El ajedrez: un método eficaz para mejorar como mujer y directiva (incluso si no sabes jugar)

María Rodrigo
María Rodrigo
Kino Verdú/Canva
María Rodrigo

'Ajedrez con cabeza' es un local que aún huele a nuevo. Se encuentra en una calle céntrica de Madrid, con vistas al Canal de Isabel II y en su interior pequeños, jóvenes y mayores se afanan en mover reinas, reyes, caballos, alfiles, torres y peones. En la planta de abajo, María Rodrigo Yanguas está rodeada de mesas tachonadas de tableros con 64 casillas con un destino: el jaque mate.

Sonriente, pelo largo, acaba de publicar 'No te enroques. Psicoajedrez para mejorar tu vida' (HarperCollins) y, claro, la pregunta en mayúsculas es ¿qué es eso del psicoajedrez?: "Utilizar el tablero, las piezas, para entrenarte mentalmente a nivel cognitivo y emocional, no hace falta saber las reglas… Hombre, si se conocen se aprovecha más". Luego iremos profundizando.

Nació un 10 de abril de 1990 en Madrid, se crió en el barrio de Carabanchel y "a los cinco años, mis padres me apuntaron a este juego porque era una nena muy poco atenta, no paraba quieta, muy movida, aparecía una mosca y me quedaba mirándola. Tuve un profesor muy bueno que consiguió engancharme, confió en mí desde el primer momento y me enamoré del ajedrez. A los seis ya empecé a competir, y hasta hoy".

Le picó, le dio fuerte: "imagino que fue la superación personal cuando ves que ganas y tu autoestima crece. Siempre me he sentido muy a gusto delante de un tablero, concentrada, era más como un reto personal". Conquistó su barrio, luego los torneos de la capital y más tarde los de ámbito nacional, que compaginó con los estudios, en concreto de psicología en la Universidad Complutense. Su obsesión era opositar, opositar y opositar para conseguir una plaza de psicóloga en un hospital público "me quedé a las puertas de obtener la plaza y justo en ese momento me llamó el psiquiatra Hilario Blasco del Hospital Universitario Puerta de Hierro, y me propuso hacer la tesis doctoral con él sobre ajedrez terapéutico, y le dije que sí. Estuve cinco años con la tesis doctoral y al mismo tiempo hemos realizado un videojuego para trabajar con niños con déficit de atención, con hiperactividad, con TDH, y paralelamente ajedrez terapéutico en salud mental. Hacía talleres para adultos y niños y adolescentes ingresados. No hacía falta saber de ajedrez, sino cómo, utilizando las piezas, podemos entrenar la atención, la memoria, el razonamiento de diferentes formas. El objetivo no es ganar o perder sino entrenar la mente".

Arranca septiembre de 2021, lee su tesis sobre el ajedrez como 'arma' terapéutica, y aparece esa pregunta, ese punzante interrogante: ¿qué hago ahora? La web chess.com le ofreció comentar torneos y dijo que sí: "Al principio mis padres se quedaron pensando que para qué tantos años con una carrera y la tesis y ahora quiere ser comentarista, les chocó, pero vieron que me hacía feliz, que lo pasaba superbién retransmitiendo, y a partir de ahí poco a poco me salió dar conferencias, promocionar el ajedrez y es a lo que me dedicó plenamente. Tomé la decisión de dejar de competir en agosto del 22, no podía con todo. El tema de competir te exige viajar bastante, los entrenamientos son tres horas al día, mucha tensión y no podía compaginarlo todo. Hubo una película, 'Patch Adams', que me hizo tomar esa decisión, sobre un estudiante de medicina que vio que su vocación era hacer reír a las personas dentro del propio hospital… andaba con un puñado de dudas y a lo mejor mi destino es promocionarlo y no tanto competir. Y estoy en esa fase, en llevar el ajedrez a todo el mundo". Y su libro es una herramienta más en el tablero de la vida de María Rodrigo Yanguas.

María con su libro 'No te enroques'.
María con su libro 'No te enroques'.
Cortesía

Empezamos por la actualidad. ¿Qué te parece lo que ha ocurrido con la ajedrecista iraní Sara Khadem?

Desde mi punto de vista Sara Khadem, junto a su marido, han sido muy valientes por abandonar Irán para comenzar una nueva vida con su hijo en España. Khadem decidió Jugar sin hiyab en los Mundiales de rápidas y blitz que se disputaron en Diciembre. Este acto es condenado en su país por lo que han decidido abandonarlo para dejar de vivir en la represión a la que estaban siendo sometidos. Admiro mucho a Khadem por la valentía que ha tenido, porque no debe ser nada fácil dejar a toda tu gente y a tu país, e instalarte en uno nuevo con otra cultura y tradiciones. Khadem tiene un futuro ajedrecístico prometedor y creo que desde España va a poder potenciarlo para conseguir llegar a la meta que se ha propuesto "entrar en el ranking de las 10 mejores jugadoras". La situación en Irán es cada vez más compleja y difícil, y creo que figuras de referencia como Khadem pueden hacer que cada vez más mujeres se rebelen para luchar contra las desigualdades que están sufriendo allí.

Pedro Sánchez recibe en el Palacio de la Moncloa a Sarasadat Khademalsharieh.
Pedro Sánchez recibe en el Palacio de la Moncloa a Sarasadat Khademalsharieh.
Reuters

¿Qué es para ti el ajedrez?

Es vida. Siempre he pensado en él a nivel competitivo, no lo veía desde otra perspectiva hasta que me llamaron del hospital para hacer la tesis y pensé cómo va a ser terapéutico, pero soy muy curiosa, empecé a leer sobre ello y me enganchó. Es un entrenamiento a nivel cognitivo, emocional, como un escenario para enfrentarte a tu vida diaria. A nivel emocional, por ejemplo, te conoces profundamente a ti mismo, para la resiliencia, la frustración, cuando juegas una partida diferencias lo que es miedo, tensión, alegría… A nivel cognitivo es un adiestramiento para el cerebro. Cuando jugamos una partida es como si viviéramos una vida muy rápido: al nacer es la apertura; pasamos a la adolescencia, que es cuando empiezas a desarrollar tus ideas y no copias, desarrollas tus propias jugadas; en la adultez te enfrentas a problemas de verdad; y en la vejez se acaba la partida, das jaque mate.

¿Por qué el libro?

Una serendipia, mi vida está llena de ellas, me levanto cada mañana y va cambiando mi rumbo. Me escribieron los de la propia editorial, que estaban interesados en que escribiera un libro. Pensé que era de ajedrez, en lo que estoy más especializada, pero me dijeron que fuera sobre mi vida y claro, ¿cómo voy a contar mi existencia, que tengo 32, tampoco es tanto? Me puse a ello y me salían un montón de cosas que contar, como ajedrecista, como psicóloga y entrenadora, tenía tantas vivencias en estas tres áreas que lo escribí bastante rápido. Solté de golpe todo lo que tenía en la cabeza, y así surgió.

¿Cuál esa parte emocional que desarrolla el psicoajedrez?

La tolerancia a la frustración porque estamos muy acostumbrados a perder cuando jugamos partidas, vivimos en un mundo en el que tienes que ganar en todo y con el ajedrez aprendes a perder. Yo llevo desde los cinco años perdiendo, más que ganando, y eso te va haciendo fuerte, resiliente a la derrota. Sacas recursos, aprendizajes para aplicarlos a la siguiente partida. En el ajedrez, perdemos, colocamos otra vez las piezas y tenemos la oportunidad de empezar una nueva partida con los fallos de la anterior, para mí es uno de los valores que más me ha proporcionado en mi vida diaria. A ser resolutiva. Cuando juegas tenemos que pensar en las diferentes soluciones a las trampas que nos pone el rival, unas veces las detectamos y otras nos las ‘comemos’, entonces buscas soluciones y tienes que tener planes A, B, C… Adquieres un pensamiento muy flexible, relacionado con el tema resolutivo, si el A no te funciona rápidamente en cuestión de segundo, tienes que cambiar a otro y pensar en otras alternativas. El trabajo de la impulsividad también se trabaja mucho y de ser reflexivos, cuando el rival mueve si tú lo haces al instante, igual caes en la trampa del otro, hace que te pares, que pienses un segundo en lo que pretende el contrincante y a partir de ahí desarrollas tu jugada.

María Rodrigo durante la entrevista.
María Rodrigo durante la entrevista.
Kino Verdú

Hablas a menudo de la empatía…

Se trabaja mucho con el ajedrez, ponernos en la piel de nuestro rival, saber perder y saber ganar, y cuando ganas tienes que frenar tus emociones y respetar al rival; al meterte en la piel del rival en tu vida diaria entiendes un poco mejor a las personas, te pones en sus zapatos.

¿Es de autoayuda?

Sí. Yo lo he querido enfocar de esa manera. He contado mi experiencia de cómo el ajedrez me ha ayudado a parar esta hiperactividad, ves la vida de otra forma, la contemplas como una partida de ajedrez, de que llega el fin y tenemos que ser conscientes de ello, y tratar de vivir el aquí y el ahora y te da recursos, ideas para poder aplicarlas en tu vida cotidiana.

Al 'desnudarte' en el libro te habrás tenido que enfrentar a situaciones no muy agradables…

Sí, a ciertos miedos… Está estructurado en dos partes. En una cuento sobre todo cómo utilizarlo a nivel terapéutico, social, educativo, empresarial, y una segunda hablo de mis vivencias, de recuerdos de momentos… de tener que mostrar respeto a un rival, de aventuras con compañeras en viajes y torneos, tiempos de soledad que tiene un ajedrecista, porque al final desapareces de tu mundo, viajas a otros sitios tu sola o te ponen en una habitación con gente que no conoces, convives con ella nueve días, la otra tiene sus manías, sus rutinas que en ocasiones chocan con las tuyas. Me acuerdo con una cubana que rezaba diez veces al día, me volvía loca…

¿Qué sientes cuando te colocas delante de un tablero de ajedrez?

Ahora cosas diferentes a cuando competía. Antes me sentaba y era emoción, ganas de empezar, tensión, incertidumbre, pero estaba segura de mí misma, se para el mundo y estoy cinco horas con mis piezas, me relajaba… llevaba muy mal perder, pero con la edad vas gestionando esas derrotas, pero me dolía, soy muy competitiva; juego con amigos al parchís y no hay risas, necesito ser la mejor. Estoy empezando a jugar al pádel y se nota ese dragón que llevo dentro… en el ajedrez no puedes hablar, estás horas callado con tus pensamientos, con querer matar al rival [se ríe] y te lo callas, es una tensión que no liberas; en el pádel la sueltas constantemente, te mueves, eres pura energía, hablas con el compañero, a veces me sorprendo soltando algunos tacos.

Yo llevo desde los cinco años perdiendo, más que ganando, y eso te va haciendo fuerte, resiliente a la derrota. Sacas recursos, aprendizajes para aplicarlos a la siguiente partida

En tu vida personal, laboral, ¿también eres tan competitiva?

Mucho, en todo, pero conmigo misma. Busco la perfección, que es un error. En cualquier proyecto intento dar el cien por cien.

¿Y ambiciosa?

También. Soy un culo inquieto. Me gusta entrar en los proyectos pero no por mucho tiempo, soy muy curiosa, todo eso se junta, picoteo un poco de todo constantemente, para bien y para mal. Es bueno levantarse todas las mañanas con un objetivo claro, que encienda tu llama, pero estoy aprendiendo a calmarme.

Palabras como risa y juego desde una óptica lúdica aparecen a menudo en el libro…

Hay que tomarse la vida más como un juego, con risas, creo que sí. Estamos muy obcecados en verlo todo muy en serio, le damos mucha importancia a las cosas (aprendo a no dársela…), estoy en un cambio personal importante. Antes todo tenía que estar en su sitio, y ahora como que sales de esa burbuja de perfección. Yo doy el máximo, ¿qué no salen bien? Pues ya está, no pasa nada. Lo importante es esforzarse y dar el máximo, eso intento trasladarlo a los ‘peques’ a través del ajedrez. Hay cosas que dependen de nosotros y otras que no, eso es fundamental. Ganar o perder una partida no depende de ti, lo que sí depende es darlo todo, y eso lo podemos extrapolar a nuestra vida diaria. Depende de ti cómo te está afectando esa situación y saber gestionarla. Yo era muy 'enfaduqui' de pequeña y mi madre siempre me decía "mira dentro de ti por qué estás así y no trates de buscar excusas externas", y eso también te lo inculca el ajedrez. Cuando perdía buscaba razones externas, que si me dolía la cabeza, que el rival no sé qué… quítate esas excusas y analiza en qué has fracasado.

¿Cómo extrapolas el psicoajedrez al ámbito empresarial?

Precisamente en ‘Ajedrez con cabeza’ estamos trabajando con empresas, desarrollando cursos para utilizar las herramientas de este juego aplicadas a nivel empresarial. Cuando planteas un negocio es como hacerlo con una partida de ajedrez. Ir poco a poco sería jugar a nivel posicional;, o ir a dar a por todas y dar jaque mate al rival: son dos tipos de estrategia a nivel empresarial. Depende. A veces es mejor ir paso a paso en un proyecto y no dejarte debilidades en el camino. Saber ver por donde va la competencia, en el ajedrez constantemente nos estamos preguntando qué nos amenaza, analizamos qué plan está realizando. Y la toma de decisiones. En el ajedrez estamos todo el rato tomándolas, en cuestión de segundos, en la empresa igual. En el control de las emociones, hay que mantener la cabeza fría en momentos críticos.

Si fueras una directiva ¿cómo emplearías el ajedrez la hora de montar y manejar un equipo?

Saber y conocer el rol de cada pieza, cuál es el papel de cada uno y su valor. Me gustaría que mis empleados supieran tomar decisiones con cabeza, con pensamiento crítico, que también te lo inculca el ajedrez, y no dejarse arrastrar por la ola o por lo que digan, que sepan controlar las emociones, que no sean robots. Y establecer finalidades a corto y medio plazo, algo que en el ajedrez lo estamos haciendo constantemente. Muchas veces necesitas cuatro o cinco jugadas para llegar al objetivo, o bien una pieza no está cumpliendo su cometido como debe ser, o que otras le están incomodando. Los peones son al alma del ajedrez, gracias a ellos se mueven el resto de las piezas, hay que saber colocarlos en el lugar adecuado, como tus trabajadores.

Hay que tomar decisiones con cabeza, con pensamiento crítico, que también te lo inculca el ajedrez, y no dejarse arrastrar por la ola o por lo que digan

El ajedrez es un mundo masculino, siempre que se habla de un campeón del mundo es un hombre, que si Kaspárov, Kárpov, Fischer…

Así lo percibo, sí. Soy la presidenta de la Comisión del Ajedrez de la Federación Española, llevo dos años, y hemos notado el incremento de mujeres… Es verdad que el ajedrez siempre ha estado muy relacionado con lo masculino, como ocurre en la sociedad, en las actividades físicas o en el deporte. Las mujeres estaban en casa, no tenían esa posibilidad. Los primeros clubes de ajedrez datan de mil ochocientos y pico y ellas no podían acceder. Pero eso está cambiando, sobre todo después de la pandemia porque se desarrollaron mucho los juegos de mesa para matar el tiempo, y podías jugar con personas de otras partes del mundo, o de tu ciudad, a través del ordenador, fue un hito; el segundo fue la serie 'Gambito de dama', que potenció el empoderamiento de la mujer en el ajedrez, muchas se vieron reflejadas en su protagonista, y cada vez hay más en los clubes, de todas las edades, desde pequeñas hasta mayores.

¿El ajedrez da visibilidad a las mujeres?

Sí, pero no buscamos campeonas; si corres, al empezar no cavilas en ir a las Olimpiadas, no tenemos que pensar en el ajedrez para llegar a competir, sino utilizarlo para estar mentalmente en forma. Ayuda a tener la cabeza activa y a desarrollar el pensamiento crítico. Desde la comisión de la mujer y el ajedrez estamos trabajando en tres líneas principales: la primera es visibilizar el papel de la mujer, crear referentes en carne y hueso y que cada vez haya más niñas y mujeres que se animen a jugar; segundo formar a árbitras y monitoras, algo fundamental; la tercera es cuidar a las mejores jugadoras que tenemos ahora, mimar la cantera, porque van a ser referentes para futuras generaciones, como Sabrina Vega, durante ocho años campeona de España, y recibió el premio Reina Sofía a la deportividad porque se negó a jugar en 2017 los campeonatos del mundo de partida rápida en Arabia Saudí por el machismo y las desigualdades que existen en ese país; o la actual campeona de España, Marta García, o la joven promesa María Eizaguerri.

El psicoajedrez te ayuda a enfrentarte a fortalezas y debilidades… ¿Cuáles son las tuyas?

Mi debilidad es que soy muy cabezona, para bien y para mal, y a veces poco flexible, es verdad que luego recapacito mucho y pido perdón, pero me cuesta salirme de mis trece. Como fortaleza soy muy constante, cuando me propongo un reto voy a muerte a por él. Ahora me he propuesto correr una maratón, y estoy enfocadísima a ese objetivo. Soy muy hiperactiva, mi vida es un poco caótica. Soy muy impuntual, en temas de trabajo no, cuando quedo con mi gente, sí, mucho. Tengo que aprender a gestionar esas cosas, a controlar mi entusiasmo inicial tan intenso.

La vida no es tan cuadriculada y ordenada como un tablero de ajedrez…

Pasan cosas que tienes que saber lidiar, y en el ajedrez también. Piensas que ya vas a ganar, que lo tienes todo controlado, calculado… y no. Los ajedrecistas vivimos en una constante incertidumbre que se traslada a tu vida. Te levantas por las mañanas con las cosas claras de cómo va a discurrir la jornada, y de repente surgen imprevistos, fatalidades… El ajedrez te da flexibilidad para afrontarlos, y aprender a que no puedes tener todo controlado. Es que si no, no vives, es imposible.

Pero en la vida el caos también forma parte de ella…

Por supuesto. Pero en el ajedrez el caos no se admite… Aunque mis partidas son un caos en las que la gente no entiende absolutamente nada. Se traslada un poco la personalidad que tengo yo algo caótica, en el buen sentido. Establezco posiciones que ni siquiera yo sé el porqué, evito colocaciones muy cerradas, estructuradas… no puedo, me desesperan y antes ellas suelo sacrificar algo para abrir la partida. Es una fortaleza que poseo al jugar, me desenvuelvo bien en partidas desordenadas, caóticas. En mi vida también, despisto un poco, no saben por donde puedo salir.

En este juego hay que establecer un plan, como en nuestra cotidianidad, hablas de ello en el libro, la vida como una partida… ¿Cuál era tu plan y cuál es ahora?

Cuando con 18 años decidí estudiar psicología sí que me plantee un plan de vida. En quinto empecé a opositar y tenía clarísimo que quería ser residente en un hospital público en España. En el momento en que vi la lista de admitidos de mi tercera convocatoria y no estaba… mi mundo se vino abajo. Llamé a mis padres y me dijeron que si había ocurrido eso era porque el destino me aguardaba otra cosa. Y así ha ocurrido. Y llegó lo del doctorado, y gracias a ello ahora soy feliz. Nunca me imaginé hacer el doctorado, ni ser comentarista de ajedrez, ni estar viviendo de promocionar el ajedrez. Vivo al día, esto de ser autónoma es un vértigo y una incertidumbres máximos y absolutos.

El ajedrez te ayudará a sobrellevar esa incertidumbre…

A controlar los nervios y pensar. Me ha llenado de confianza a en mí misma y ahora sé que siempre puede haber otro camino que plantear y que tomar.

¿Estarías con una pareja que no supiera jugar?

He tenido parejas que sí y otras que no. Que jueguen a nivel competitivo no me gusta y que no practiquen un deporte, tampoco. Quiero que sepan el sentimiento de fracaso que sufres al perder una partida… has dedicado mucho esfuerzo y empeño y te frustras, y tiene que comprender eso. Con un ajedrecista me volvería loca porque están todo el rato hablando de ajedrez. Una partidita de vez en cuando con una copita de vino y se acabó.

¿La partida más difícil que has jugado en tu vida?

Cuando vi las notas de la oposición y no conseguí plaza. Me fui al cine e iba llorando a moco tendido. Y del ajedrez dejé la competición en esos momentos. Luego lo retomé pero no pensaba a la misma velocidad, me ganaban a menudo… Ya no disfrutaba jugando, compitiendo.

Bueno, entonces, ¿quién manda en el ajedrez?

La dama (la reina). Pero la pieza más valiosa es el rey, al que hay que dar jaque mate, un hombre. La dama se puso en el siglo XV por Isabel la Católica, antes solo podía moverse de una casilla a otra. Como ella tenía mucho poder, decidió trasladar ese poder que cada vez tenían más las mujeres al ajedrez e hizo que se pudiera mover como ahora, en todas direcciones y en más de una casilla, y cambió las reglas del juego. Pero no deja de ser el rey la figura más importante, ojalá pudiéramos llamarla ‘la rey’ o que no tuviera género, y ya está. 

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