Entrevista

Espido Freire: "Hay generaciones que ven el placer sexual de una forma más intuitiva y otras que lo ven como un tabú"

Espido Freire y su libro 'La historia de la mujer en 100 objetos'
Espido Freire y su libro 'La historia de la mujer en 100 objetos'
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Espido Freire y su libro 'La historia de la mujer en 100 objetos'

Escritora, historiadora, apasionada por la moda y, sobre todo, feminista. Así es Espido Freire, una de las voces femeninas más importantes de la literatura española contemporánea que, aunque su imaginación y su amor por la historia nos haya traído relatos como Melocotones helados, Irlanda Llamadme Alejandra, mantiene una voz crítica con el presente y una sed de cambio.

Nació en Bilbao, en un día caluroso del verano de 1974 y creció en Llodio (Álava), en una familia de origen gallego. Sin embargo, Freire tiene un espíritu renacentista. Se licenció en Filología Inglesa y diplomó en Edición y Publicación de Textos en la Universidad de Deusto, aunque también estudió música y canto en el Conservatorio Superior de Bilbao Juan Crisóstomo Arriaga. También destaca como actriz y escritora de teatro, llegando a casi todas las disciplinas artísticas.

A nosotros ha llegado gracias a sus historias, que la han llevado a ser la ganadora más joven de un Premio Planeta a sus 25 años por su obra Melocotones helados (1999), aunque obras como, Soria MoriaLlamadme Alejandra, y De la melancolía también han sido galardonadas. No obstante, también destaca por sus colaboraciones en multitud de medios nacionales, entre los que se encuentra nuestra casa, 20minutos.

De sus ensayos conocemos su faceta más comprometida, con temas que oscilan entre el análisis social, la literatura, los viajes y el feminismo. En este último nos encontramos con La historia de la mujer en 100 objetos (ed. Esfera de los Libros, 2023), su último análisis de la crónica femenina, en el que, según cuenta la autora, indaga en "la astucia de nuestras antepasadas para dar respuesta a sus necesidades en una sociedad que las consideraba una prioridad menor, y rescata un universo condenado al silencio por los historiadores tradicionales".

¿Por qué escribir 'La historia de la mujer en 100 objetos'? ¿De dónde nace esta necesidad?Llevo muchos años escribiendo sobre mujeres, tanto en artículos como en libros (Pioneras), pero es cierto que la historiografía se está centrando en otras vías, aparte de las biografías y la sucesión de hechos y a mí, como doctoranda en historia que soy, me interesa mucho contar las historias de siempre desde otra perspectiva. La BBC con el British Museum lo hizo hace algún tiempo y me pareció una bárbara idea. A Carmen Ferrandez, la editora, no solo le pareció una buena idea, sino también que yo era la persona adecuada para enfocarlo. De esa unión de distintas ideas y de distintas preocupaciones por abordar estos aspectos que han sido insuficientemente tratados o abordados de manera muy superficial, nace este proyecto. También tiene la intención de que sea abierto y nos deje espacio para el debate para acercarnos, desde las adolescentes y niñas, hasta mujeres y el público masculino que desconoce gran parte de esta situación.

Mujeres importantes conocemos a unas cuantas reinas y a un par de artistas, a diferencia de sus compañeros varones ¿Por qué se ha invisibilizado a la mujer a lo largo de la historia?Eso ya lo abordé en artículos y libros, pero no me bastaba, porque a la hora de la verdad es un listado de nombres que, en muchos casos, encuentras que han tenido un respaldo por un privilegio genealógico, por un talento sobresaliente… Pero sí que se ha seguido invisibilizando en muchos aspectos en este trabajo más callado, y muchas veces anónimo, que yo abordo en este libro. ¿Por qué se invisibiliza? Porque en muchos casos se han ocupado de tareas que no eran "tareas épicas", tareas particularmente relevantes para la narración de la historia convencional, que tiene que ver con los cuidados, que tiene que ver con el ingenio cotidiano y cuando se han querido igualar en terrenos o aspectos que la norma era encontrarnos con el hombre, han tendido siempre a minimizar este aspecto, a veces porque formaban parte de músicos y artistas y se consideraba que eran meras secretarias, en otras porque lo que obtenían eran fruto de una herencia (reinos, ducados…)... Ha habido muchas ocasiones en el que se ha dado la situación de que había mujeres muy populares en una época determinada porque eran un símbolo de ciertos valores y otras han sido olvidadas porque eran todo lo contrario.

¿Podemos afirmar que existe una visión patriarcal de la historia?Hay palabras que tienden a usarse, pero que envejecen rápidamente, y una de ellas es "patriarcal". Es cierto que hemos estado bajo una visión segada y bajo una visión que estaba movida por el poder, pero esa sociedad no solamente ha controlado y empobrecido a las mujeres, sino también a los hombres de clases más bajas, a ancianos y a niños y, por supuesto, a minorías. No sé si es el momento de revisar la visión del concepto de patriarcal o heteropatrical, que es correcta, pero yo creo que es insuficiente. Acabamos por emplear términos sin matices y si algo nos ha enseñado la historia, es que está llena de matices.

La religión ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de la humanidad, influyendo en su historia. ¿Podemos afirmar que también ha sido esencial en la opresión a la mujer?
Sí, todas las creencias. No hay ni una sola que a día de hoy haya fomentado una igualdad real. Lo que ocurre es que hay religiones que han dado un mayor espacio de desarrollo para la mujer y otras que han ejercido un control absoluto. Pero bueno, es que ha sido una de las estructuras más poderosas de control social y lo continúa siendo. Fíjate qué curioso, en el caso de las mujeres católicas de determinados sitios, que la única oportunidad que tenían de acceder a estudios y una cierta independencia económica, era ingresar en la iglesia. Muchas de las pintoras y escritoras más relevantes del renacimiento, el barroco y la edad media eran mujeres amparadas por la religión, entonces ha sido un papel ambivalente y un papel que, en muchas ocasiones, garantizaba un papel más importante que la sociedad. Algunos de los temas que yo trato en el libro, que tienen que ver con las distintas religiones, se centran en otros aspectos menos positivos como la opresión, la apariencia, el control de la sexualidad… 

¿Qué ha sido lo que más te ha sorprendido al escribir el libro?La cantidad de cuestiones que damos por hechas, cómo hemos normalizado roles, incluso quienes como yo estamos concienciadas de esa diferencia y la invisibilización de la mujer y del feminismo, de qué manera hemos interiorizado de que esto siempre se ha hecho así y no se ha cuestionado nunca. La manera en que la voz de la mujer siempre ha sido silenciada y su fuerza se ha empleado como mano de obra barata. Prácticamente, cada capítulo es una sorpresa.

Me parecía imprescindible dedicarle la atención que se merece (a la indumentaria) y no despreciarlo como se hace ahora con la moda contemporánea"

Uno de los objetos que podemos encontrar es el cuchillo de Lorena Bobbitt, ¿por qué?
En su momento fue una noticia que saltó a la palestra como una acción directa contra el maltrato que Lorena estaba sufriendo. Fue muy curioso y se desaprovechó una oportunidad para ahondar en qué ocurría con la violencia machista y qué ocurría con quien era premiado y con quien era castigado en la atención mediática. Más allá del hecho mismo del cuchillo, a mí me parece interesante el analizar cómo se contaban hace unos años las noticias relacionadas con el género y cómo se cuentan ahora.

Uno de los temas que tocas en el libro, es la sexualidad de la mujer con el invento del vibrador. Aunque las mujeres ya lo utilizaban para su placer desde el momento que se inventó (1880), tardaron 70 años en darse cuenta de ello y pasaron a estar mal vistos. ¿Sigue estando igual de invisibilizado y siendo tabú el deseo sexual de la mujer como lo era entonces?Depende de cuándo estamos hablando. Siempre pecamos de tomar a la sociedad occidental, y en concreto Europa, como eje. Entonces, en esta visión más eurocéntrica, hemos logrado grandes avances desde los años 60 e incluso antes. No podemos pasar por alto los retrocesos que surgen, no avanzamos en una línea ascendente y recta, sino en una serie de oscilaciones. Tampoco toda la sociedad es homogénea, hay generaciones que ven el placer sexual y el acceder a él de una forma más intuitiva y clara y otras para las que continúa siendo un enorme tabú.

También hablas de los pantalones, el burka, el bikini, los tacones... ¿Cómo ha influido la moda en nuestra historia?Ha sido esencial. La indumentaria, que además es una de mis grandes pasiones, ha configurado no solamente el cuerpo de la mujer, qué se podía mostrar y qué no, qué se acentuaba y qué se ocultaba… Si no que también ha sido una señal de rango y de poder económico, pero también de gremio y a qué se dedicaba cada una de las portadoras de esa prenda. Luego, en gran parte de la elaboración y del desarrollo de esa prenda estaba en manos de las mujeres, no siempre, pero me parecía imprescindible dedicarle la atención que se merece y no despreciarlo como se hace ahora con la moda contemporánea, como una cuestión frívola.

¿Es una mala noticia que todavía tengamos la necesidad de escribir libros como este hoy en día?No, es lo que hay. Es decir, a mí en muchas ocasiones me han llegado a decir que soy muy crítica con la situación y la sociedad actual o incluso que propongo una visión que se puede interpretar como pesimista, pero yo creo que lo que soy es lúcida. Entonces no es una mala noticia, es algo que todavía tenemos que seguir llevando a cabo y que parte de la sorpresa que ha producido este libro demuestra que tiene un lugar y un espacio. Lo que sí sería una buena noticia es que interiorizamos determinados valores, sobre todo el concepto de igualdad real, y que en la próxima generación no tuviéramos que volver a repetir cuestiones que cuando yo era jovencita pensaba que no teníamos que volver a repetir. A la edad que tengo ahora, cuando era adolescente pensaba que estarían más percibidos y lo cierto es que no es así. No es tanto una mala noticia, sino como una especie de necesidad de seguir reivindicando un espacio y una dignidad que nos corresponde por derecho. No estamos pidiendo ningún privilegio ni exigiendo algo que no nos corresponda.

Para finalizar, de estos 100 objetos, ¿cuál te ha parecido el más importante?¡Uy! Sería muy difícil escoger uno, porque hay algunos que conocía ya y me encantaban, como la guía de viajes o la historia de la seda. Hay muchos que me atraían a título personal, pero si me tuviera que quedar con uno, me quedaría con el último, que es la presencia y la ausencia. Es decir, es todo aquello que nos queda por hacer y por decir, la invitación a los lectores a que recopilen sus propios 100 objetos, ya que es un proyecto en cierta medida abierto y que continúen llevando la reflexión.

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