Anitta Ruiz Consultora de moda | #LAROPAHABLA
OPINIÓN

Camila, la reina inesperada, callando bocas

Carlos III y Camila asisten al 80 aniversario del desembarco de Normandía
Carlos III y Camila asisten al 80 aniversario del desembarco de Normandía
Europa Press
Carlos III y Camila asisten al 80 aniversario del desembarco de Normandía

''Con todos ustedes el rey y la reina de Inglaterra'', y aparecen sobre el escenario Carlos y Camila. No sé a vosotros, pero a mí me sigue llamando poderosamente la atención. Ya han pasado muchos meses pero me sigue impresionando igual, y me hace pensar que la vida da muchas vueltas y que las cosas no son como empiezan, sino como acaban. Quién nos iba a decir que esa mujer que durante años no solo fue ''la otra'', sino que era algo parecido al demonio, terminaría no sólo reinando, sino llevando sobre sus hombros una parte muy importante del peso de la corona, debido a una serie de desafortunadas desdichas. Vaya por delante que yo soy bastante ''camiler'' y que (aunque me caigan palos) la elevación a los altares de Lady Di me parece que tiene más que ver con su trágica manera de morir que con su convulsa forma de vivir.

Quién nos iba a decir que esa mujer que durante años no sólo fue ''la otra'', terminaría llevando sobre sus hombros una parte muy importante del peso de la corona

Todos estos pensamientos se me agolparon mientras seguía de cerca los actos del 80 aniversario de #DDay, el famoso ''Desembarco de Normandía''. Unas jornadas emocionantísimas en las que hemos visto a la reina llorar, reír, saludar con verdadera pasión y sobre todo acompañar a su marido y a los veteranos de la II Guerra Mundial, protagonistas del día que empezó a cambiar Europa. Todo esto impecablemente vestida, algo que ha ido depurando con los años sin perder su esencia y que la ha convertido en una de las mujeres más elegantes de Inglaterra, demostrando, además, que eso que llamamos estilo nada tiene que ver con la belleza clásica. 

En el primer acto de estas maratonianas jornadas, apareció sobre el escenario de la playa de Normandía vestida de un rosa bebé de lo más favorecedor. Y hacedme caso, elegir un color para un acto de este tipo no es fácil. No puede ser muy alegre porque fallecieron muchas personas, pero tampoco puedes ir estrictamente de luto porque lo que se celebra es una victoria. El rosa, en esa tonalidad, es un color amable y muy empático. 

Elegir un color para un acto de este tipo no es fácil. No puede ser muy alegre, pero tampoco puedes ir estrictamente de luto 

Además no llama la atención, que no tenía que estar puesta en ella. Cubriendo la cabeza, un precioso casquete rosa tan coqueto como apropiado. Y digo apropiado porque se le adaptaba perfectamente a la cabeza, sin sobresalir, lo que no impedía la visión a derecha o a izquierda (sigo pensando que los platos grandes y ladeados no son muy apropiados para este tipo de eventos ya que corta el área de visión hacia un lado y por tanto impide la comunicación con quien tengas sentado a uno de tus costados). 

Camila y Carlos III en el 80 aniversario del desembarco de Normandía
Camila y Carlos III en el 80 aniversario del desembarco de Normandía
Europa Press

El día siguiente, en el memorial británico de la playa de Omaha, la reina optó por uno de sus abrigo-vestido que tanto le favorecen. En este caso en un impoluto blanco. El color de la paz y los principios. Coincidió en el tono con una también elegantísima Brigitte Macron. Aquí sí llevaba una enorme pamela que ha recibido no pocas críticas por ser, quizá, algo festiva. Si me preguntas creo que la elección se debía al fortísimo sol que hacía esa mañana y que se veía reforzado por el escenario, en arena y mármol. Llevar un sombrero que cumpliera su función, tapar del sol, permitió a la soberana no llevar gafas ni estar permanentemente con los ojos entornados por la incomodidad. La foto de las dos primeras damas frente al Arco de la Victoria me parece de una belleza atemporal sublime.

Camila y Brigitte Macron
Camila y Brigitte Macron
Europa Press

Camila optó por adornar su vestido con el broche ''Concha de vieira'' que perteneció a la Reina Madre. Una joya de forma curiosísima e historia más curiosa aún. Perteneció a la aristocrática familia inglesa Thomson y cuando la última mujer de la saga murió sin descendientes se lo dejó en su testamento a la entonces reina, abuela de Carlos III. Precisamente fue en 1944 cuando la Familia Real inglesa incorporó esta joya a sus propiedades. Todo un detalle. La legataria, por cierto, pidió que el broche pasara de 'reina en reina'. Así que durante mucho tiempo se convirtió en uno de los favoritos de Isabel II y ahora lo luce Camila. Lo que nos lleva de nuevo al inicio de esta columna. ¡Quién nos lo iba a decir! Las vueltas que da la vida.

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