Esta es la frecuencia con la que puedes alisar tu pelo sin dañarlo

Aunque el alisado nos deje el pelo como recién salido de la peluquería, un abuso de las herramientas de calor puede estropear el cabello.

De vez en cuando, a casi todas nos apetece lucir una melena lisa y brillante que, sin renunciar al movimiento natural, nos asegure permanecer peinadas a lo largo de toda la jornada. Y para lograrlo, según un informe publicado por L'Oréal, las mujeres en España prefieren la plancha al secador a la hora de alisar el pelo, aunque ambas formas están muy extendidas. Pero, ¿sabes cada cuánto puedes alisarte el pelo sin causar un destrozo en tu pelo?

Ya sea con una plancha, un cepillo alisador o un secador, aplicar calor a tu melena puede ser la clave para conseguir un look impecable. Pero, como en muchas cosas de la vida, la moderación es la clave. El calor excesivo y el alisado constante pueden dañar seriamente tu cabello, dejándolo frágil, quebradizo y sin vida.

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¿Cada cuánto debes alisar tu pelo para no dañarlo?

La frecuencia con la que puedes alisar tu cabello sin causar daños no es una cuestión que se responda con un simple "una vez a la semana" o "todos los días". La respuesta es un poco más complicada y depende de varios factores, como tu tipo de cabello, la calidad de tus productos y tus hábitos de cuidado capilar. Aunque no hay una regla única para todos, podemos ofrecerte algunos consejos y trucos para mantener tu cabello suave y brillante sin que sufra daños graves.

Conoce tu tipo de cabello

Conocer tu tipo de cabello es fundamental cuando se trata de determinar cuánto puedes alisarlo sin estropearlo. Cada tipo de cabello tiene sus propias características y necesidades, lo que significa que la tolerancia al calor varía significativamente. Un cabello fino y delicado es mucho más propenso a dañarse con el calor que un cabello grueso y rebelde. Por lo tanto, identificar tu tipo de cabello te permite establecer pautas más precisas para el alisado, evitando que cruces la delgada línea entre un cabello suave y un cabello dañado.

La importancia de la calidad de los productos

La aplicación de un protector térmico de calidad, es un paso indispensable si queremos que el calor de nuestra plancha o secador no queme nuestro cabello.

La calidad de los productos que utilizas desempeña un papel crucial a la hora de determinar cuánto puedes alisar tu cabello sin dañarlo. Un protector térmico de buena calidad actúa como un escudo protector, ayudando a prevenir el daño causado por el calor de las herramientas de estilizado. Optar por una plancha de pelo o un secador de alta calidad con placas de cerámica o titanio, distribuye uniformemente el calor, reduciendo el riesgo de daño y logrando resultados más efectivos.

Del mismo modo, los cepillos alisadores y secadores con tecnología iónica ayudan a minimizar el 'frizz' y aportan un acabado más suave. Optar por los productos más baratos puede ahorrarte dinero a corto plazo, pero a largo plazo, el daño acumulativo a tu cabello puede resultar costoso y difícil de revertir. Invertir en productos de calidad no solo prolonga la vida útil de tus herramientas de estilizado, sino que también protege la salud de tu cabello, permitiéndote disfrutar de un cabello liso sin preocupaciones.

La temperatura, un factor clave

Las puntas abiertas es un indicador clave de que tu pelo necesita un respiro de las herramientas de calor.

Otra pieza importante del rompecabezas es la temperatura a la que ajustas tus herramientas de estilizado. Recuerda que siempre es mejor empezar con una temperatura más baja y aumentarla si es necesario. Además, evita pasar la plancha varias veces por la misma sección de cabello, ya que esto aumenta el riesgo de daño. Aquí hay algunas pautas para encontrar la temperatura óptima:

Cabello fino o dañado: Utiliza una temperatura baja o media, alrededor de 150°C.
Cabello normal: Puedes optar por una temperatura media, alrededor de 180°C.
Cabello grueso o rizado: Si tienes un cabello más resistente, puedes aumentar la temperatura, pero no es necesario superar los 200°C.

No hay una respuesta única cuando se trata de la frecuencia de alisado, porque cada cabello es único, pero sí que es importante dejarlo descansar. La clave está en escuchar a tu cabello. Si notas que se vuelve quebradizo, frágil o pierde brillo, es hora de reducir la frecuencia de alisado. También, presta atención a las puntas abiertas, ya que son una señal clara de que tu cabello necesita un respiro.