Teresa Viejo Periodista y escritora
OPINIÓN

Allá donde te lleven los sueños

Mueñeca Asmara
Mueñeca Asmara
Cortesía
Mueñeca Asmara

Desde que recuerda, Sandra Palma soñaba con la India. Puede que la curiosidad por aquel país empezase en la misma guardería: mientras otros niños formaban un castillo con las piezas del Lego, ella proyectaba el Taj Mahal. Y se hacía preguntas de adulto. ¿Cuánto de lejos quedará? ¿Cómo serán sus paisajes? ¿En qué idioma hablarán sus gentes?

Sandra quería ir a la India, pero se conformó con Londres. Tenía veinte años y se dijo que aprovecharía para aprender inglés y preparar el gran viaje, hasta que él se cruzó en su camino y quedó embarazada. Él fue su primer amor y en sus ojos oscuros solo veía un país que cada vez se alejaba más. Qué obsesión la suya con esa tierra que la llamaba a través de señales que no terminaba de interpretar. La vida le hizo madre de nuevo y su sueño encalló. Mientras sus hijos crecían, ella trabajaba a destajo limpiando colegios, así que sus fantasías se redujeron a las danzas orientales que practicaba con destreza. La vida misma.

Así llegaron los dieciséis años de su hija y una beca que la chica empleó en la madre. El mundo al revés. "Para que cumplas tu sueño", le dijo, y puso el visado entre sus manos. Sandra se despidió de sus hijos y emprendió rumbo a India. Tenía cuarenta años y era la primera vez que se separaba de ellos, también la primera que abrazaría a decenas de niños que la adoptaron como una más. Son los niños de la playa, los que venden flores a orillas del río Ganges, los desprotegidos, cuya semilla de amor germinó en Sandra tan fuerte que volvió a España decidida a izar puentes. De repente lo entendía todo: su obsesión, los mensajes, los nombres de sus hijos que creía elegidos al azar… la India era su misión. Por un lado, llevaría recursos a las niñas y niños indios y, por otro, contaría a los españoles su experiencia para que unos y otros se enriquecieran mutuamente.

Sandra Palma en la India
Sandra Palma en la India
Cortesía

Primero relató a los 700 niños de un colegio español su viaje y les acercó al yoga y la meditación, pero debía de profesionalizar su proyecto, de modo que se despidió de sus hijos y se marchó, esta vez sin fecha de retorno. El germen de 'Semillas de conciencia', su ONG, estaba enraizando. Instalada en India, fijó su atención en una zona alejada de la ciudad, infectada de tigres y elefantes -que ahora recorre montada en una destartalada motocicleta-, porque allí no había escuelas ya que los niños no podían cruzar ese terreno inhóspito y sus padres se negaban a abandonarlo; así que Sandra, sin recursos propios, pidió ayuda, se agenció un viejo autocar y convenció a un maestro para que le acompañara en la aventura. Después llegaron lápices, libretas y gomas de borrar. El entusiasmo infantil por aprender hizo el resto. Lo segundo fue una máquina de coser con la que enseñar a las mujeres a confeccionar uniformes para los colegios oficiales. Después, las muñecas.

Sandra Palma en la India
Sandra Palma en la India
Cortesía

Sandra maduraba un regalo especial para su hija Asmara, que iba a cumplir dieciocho años sin su madre al lado. ¿Qué podría regalar que impactara, no solo en ella, sino en su entorno? A una hija que había hecho posible materializar un sueño. Y confeccionó una muñeca con su nombre. Durante tres meses Sandra durmió con la muñeca Asmara. Necesitaba que el peso, el tacto, los matices de la piel, la textura de las telas, representaran la pluralidad de una sociedad de la que Sandra se siente parte. Allí ha creado 11 colegios, 4 guarderías, y ha empleado a decenas de mujeres que reciben un sueldo por crear unas muñecas que contribuyen a la financiación de la ONG soñada por una empleada de la limpieza, como insiste la propia Sandra. Un regalo con propósito en nuestra carta de los Reyes Magos.

Supongo que algunas señales no hay que tratar de discernirlas… tan solo debemos seguirlas.

La definición no es peyorativa. Esta historia me despierta tanta admiración, como curiosidad. Admiración porque con todas las piedras del camino Sandra se ha hecho, no el castillo del verso de Pessoa, sino el Taj Mahal de su infancia, ya que siempre encuentra el modo de facilitar la educación al mayor número de niños y niñas. Y curiosidad para entender cómo urde el destino el relato de su vida. ¿Qué hizo que la niña Sandra se obcecara con India? ¿Sabía su alma que allí le esperaba una gran misión?

Sandra Palma en la India
Sandra Palma en la India
Cortesía

Supongo que algunas señales no hay que tratar de discernirlas porque ese propósito nos lleva a un plano en exceso mental… tan solo debemos seguirlas.

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Teresa Viejo
Periodista y escritora

Mi nombre es Teresa Viejo y soy una contadora de historias, que estudia los efectos de la curiosidad en el comportamiento humano. Gracias al periodismo he observado la vida desde ángulos muy variados, pero tras muchos años entre focos sé que la mejor luz la emitimos las personas, por eso te descubriré a mujeres inspiradoras a quienes les ha “salvado” su curiosidad. ¿Cómo? Ya lo verás. También dirijo programas y escribo libros, la mayoría novelas de misterio, menos el último que se lo he dedicado a nuestra principal competencia –“La niña que todo lo quería saber. La curiosidad: claves para una vida más inteligente y feliz”-. También conduzco “La Observadora” en RNE y practico la Comunicación No Violenta y la Indagación Apreciativa. ¡Ah! Ser Embajadora de UNICEF me llena de orgullo. Como vivo en modo aprendizaje, casi nunca miro hacia atrás. Bueno, un día sí… un día me puse a contar las entrevistas que había realizado y al llegar a las diez mil, paré abrumada. Preguntar es más revolucionario que afirmar y ahora enseño a las personas a hacerlo. Y a liderar activando su curiosidad. Tú también puedes, créeme. ¿Te he contado que mi bebida favorita es el té?

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