Por qué en verano no es suficiente con aplicar fotoprotector solar sobre la piel

Gema Cabañero

• Directora de I+I+D de 180 the Concept nutricosmética avanzada

Lejos de demonizar el sol, la radiación solar es imprescindible para las personas, ya que, gracias a ella se sintetiza la vitamina D, lo que nos ayuda a promover la absorción del calcio, contribuyendo a la mineralización ósea.

Un contacto con el sol moderado no tiene que hacer peligrar nuestra salud ni piel, ya que esta cuenta con propios mecanismos de defensa y reparación. Sin embargo, cuando se produce una sobreexposición prolongada durante años, puede provocar serias consecuencias sobre la piel como daños ocasionados en las células que deriven en un  temprano envejecimiento celular.

Por qué no es suficiente con utilizar un fotoprotector

La acción de los fotoprotectores solares sobre la piel es indiscutible. Su contenido en filtros minerales físicos y químicos nos protegen al minimizar la penetración de los rayos, absorbiéndolos y neutralizándolos y, por otra parte, reflejan los fotones y evitan que estos incidan a nivel cutáneo.

Entonces, ¿cuándo es insuficiente el fotoprotector? Dependerá de su aplicación y de la salud en la que se encuentre nuestro propio organismo, y en estos factores se suele fallar.

En cuanto a la cuestión de la aplicación, la mayoría de los fotoprotectores no cumplen correctamente su función ya que, al contrario de lo que se suele pensar, debemos aplicarlo media hora antes de exponernos para que se pueda fijar bien a la piel.

La cantidad es otra de las variables vitales y es que, para que este sea efectivo, necesitamos un total de 35 gramos para todo el cuerpo, lo que se traduce en una proporción de tres o cuatro cucharas soperas.

Muchas veces se hace un mal uso por los falsos mitos que rodean a estos productos, ya que, por ejemplo, el SPF o Factor de Protección Solar solo indica el factor de protección adicional que el protector solar te da frente a tu resistencia natural al sol, pero esto no es igual para todas las personas por lo que se tiene que tener en cuenta los agentes externos ambientales y de la misma piel. Otras veces también se ha pensado que el número que acompaña al SPF es el tiempo que nos mantenemos protegidos, pero esto es falso, debiéndonos reaplicar el fotoprotector cada dos horas máximo.

Por otro lado, el estado de salud en el que se encuentra nuestro organismo también juega un papel fundamental. Está demostrado que un alto nivel de melanina, pigmento de color marrón que se encuentra en algunas de nuestras células, ayuda de forma natural a que nuestra piel esté más protegida frente a los rayos ultravioleta.

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¿Cómo puedes mejorar la actuación de los fotoprotectores?

Aumentar el nivel de melanina en nuestro organismo para mejorar el escudo protector de la piel, nos ayudará a que de forma natural estemos más protegidos y, además, a que nuestro fotoprotector actúe de una forma más eficaz.

Favorecer esta producción está ligado a nuestra alimentación y forma de vida. Los nutrientes y vitaminas que incluimos en la dieta son primordiales. De este modo deberemos buscar alimentos ricos en:

•Carotenoides: pigmentos como el betacaroteno que aportan vitamina A a nuestra dieta, tienen efectos antioxidantes y antiinflamatorios que protegen del daño celular. Además, favorecen la producción de melanina y potencian la pigmentación. Los puedes encontrar en alimentos como las zanahorias, tomates o frutas que presentan este color rojo o anaranjado como la sandía, las papayas o las fresas.

•Vitamina E: los alimentos (nueces, semillas, hortalizas de hoja verde...)  con un contenido alto en vitamina E también ayudarán a que tu piel se consiga broncear de forma sana y natural. Incrementará el nivel de hidratación de los tejidos y tiene un alto poder antioxidante.

•Omega 3: estos ácidos grasos (pescados azules, aguacates...) protegen la piel desde dentro al activar la regeneración celular. También ayudan a evitar el enrojecimiento y la hinchazón de la piel gracias a sus propiedades antiinflamatorias.

•Vitamina D: esta vitamina es vital para nuestro organismo. Mantiene la barrera epidérmica en buen estado, disminuyendo el riesgo de quemarnos; ayuda a que la piel esté hidratada y su alto poder antioxidante colabora con  la regeneración celular