Es fuerte que haya que decir: "No nos toquéis el culo"

Si me lo cuentan no me lo creo, si me lo cuentan en cualquier momento, claro, pero sobre todo, si me lo cuentan hoy, 14 de septiembre: "un hombre le toca el culo a una reportera mientras ésta hace un directo" (aunque sobraría, incido en el momento en el que ocurre porque quedó grabado y se emitió en televisión). 

¿Qué tienen determinadas personas en la cabeza?, ¿en qué momento a alguien le puede parecer buena idea? Y yo me pregunto: ¿de qué es cuestión?. ¿De educación? Si esto fuera así, el sentido común, de tenerlo el individuo, lo llevaría a no hacerlo si hay una cámara grabando. ¿De referentes? Benny Hill, Silvio Berlusconi, Boris Yeltsin… hay muchos, eso es cierto, pero el abanico es tan amplio que me cuesta creer que sean justo esos, aderezados con un poquito de 'reguetón'. Lo que me lleva a una conclusión que, por increíble que parezca, es cierta: Nada, determinadas personas no tienen nada en la cabeza, solo un profundo y oscuro vacío en el que rebota un egoísmo extremo y la 'paletez' más primitiva.

Lo triste es que el sujeto que acosó a la reportera no es una aguja en un pajar. He visto a personas poniendo el vídeo a cámara lenta para ver dónde le pone exactamente la mano, incluso preguntando cómo se llama esa zona que "ni es culo, ni es cintura, lo que está justo en medio ¿sabes a qué me refiero"? Claro que lo sé: se llama idiotez.

Hace falta una academia de clases particulares para ver más allá, para entender que lo realmente grave de todo no es si es un cachete del culo o los riñones lo que le palmean a la periodista Isabel Balado; aquí la cuestión es que hay una persona, periodista, haciendo su trabajo, que ni ha pedido ni quiere ser molestada y que por el único y exclusivo hecho de ser mujer se ha visto siendo protagonista de una noticia que no era la que estaba contando.

Visto lo visto, quien abra esa academia se forra.