Cómo manejar el estrés producido por el trabajo, según una experta

Tener un ritmo frenético de vida se ha convertido en algo natural. Nuestra rutina está repleta de quehaceres a los que no siempre llegamos. Más allá de nuestras responsabilidades personales, a nivel laboral también podemos sufrir estrés o ansiedad por diferentes factores, como es el caso de un mayor ritmo de trabajo, de exigencia o incluso más horas invertidas de las que nos corresponderían.

El estrés laboral, además de ser un problema que afecta a nuestra salud mental, también perjudica a nuestro rendimiento e incluso puede causarnos daños físicos: con un 80% de la población española que sufre dolor de cabeza al menos una vez a la semana debido a esta causa, tal y como desveló una encuesta elaborada por el grupo farmacéutico Ferrer el pasado mes de octubre.

¿Cómo sabemos si sufrimos estrés laboral? Existen distintas señales que pueden indicarnos que lo estamos padeciendo. Piedi Martín Díez de Baldeón, Executive and Live Coach ACTP_ICF, especializada en gestión emocional, nos cuenta todo lo que debemos saber para identificarlo y, sobre todo, gestionarlo.

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¿Qué es el estrés laboral?

El estrés laboral, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), "es identificado como un grupo de reacciones emocionales, psicológicas, cognitivas y conductuales ante exigencias profesionales que sobrepasan los conocimientos y habilidades del trabajador para desempeñarse de forma óptima". Por tanto, tal y como nos detalla Piedi Martín, podemos resumir que se puede producir estrés laboral cuando "hay desajuste entre la demanda laboral y los recursos del trabajador para hacerlas frente y esta situación provoca reacciones nocivas para nuestra salud física o mental".

Este estrés puede volverse crónico de manera muy rápida y suele derivar en lo que se conoce como el síndrome de 'burnout' o síndrome del trabajador quemado que, además, ha sido reclasificado en enero de este mismo año 2022 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), como enfermedad profesional. Si este se prolonga en el tiempo y afecta a la personalidad y al autoestima del trabajador, entonces hablaremos de una patología crónica.

Es importante saber que también es posible estar sufriendo estrés y magnificarlo o, por el contrario, minimizarlo. Es clave no exagerar ni infravalorar cómo nos estemos sintiendo. "Cada persona es un mundo y hay quienes tienen tendencia a dramatizar o exagerar lo que les ocurre, quienes tienen poca resistencia a la frustración o, por el contrario, quienes tienen un espíritu de sacrificio o capacidad de aguante a veces mal entendido", explica la coach especializada en gestión emocional. "En general las personas con formación y educación tienden a negar la evidencia, otorgándose argumentos solo racionales para no mostrar ni a los demás ni a ellos mismos lo que les está pasando. Sin embargo el cuerpo, que es el altavoz de las emociones, nunca nos va a engañar. Hay que aprender a escucharlo".

El cuerpo, que es el altavoz de las emociones, nunca nos va a engañar. Hay que aprender a escucharlo.

¿Qué causas o factores pueden ocasionar estrés laboral?

Existen distintas causas que pueden producir el estrés laboral. Piedi Martín las clasifica en en dos vertientes: por un lado, las internas; y, por otro lado las externas.

En primer lugar, entre las causas internas "estaría nuestra propia rigidez o falta de plasticidad, un sentido de la responsabilidad mal entendido, la susceptibilidad en las relaciones interpersonales, la falta de sentido del humor, la inseguridad o mal autoconcepto, entre otros", explica. Y, en segundo lugar, entre las externas destaca "el mal ambiente laboral, la mala organización del trabajo, salario deficiente, presión laboral y jornadas de trabajo excesivas, exigencia de objetivos con plazos que no son realistas, la imposibilidad o dificultad para conciliar, ausencia de motivación o de incentivos".

¿Cuáles son los síntomas del estrés laboral?

Los síntomas del estrés laboral se pueden manifestar tanto de forma emocional o psicológica como de manera física pero es importante conocer que, tal y como explica la experta, será nuestro cuerpo el que nos 'avise' de que algo está pasando.

Algunos de los síntomas más frecuentes son dolor de cabeza, presión en el pecho/ palpitaciones, dolor estomacal, irritabilidad, inquietud-ansiedad, disminución del deseo sexual, tristeza o depresión, fatiga-agotamiento o miedo a equivocarse incluso ante tareas que antes nos parecían fáciles, problemas de sueño, aislamiento social….

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¿Cómo gestionar el estrés laboral?

Como bien comentaba la experta, cada persona es un mundo, y lo mismo ocurre a la hora de gestionar cualquier problema de salud mental o física. Más allá de la personalidad de cada uno, también deberemos tener en cuenta las diferentes situaciones en las que el afectado se encuentra.

Por ello, para gestionar el estrés laboral habría que aplicar planes personalizados. Por tanto, según detalla la coach en gestión emocional, "la primera medida sería reconocer el estrés y las situaciones que lo desencadenan". Pero algunas de las estrategias más comunes para el manejo del mismo serían las siguientes:

Trabajar el autoconcepto y la autoestima.
Explorar qué lugares, qué situaciones y qué personas me 'desenredan' esos nudos en el estómago, en el pecho, en la cabeza…. para frecuentarlos.
Practicar con regularidad alguna actividad física y preferiblemente en contacto con la naturaleza.
Declarar la guerra a la procrastinación, (acto de posponer el momento de abordar las tareas desagradables). "La procrastinación es enemiga de la paz interior", afirma.
Buena organización, "que incluye capacidad para saber priorizar, distinguir lo urgente de lo importante y tener cintura para cambiar mi agenda cuando lo requiera la situación". Piedi Martín además recomienda incluir 'tiempos colchón' en la agenda, qué basicamente "son tiempos para recuperar la actividad que pospuse porque surgió un imprevisto importante".
Alimentar el sentido del humor.
Relativizar, aprender a quitar importancia o gravedad a lo que no la tiene.
Buscar la observación objetiva y evitar la susceptibilidad en las relaciones personales.
Ejercer técnicas de relajación, como respiración profunda, yoga, masajes….
Practicar meditación en general. La experta lo concibe como un "ejercicio interno para autoregular la mente o contemplación si tiene contenido espiritual".
Pasar tiempo con la familia y los amigos.
Huir de 'anestésicos' engañosos como el alcohol, el uso de sustancias ilegales, el tabaco…, ya que "pueden mitigar la sensación de estrés en un primer momento pero después lo potencian".
Alejarse de la fuente de estrés en la medida de lo posible.
Adoptar una postura positiva ante los problemas.
Mantener una dieta sana y equilibrada.

Por último, más allá de los distintos consejos que podemos llevar a cabo para gestionar este estrés, también será clave detectar hasta qué punto nos está afectando para buscar ayuda profesional.

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