![Niña con cara de sorpresa](https://imagenes.20minutos.es/files/image_640_360/uploads/imagenes/2024/01/10/noticia-interior-mujer-es-2-0-62.jpeg)
En esta época del año tres de cada cuatro post que vemos en redes sociales tienen algo que ver con propósitos de año nuevo. Por no hablar de que las conversaciones que más se dan en enero tienen este tema como mar de fondo. Algunos propósitos son fáciles de cumplir, a priori. Quiero decir que dependen solo de una misma: ir al gimnasio, visitar más a mis padres, dejar de fumar, gastar menos en esta o aquella cosa, etc. Otros, como cambiar de trabajo, dar la vuelta al mundo o ir a Berlín a ver la final de la Eurocopa, no están solo en nuestra mano. Es más, diría que ni siquiera los primeros escapan a los caprichos del azar y sobre todo a lo que no escapan es a las excusas de toda índole que surgen cuando no se han cumplido.
Tener propósitos es un despropósito, una fábrica de frustraciones, una agenda llena de citas sin tachar y una bolsa de la compra tan llena de cosas que en un momento dado se va a desfondar. Lo sabes tú, lo sabe la bolsa y lo saben los tomates que van a rodar por la acera en pocos segundos.
No vengo a ser el 'Grinch' de enero, ni a pintar el futuro de gris, pero ¿no será mejor hacer las cosas que pensar que las vas a hacer? O no hacerlas, directamente, pero vamos a evitarnos el mal rato.
Adelgazar, oh mira no, 'ponte a las cosas' y empecemos a comer bien y practicar ejercicio si es que realmente quieres y necesitas adelgazar. Pero si no estás en eso que se dice ahora 'el mood', es tontería.
Este año he decidido no hacer propósitos, ese es mi gran despropósito y espero, más me vale, cumplirlo.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios