Acelera con mucha autoridad y, como detalle diferenciador, añade una leva tras el volante que activa la función “Boost” para que durante 10 segundos dispongamos de los mayores niveles de potencia.
La incorporación de este gadget tan prestacional ya nos pone en la pista de lo que es capaz este modelo de tracción total que, ahora en materia de comportamiento, sigue por el mismo camino.
Los frenos o la suspensión activa “M Sport” que monta en origen invitan a conducir de manera desenfadada y deportiva sin ningún tipo de reparos. En este sentido, es todo un BMW y eso se nota y se paga.
Capítulo aparte, y como comentábamos al principio, sorprende que un coche tan prestacional pueda conformarse con unos ridículos consumos en los desplazamientos habituales en el día a día.
Moverse en 18 kWh/100 km no es nada complicado, poniendo de manifiesto sus habilidades en estas lides y conseguir, como en nuestra prueba, recorrer 350 kilómetros sin mayor problema.
Y llegamos al precio. Disponible desde 50.700 euros, en el caso del eDrive20 con 204 caballos, el iX2 xDrive30 objeto de nuestra prueba se va a los 58.300 euros.
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