![Venga, dile que sí](https://imagenes.20minutos.es/files/image_640_360/uploads/imagenes/2022/10/19/discusion.jpeg)
No es algo que salga fácil, sobre todo cuando a quien se la das no la tiene, no porque la tengas tú, sencillamente porque no la tiene él… o ella. La razón.
A esto se aprende y, una vez que se consigue, se vive mucho mejor. Tú y ellos: las y los 'cuñados', las y los 'cagasentencias', las y los catedráticos de la vida… porque creer que tu visión y opinión es la única y verdadera tampoco es cuestión de género.
Dar la razón es liberador, más que tenerla, de verdad. Me ha costado llegar a esta conclusión, pero es así. No supone demasiado y sin embargo lo que obtienes a cambio es mucho más de lo que pierdes. Solo hay que saber elegir muy bien a quien darle la razón. No todo el mundo vale. Se identifican fácil, no necesitarás ayuda.
1. Ganas tiempo. La conversación se acaba en seguida, muchas veces para sorpresa de tu interlocutor.
2. No se marcan las arrugas en el entrecejo: si tienes que quitarle la razón a alguien seguramente adoptarás una actitud vehemente y eso conlleva irremediablemente fruncir el ceño. Hay que seleccionar muy bien estas batallas, no estamos para tonterías.
3. Ganas libertad: una vez que la otra persona ha dado por zanjada la conversación podrás hacer lo que te dé la gana.
4. Aportas tranquilidad a la otra persona y un 'sabelotodo' tranquilo es una guerra ganada.
Dar la razón es liberador, más que tenerla, de verdad. Solo hay que saber elegir muy bien a quien dársela. No todo el mundo vale
Esto no es incompatible con discutir, confrontar ideas, opiniones… Pero no con los sujetos de arriba. Discutir es sano, creo que hay que hacerlo para avanzar, para aprender. En un artículo publicado en la BBC (Por qué discutir en el trabajo es mucho mejor de lo que parece) diferentes expertos comentaban que "el disentimiento es una manera importante de resaltar diferentes perspectivas y crear un trabajo más exitoso". Y enumeraban algunos de los beneficios que conllevan las confrontaciones:
- "Ayuda a mejorar tus argumentos y tu retórica".
- "Pones a prueba tus ideas: ¿cómo de firmes eran?".
- "Ganas sentido crítico: si siempre te dan la razón nunca te plantearás nada".
- "Enfrentarte al desafío de convencer a los demás ya es una victoria".
Ahora bien, y ya termino, no hay que perder los papeles, al menos no siempre. ¡Felices discusiones!
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