Se está hablando mucho del éxito de la última película romántica protagonizada por Anne Hathaway y Nicholas Galitzine 'La idea de tenerte', y comparan el éxito de sus reproducciones (se emite en Amazón Prime) con su dudosa calidad: "Tan mala como exitosa". Hay comentarios de todo tipo pero los que más abundan en redes sociales se parecen a este (real): "es justo la mierda que mi cerebro necesita". ¡Gracias! Es justo la mierda que el mío también.
Esas películas, los 'best sellers' de novela negra, las historias facilonas de Mariam Keyes… son el combustible perfecto para dejar de ser productiva… y sentirme bien. A veces (muchas) leo libros porque me vienen bien para mi trabajo, otras (muchas) porque voy a entrevistar a la autora o al autor, incluso leo libros porque los recomienda algún colega en redes o porque a mis amigas les ha parecido interesante en su último club de lectura. He llegado a leer en casa los libros que ‘me avergonzaban’ y en público (metro, bus, tren, peluquería…) los libros que se supone que debo leer. Nunca dejo un libro a medias, por malo que sea o aburrido que me parezca, y esa 'tara' me ha hecho tragarme auténticos ladrillos que me aburrían soberanamente, pero… "y lo qué voy a aprender"…
Me ha costado pero ahora leo por placer, independientemente de lo que me vaya a aportar. Se llama entretenimiento y si cumple su objetivo, me vale. A veces devoro el libro (o novela ilustrada que también le pego a eso) en una tarde o en un día, según mi marido "por lo malo que es", según yo, porque quiero saber qué pasa, cómo acaba. No me parecen necesariamente buenos, pero no todos son malos y como dice Teresa Viejo en su columna semanal: "No hay mejor forma de crecer que ejerciendo la curiosidad".
También he tenido muchos prejuicios a lo largo de mi vida lectora y he ido aparcando maravillas como 'Cien años de soledad', que me estoy acabando ahora. ¡Qué pena no haberlo leído hace 20 años!.
¿A dónde quiero ir con todo esto? A ese lugar al que tanto me ha costado llegar, y es ese en el que aprovecho el tiempo libre haciendo cosas que me entretienen y que no tengan que ver nada con mi trabajo. Por ejemplo, a mí me entretiene escribir, buscar fotos para ilustrar reportajes, leer la competencia para ver qué se cuece… Hubo una época en la que traía a casa revistas de otros países y las devoraba, fotografiaba, dibujaba, recortaba… porque me gustaba… pero todo eso era trabajo. Me ha costado mucho, como digo, pero ahora soy capaz de centrar mi atención en algo que no me sirva absolutamente para nada, simplemente por pasar el rato, como ver 'La idea de tenerte' o leer ‘Las nuevas aventuras de Esther: La boda’, el mismo domingo.
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