¿Soy o estoy soltera? Oda al 'single mood' y un poquito de 'coaching' para asumirlo

Celebro el Día del Soltero (y de la Soltera) más que nunca sabiendo que la soltería está muy bien, pero consciente de que hay que saber reconocer si hay ganas de volver a la fórmula del +1. 
Las bondades de estar soltera
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Las bondades de estar soltera

En un mes cumplo un año de soltería (algo insólito para los expertos en solapar amoríos) tras una relación de cinco años que al terminarse, me hizo ver, no sin cierta lástima, que con el paso del tiempo, se ralentiza el metabolismo, pero se acelera la capacidad de recuperación emocional. Tardé poco en decirle a mis amigas, como si esa conversación fuera parte de una de esas comedias de enredos en las que la recién separada se dispone a adentrarse en una concatenación de aventuras y malísimas decisiones, lo feliz que estaba de estar otra vez soltera. 

Mi alrededor también parecía estar más que feliz con mi papel de 'separada', porque tengo tal cariño a los titulares que he convertido mi vida sentimental en una máquina de historias disparatadas. El problema es que llega un momento en el que de algún modo, siento que tengo que dar nuevo contenido a mis amigos, por lo que en cuanto veo una nefasta decisión, sé inmediatamente que la voy a tomar.

"Cuando estás dentro de una historia, cuando la vives no es una historia, sino una confusión", escribe Margaret Atwood. "Solo después se convierte en algo parecido a una narración. Cuando lo estás contando, a ti misma o a otra persona", añade. Supongo que mi vocación trovadora ha hecho que quiera transformar cada confusión en historia al narrar lo acontecido, a sabiendas de que lo que de verdad me importa es tener algo que contar, no vivir lo que he contado.

La libertad incierta de la soltería

Echaba de menos tener mi casa y no tener que dar explicaciones a nadie, porque en cierto modo, cuando tienes pareja, vives a base de renuncias y compromisos y llega un punto en el que si no se miman ciertos vínculos, la otra persona termina por ser una suerte de tutor a quien pedir perdón cuando se te ha olvidado descongelar el pollo (¿soy Andreíta?). Pero ese sentimiento de independencia y autonomía disminuye cuando te das cuenta de que siendo periodista autónoma, lograr ya no pagar un alquiler a solas(buena suerte con ESO), sino lograr que te den un piso, es harto complicado. Tuve que encontrar casa en tiempo récord (no recomiendo a nadie compartir colchón con su ex, pero lo que Pikolin ha unido, que no lo supere una ruptura demoledora), por lo que tuve que tirar al suelo la poca dignidad que me quedaba y permitir a mi ex que me avalara. El encuentro con el dueño del piso me hizo sentir algo pequeña: ellos hablaban de las condiciones como si yo no estuviera mientras que yo, que lógicamente soy la que paga cada mes, estaba callada, pensando en cómo la vida sin +1 sale cara.

Me sentí como una niña o peor, como una imbécil que por sus decisiones laborales ("Periodista autónoma" debería aparecer en el diccionario como sinónimo de "ruina" y "ansiedad constante"), ni siquiera puede gestionar una vida sin pareja. Yo, que cuando he estado soltera siempre he presumido de no necesitar a nadie...  El impuesto de la soltería es tan elevado, que no voy a negar que cuando mi relación se hacía añicos, me forzaba a aguantar para eludir el drama de tener que mudarme y enfrentarme a una sociedad que mira y trata con hostilidad al soltero.

Miedo a la 'soltería sostenida'

A finales de verano le comenté a mi psicóloga (esa mujer es una Santa y algún día se retirará al grito de "Alejadme de esta persona") que me preocupaba no querer tener pareja jamás. De cada relación te llevas nuevos souvenirs para esa mochilita de complejos e inseguridades y actualmente, la mía bien podría estar patrocinada por Eastpak de lo llena que la llevo. Pero, ¿por qué ese miedo a la soltería sostenida? Aunque romper con alguien a quien no quieres, lejos de ser un fracaso, tendría que ser obligatorio y estar regulado por la ley (¿acaso hay algo más fraudulento que perder el tiempo junto a alguien a quien ya no (re)conoces?), sentía de algún modo que la gente rehace su vida a tal velocidad que me pregunto si sus corazones tienen la autotomía caudal de las colas de las lagartijas. Yo empiezo a sentir que mi corazón de Grinch, tres veces más pequeño que el resto de los habitantes de Villaquién, se recupera más rápido de cada revés sentimental, pero se empequeñece más. 

Sentía de algún modo que la gente rehace su vida a tal velocidad que me pregunto si sus corazones tienen la autotomía caudal de las colas de las lagartija

"Se sigue viendo la soltería como un fracaso porque es una necesidad tener pareja pero hay que aprender la temporalidad y las etapas del ser humano y disfrutarlas. Hay que llegar a poder vivir la soltería tranquilamente porque más, adelante nuestra evolución nos pedirá tener un compañero de viaje o un acercamiento, por lo que tenemos que aprender esa temporalidad. Ver la soltería como un fracaso es por algo educacional. No es un fracaso, sino que en muchas ocasiones, evita que estés en una relación por estar y que estés infeliz y aguantando. A veces es maravillosa. No ver la soltería como un fracaso hace que estemos en una relación porque queremos, pues estamos eligiendo tener pareja frente a elegir estar solteras", explica a Mujer.es Mariona Gabarra, sexóloga y asesora de Gleeden.

Citas y 'single shaming'

Las citas a partir de cierta edad siguen una dinámica peculiar: en el primer trago de vino te han preguntado si tienes hijos, si los quieres y por qué estás soltera. "Porque puedo", me gusta responder. Pero que estas preguntas no te engañen: no quiere decir que esa persona se esté planteando nada contigo, sino que al parecer, a los solteros nos gusta hacer una especie de estudio de mercado para informarnos de cómo están las cosas. Lo bueno de estar soltera a los 28 (+10 años) es que he aprendido, a base de tropiezos y dramitas, a no fingir (y aquí podría terminar la frase) que me parecen bien ciertas actitudes y dinámicas cuando en realidad, no es así. Antes intentaba, en una pincelada de ‘pick me girl’, hacer como que buscaba algo casual cuando no era cierto para no espantar al otro, pero por fin comprendo que no tiene sentido alguno y que por si fuera poco, lo único que estás haciendo, además del ridículo, es perder el tiempo. Otro pecado capital.

La vida soltera
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La vida sin un +1 al lado es más libre, pero cuando ves que tu alrededor se casa o lleva una década en pareja y tú sigues viviendo en un capítulo de Élite, a veces te sientes mal. Sí: en ocasiones me siento fatal. Afortunadamente, he estado tantas veces sola que he aprendido a convivir con mi peor enemiga (¡yo!) y a quererla muchísimo, por lo que no voy a permitir que la vuelvan a despreciar. He logrado que por fin, cuando veo a mi abuela, no me pregunte si tengo pareja (da por hecho que no la tengo) y que mi familia no me mire con lástima cuando soy la única que no tiene a alguien al lado. Lo que sigo intentando dominar es no ser yo quien en el fondo, sí siente un poco de tristeza por ser siempre la que no tiene una mirada cómplice al lado. Y por eso el Día del Soltero quiero que no nos sintamos mal por no tener pareja, por más que confieso que tras haber superado el maldito duelo de la toxiquísima relación previa, creo que estaría preparada para empezar algo, aunque esta vez sabré poner límites, no dejarme pisotear y sobre todo, ser yo sin filtros.

Porque si tu pareja pone los ojos en blanco cada vez que hablas o te 'regaña' por no actuar como si hubieras salido de Versalles, lo mejor es celebrar la soltería y no vivir en esa cárcel romantizada. ¿Conseguiré que alguien acepte mi alma de Monchito y mi personalidad histriónica o me pasaré la vida celebrando el 11 de noviembre? No lo sé, pero lo que sí sé es que no pasará nada si termino por ser la mascota oficial del Día del Soltero. Pero que me paguen bien, por favor. Que me paguen. Que si me vuelvo a mudar, no quiero que me tengan que avalar de nuevo...

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