¿Debemos hidratar o nutrir el pelo? Esta es la opinión de una experta en el cuidado del cabello

Hidratar no es lo mismo que nutrir el cabello, aunque, a priori, pueda parecer el mismo proceso en el cuidado capilar. De hecho, es un concepto tan extendido, que ni siquiera los dermatólogos especialistas en tricología, la ciencia que estudia el pelo y sus enfermedades, se preocupan en corregirlo. Sin embargo, a decir verdad, cuando hablamos de poner crema en la piel, se habla, incorrectamente, de hidratarla.

Dicho de otro modo, cuando se usan tratamientos para evitar alteraciones en la cutícula, el mercado de los champús, mascarillas y acondicionadores, entre otros muchos tratamientos, alegan a que "hidratan". He aquí la pregunta. ¿Acaso el pelo necesita que le pongamos más agua? Lo cierto es que, según Claudia Bernárdez, doctora especialista en dermatología, autora del libro La biblia del cuidado del cabello, la respuesta sería que "realmente no". Pero, ¿cuál es el motivo de este falso mito?

¿Qué es mejor hidratar o nutrir el cabello?

El pelo tiene una alta concentración de agua dentro de sus células, al igual que el resto del cuerpo humano. Este agua viene de la formación de las células en la raíz y no le influye el agua que entra en contacto desde fuera. Eso quiere decir que cuando se escucha eso de "hidratación capilar", lo que estamos haciendo siempre es engrasar la cutícula. 

Una vez dicho esto, aclarar pues, que lo correcto sería hablar de nutrir el cabello, lo que significa añadir productos que creen una capa protectora que recubra las células de la cutícula. Un truco: si quieres un tratamiento intensivo con cualquier producto nutritivo, puedes aplicarlo antes del lavado. Así puedes poner más cantidad y eliminar durante el lavado para evitar el aspecto graso. 

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¿Qué aceites son buenos para nutrir el cabello?

Entre los productos que pueden ayudar a nutrir el cabello encontramos los aceites. Sin embargo, hay tantos tipos de aceites, ya sean para evitar los efectos nocivos del sol o como protectores del calor, y de tantos orígenes que se hace muy complicado elegir correctamente. En cualquier caso, es de vital importancia saber que su función es recomponer la barrera lipídica de la cutícula. 

Por ejemplo, en el caso de los de origen vegetal, suelen contener moléculas pequeñas como los ácidos grasos de tipo omega, que por su tamaño pueden colocarse entre los huecos que quedan en la cutícula dañada, mejorándola en profundidad. Cuando los usamos en el cabello, la principal función es la nutrición, devolviendo a la fibra capilar un aspecto brillante y sano. 

En el caso de que las personas que tienen el pelo muy fino, la mejor opción es que busquen siempre un aceite más líquido para que sea fácil de aplicar y no se vea el pelo graso. Sin embargo, en el caso de un pelo graso pueden probar diferentes opciones, pues no se les engrasará con tanta facilidad. Por lo demás, algunos aceites que se publicitan como de acabado seco son, en realidad, siliconas con acabado aceitoso, por lo que es importante revisar los ingredientes antes de comprar un productos. 

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¿Cómo se aplica el aceite para el cabello?

Para obtener un buen resultado es necesario aplicar el aceite correctamente, poniendo poca cantidad en la palma de las manos, repartiéndolo bien y siempre empezando por las capas más internas del pelo. Esto sirve para que en caso de que nos pasemos un poco, lo podremos ir trabajando para repartirlo bien por las fibras. 

Asimismo, otro punto a tener en cuenta es que debido a la gran superficie total que tienen las fibras capilares, el aceite se debe aplicar poco a poco para ir cubriendo todas. Lo aconsejable es hacer varias pasadas con poca cantidad de producto, ya que así aprovecharás sus beneficios sin riesgo de dejar el pelo apelmazado. 

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¿Qué beneficios tiene el aceite de coco para el pelo?

Entre los muchos aceites que se usan para el cabello- ya sea de almendra dulce, de avellana, de Tsubaki, de argán o de camelia- tiene una fama especial. A decir verdad, se considera un superalimento por su composición de grasas saturadas, que lo convierte en un excelente suplemento alimenticio. 

Por si esto fuera poco, el aceite de coco virgen extra está compuesto por un 50% de ácido láurico, una molécula pequeña que puede penetrar entre las células de la cutícula y rellenar los huecos. Esto consigue un aspecto brillante y una gran suavidad en las fibras. Además, el aceite de coco contiene vitamina E, con un poder antioxidantes, así que es beneficioso en situaciones dañinas como la exposición solar. 

Y he aquí un punto importante. El aceite de coco virgen es casi sólido a temperatura ambiente, por lo que se recomienda calentarlo antes de aplicarlo para que fluidifique y lo puedas repartir bien por las fibras. Eso sí, recuerda no aplicarlo sobre el cuero cabelludo, pues puede ensuciar mucho.

¿Qué aceite de coco debemos comprar?

Es importante identificar la calidad del producto, ya que no todos son igual de eficaces. Como si de un aceite de oliva se tratara, existen el extra virgen, virgen refinado y puro (crudo y sin refinar). El refinado está blanqueado y desodorizado y se obtiene por refinación química, mientras que las demás variedades provienen de la carne fresca del coco. 

Lo idóneo es conocer el proceso de fabricación y si el aceite se ha elaborado a base de coco fresco y no de copra (carne de coco deshidratada). Según los expertos, el más indicado es el aceite de coco orgánico virgen extra, y asegúrate de que no contiene ingredientes artificiales dañinos para la piel o el organismo, como colorantes o perfumes.

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