Después de un verano feliz y una cuesta de septiembre agotadora que ha llenado de quehaceres nuestras agendas, nos hemos dado de bruces con el otoño. Sí, es una estación que nos encanta porque huele a tierra mojada, los paisajes se tiñen de colores vibrantes y las escapadas de fin de semana se convierten en los mejores planes a la vista (¡con permiso de los domingos de sofá, peli, manta y palomitas para ponernos al día con los estrenos!). Pero, por el momento, ninguno de estos alicientes nos ayuda a combatir la astenia que inunda nuestros días y que ha instaurado el insomnio como parte de nuestra rutina.
Si también estás teniendo dificultades para conciliar el sueño, puedes estar tranquila, porque no eres la única y, además, tiene una explicación química (¡y una solución natural!). Con el cambio y disminución de luz solar, la producción de melatonina sube mientras que la de serotonina disminuye; combinación que altera los biorritmos y las horas de sueño. ¿El resultado? Somnolencia, cansancio, tristeza, apatía y problemas para conciliar el sueño. Síntomas muy incómodos que influyen en nuestra rutina y nuestra productividad y para los que, sin duda, ¡necesitamos un remedio!
Además de comunicarlo a nuestro médico de cabecera, sobre todo si el cuadro se agrava, tenemos que intentar crear ambientes relajados, pues, cuando más pensemos que nos cuenta dormir, ¡más tiempo tardaremos en lograrlo! Para ello, la lavanda en todas sus variantes puede ser una aliada natural, ¡bajo estas líneas te contamos cómo!
Cómo incluirla en nuestro hogar
¡Apostando por la planta! La versión más natural siempre es una forma sencilla de aprovechar los beneficios que el aroma a lavanda tiene para conciliar el sueño, puesto que desprende un olor relajante y reconfortante para conseguirlo. Además, no requiere de muchos cuidados. Únicamente debemos preocuparnos de situarla en una zona de la habitación en la que reciba sol directo para mantenerse sana.
¿O mejor la aromaterapia? Los populares difusores de aromas ya han sabido ganarse su hueco en las casas. Estos dispositivos, además de aromatizar la casa, permiten aprovechar las bondades que los aceites esenciales tienen para la salud como, en el caso de la lavanda, contribuir a la relajación y ayudar a conciliar el sueño. Basta con poner unas gotas en el agua del difusor, que puede dejarse funcionando por la noche, para que nos ayude con ello.
En fragancia para toda la casa. Desde un ambientador hasta una vela, lo importante es apostar por la fragancia a lavanda en algunos rincones de nuestro hogar. En el dormitorio, para conciliar el sueño, en el salón para relajarnos o en el rincón de lectura para hacer más placentero este momento.
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