Los tiempos cambian y los planes para tener hijos, en este contexto, no iban a ser diferentes. Lo que se denomina maternidad tardía es una realidad cada vez más frecuente en la sociedad española, forzada por un estilo de vida que va posponiendo casi todo, también el hecho de tener hijos.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en la última década, los partos de mujeres de 40 años (o más) han aumentado un 19,3%. A nivel europeo, España ya se sitúa a la cabeza de los países con mayor porcentaje de nacimientos de madres mayores de 40 años, un récord propiciado por las circunstancias sociales que no es ni bueno ni malo, sino todo lo contrario. Es así.
¿Es mejor o peor ser madres después de los 40?
Aunque no nos atrevemos a ser categóricos en este punto, ni tampoco lo son muchos médicos a los que hemos consultado, lo cierto es que la situación es así, y como tal debemos obrar en consecuencia.
Los cambios en los roles de género, así como las condiciones laborales y económicas, entre otros factores, han fomentado este retraso en la maternidad (con la consiguiente y progresiva reducción de probabilidades de embarazo) que afecta a una gran parte de la población en todo el mundo, y en nuestro país en particular.
Aunque los expertos considerarían que ser madre es un proceso biológico que tiene lugar bastante antes de los 40, y que eso sería lo ideal, no podemos vivir de espaldas a la realidad. En este sentido, la buena noticia para las madres que deciden retrasar la maternidad es que los avances en medicina reproductiva ofrecen opciones personalizadas a la hora de decidir cuándo y cómo formar una familia.
La congelación de óvulos, aliada de las madres 'tardías'
Para todas aquellas mujeres que quieren ser madres, pero que deciden esperar por sus circunstancias, la congelación de óvulos se ha convertido en una opción eficaz y cada vez más popular. Preservar la fertilidad supone una oportunidad para ejercer el control sobre la propia capacidad reproductiva y tomar decisiones acordes a las circunstancias personales.
La preservación de óvulos es un proceso sencillo que dura alrededor de dos semanas. En primer lugar, la mujer se somete a un ciclo de estimulación ovárica, en el que se administran medicamentos para estimular la producción de múltiples óvulos en lugar de uno solo, como en un ciclo natural.
A partir de ese momento, se llevan a cabo controles médicos para monitorear el crecimiento de los óvulos y determinar el momento óptimo para la extracción. Tras ello, se procede a la extración de los óvulos mediante una breve e indolora intervención quirúrgica llamada punción folicular.
Una vez obtenidos los óvulos, se procede a su congelación. Se utiliza una técnica llamada vitrificación, que implica la congelación de los óvulos en laboratorio a una temperatura de -196º. Finalmente, estos se almacenan en nitrógeno líquido.
Mujer previsora… vale por dos
Todas sabemos que, con el paso de los años, la calidad y la cantidad de los óvulos disminuyen. Es por esta circunstancia que sucede de manera natural que los expertos en reproducción asistida recomiendan congelar los óvulos antes de los 35 años.
Uno de los mayores impedimentos a la hora de someterse a un proceso de congelación de óvulos es la edad de la paciente: a más años, mayor disminución de la reserva ovárica.
Afortunadamente, "una vez llevado a cabo el proceso de preservación, las tasas de viabilidad de los óvulos vitrificados tras la descongelación alcanzan el 80-90% de supervivencia, así como las tasas de fecundación", explica la doctora Marina González, responsable de la clínica de reproducción asistida y fertilidad Ginemed.
"Una vez vitrificados, los óvulos, al igual que los embriones, pueden mantenerse durante largos períodos de tiempo, sin que esto afecte a su calidad o influya en las probabilidades de éxito del tratamiento de reproducción asistida”, añade la experta.
Muchas pacientes en torno a los 40 años llegan a las clínicas de reproducción asistida para conseguir un embarazo. Cuando la prescripción médica lo permite, algunas de ellas inician tratamiento con fecundación in vitro. “En aquellos casos de FIV con óvulos propios es habitual completar el proceso con el análisis genético de los embriones (Test Genético Preimplantacional, PGT-A) antes de transferirlos al útero".
Y es que la naturaleza manda y, a medida que aumenta la edad del óvulo, "también se incrementa el riesgo de alteración cromosómica en el embrión, que se relaciona con menor tasa de implantación y mayor riesgo de aborto”, comenta la doctora Marina González.
Ovodonación, una alternativa eficaz para madres de más de 40
La ovodonación es una técnica que consiste en utilizar óvulos de donantes jóvenes anónimas para ser fertilizados y transferidos al útero de la mujer que desea ser madre y no puede llevarlo a cabo con óvulos propios (en muchos casos por la edad).
Desde Ginemed nos explican que la fecundación in vitro con óvulos donados es actualmente una de las técnicas con mayores tasas de éxito dentro de la medicina reproductiva en España.
De hecho, el porcentaje de embarazos por ovodonación alcanza el 60% después de una primera transferencia embrionaria y puede aumentar a un 90% en los siguientes intentos. Estos tratamientos de fertilidad permiten la consecución del embarazo a madres que no pueden lograrlo con sus propios óvulos.
“La ovodonación permite esquivar muchos de los obstáculos que limitan las posibilidades de conseguir el embarazo de la paciente, como son la edad, los problemas genéticos o el Fallo Ovárico Oculto, lo que explica que sus tasas de éxito sean tan elevadas”, dice la doctora.
La fecundación in vitro con óvulos donados fue la opción elegida por María, paciente de Ginemed, que afirma que “con 45 años, conseguir un embarazo de manera natural comenzaba a parecer inviable, ya que mi reserva ovárica era muy escasa. Tras un largo camino, optamos por recurrir a la técnica de ovodonación, la más adecuada teniendo en cuenta mi situación”.
Y añade: “aunque fue un proceso duro a nivel psicológico, lograr el embarazo fue muy gratificante y el nacimiento de mi hija Carmen compensó todo el esfuerzo”.
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