La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha tomado partido sobre los retoques estéticos. En España, la cirugía estética ha experimentado un auge con el paso de los años. En un estudio fomentado por la Sociedad de Cirugía Plástica, Recuperadora y Estética (SECPRE), se pudo concluir que el número de intervenciones estéticas en 2021 incrementó a 204.510, es decir, un 215% más con respecto a los datos del estudio que realizó IMOP Insights en 2014.
"Si eres una persona que gesticula mucho con los ojos y la boca, tienes una gran sonrisa y el movimiento de tus cejas te delata si estás preocupado, eres candidato a que tu cara guarde la marca de tus gestos", explica la OCU. Las arrugas son parte natural del envejecimiento de las personas. Quizás las más típicas son las patas de gallo, las que salen por fruncir el ceño o las de la comisura del labios.
Para corregir las arrugas se suele recurrir al bótox. Es el nombre con el que se conoce de forma popular a la toxina botulínica. Tal y como dice la OCU, es un principio activo que, debido a su poder "paralizante", logra "relajar los músculos faciales, con lo que se obtiene el efecto lifting de estiramiento".
La realidad del conocido como 'bótox'
Se conoce de manera popular como bótox debido a que la marca Botox "fue la primera toxina botulínica que se comercializó". La firma sigue existiendo a día de hoy, pero no tiene fines estéticos. Ahora, es habitual en los tratamientos de estrabismo, para la rigidez muscular que aparece después de un ictus, para espasmos faciales o la sudoración de axila excesiva, entre otros.
Las clínicas estéticas utilizan otras marcas que están autorizadas solo como uso estético. "En manos del profesional adecuado, la aplicación del bótox es sencilla para el paciente", dice la OCU. Además, explica que la toxina se encarga de bloquear el impulso nervioso que llega al músculo que es responsable de la expresión haciendo que se relaje y "la arruga se atenúa". Su efecto es temporal y suele desaparecer a los 3-4 meses.
Las recomendaciones de la OCU ante los retoque estéticos
Al igual que ocurre con cualquier intervención médica, este tipo de tratamientos puede tener efectos adversos. La OCU cuenta que para minimizarlos se deben tener en cuenta una serie de aspectos. El primero de ellos es que se deben respetar algunas precauciones como, por ejemplo, "no es aconsejable si estás tomando antibióticos, tienes una infección de la piel, estás embarazada o en periodo de lactancia, y si tienes antecedentes de disfagia".
Una de las críticas más comunes sobre el bótox, según la OCU, es que "quita expresividad, deja el rostro antinatural y la frente inmóvil". Para evitar ese efecto de "aspecto congelado" es preferible "utilizar dosis pequeñas, aunque luego haya que hacer algún retoque".
La OCU explica que, para todas las personas que tomen la decisión de realizar un retoque estético, se debe exigir la máxima transparencia. En los procedimientos menores, como puede ser la administración de inyecciones, habrá que escoger "clínicas de confianza que indiquen el nombre y los datos de los profesionales que van a realizar la intervención, las alternativas, los riesgos, los recursos o los medios que brinda el centro den caso de complicaciones".
En el caso de que haya que pasar por un quirófano, la OCU dice que habrá que optar "siempre por profesionales con titulación oficial quirúrgica o médico-quirúrgica que puedan acreditar suficiente experiencia en el procedimiento en cuestión".
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