Yo no voy a hacer eso, a mi hijo no le dejaré la tablet cuando estemos en un restaurante para que no moleste, mi hijo va a comer verduras y frutas y llevará una alimentación saludable 100%.
La tele la verá solo ciertas horas al día, según vaya creciendo el uso de pantallas iba a estar restringido y nada de consolas, que al final se convierten en un vicio. Mi hijo no iba a ser como esos niños que enseguida tienen un móvil, cada cosa a su tiempo, por supuesto.
De verdad que eran mis firmes propósitos, los mismos que se han ido desmontando, no porque piense que justo lo contrario es lo mejor. No. Se han ido desmontando porque la vida pasa y la vida fluye.
Mi hijo ha estado viendo 'Pocoyó' en la tablet mientras su padre y yo nos tomábamos una caña en una terraza, y hemos sido felices los tres. Mi hijo odia comer verduras y las que toma están camufladas dentro de los platos de lentejas o fabada (al rico puré mezclado con legumbres), la única fruta que consume es una mezcla de fresa y plátano con la que él mismo se hace unos batidos del tamaño de un cubo de pintura de cinco kilos.
Mi hijo se pasa el día viendo jugadas de la NBA en la tele y juega en línea con sus amigos todos los fines de semana en la consola de turno. Toma pizza los viernes por la noche y muchos bocatas de tortilla con queso. Le 'flipa' el coulant de chocolate y el yogur griego con straciatella (este último lo toma casi a diario). Le encanta el 'Nestea' y su ‘restaurante’ preferido es una famosa cadena de burritos.
Me gustaría que leyese más, me gustaría que hiciese su cama sin tener que decírselo 2.567 veces, me gustaría que no usase la expresión 'bro' casi en cada frase y, sobre todo, me gustaría que no llevase el mismo corte de pelo que sus amigos, que parece que están fabricados en serie.
Mi hijo es buena persona y aunque no siempre creo que lo estamos haciendo bien, ahí vamos, aprendiendo los tres, peleándonos mucho y queriéndonos más.
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