Teresa Viejo Periodista y escritora
OPINIÓN

'Gordita'

Laura Galán en un 'photocall'
Laura Galán en un 'photocall'
Getty
Laura Galán en un 'photocall'

La protagonista de mi segunda novela se llamaba Aurora. Una mujer con profundos traumas familiares a quien la historia convertía en una estrella del cine mexicano de los años 40. Recuerdo que, al escribir, pensé que cargarla de experiencias dolorosas sería lo más eficaz para que sus interpretaciones fuesen creíbles. Admiro la ductilidad de los actores al trabajar, en apariencia, personajes alejados de sí mismos y deduje que un dramón de vida la haría idónea para el melodrama, lo que no deja de ser un tópico.

He visto las fotografías de Laura Galán en la entrega de los Premios Feroz, con un vestido blanco y negro dibujando sus curvas, y constato que con ella el cliché se va por el sumidero. Laura es una actriz gorda y feliz, una gorda alegre y bellísima. También fue una niña gorda y feliz, a quienes sus compañeras no le hicieron 'bullying'. De haberlo sufrido, su familia destilaba tal seguridad emocional, tanto amor, como para mantenerse a salvo. Laura no necesita traumas personales para inspirarse en ellos. No ha padecido el acoso por no encajar en un físico normativo, a lo sumo la extrañeza de sentirse más observada que las demás, y ha convertido sus kilos en una herramienta de trabajo, llevando con orgullo encarnar papeles de gorda. "Que vengan muchos", pide la actriz. Por ello en los últimos meses ha celebrado un parto doble, el de un personaje redondo en Cerdita y un bebé, a quien llama su 'cerdito'. Su humor resulta sanador.

Aciertos y errores de los Premios Feroz 2023
Laura Galán en la alfombra roja de los Premios Feroz 2023
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Es obvio que, para interpretar a una adolescente convertida en el hazmerreír de un pueblo a consecuencia de su peso, Laura no rememora vivencias propias por lo que deduzco que hallará inspiración en la vida, a la que curiosea con fruición. Ahí trabaja su talento: tratando de entender cómo reaccionamos, cómo herimos y cómo nos dolemos del agravio, los seres humanos. Esforzándose en comprender la 'gordofobia', esa mirada reprobatoria a los kilos como si fuesen misiles contra la humanidad.

Laura Galán es Cerdita.
Laura Galán es Cerdita.
Jorge Fuembuena

¿Por qué nos incomoda convivir con la gordura? El rechazo estructural al exceso de peso esconde al juez que todos llevamos dentro, disfrazado de buen samaritano que te da consejos 'por tu bien'. Laura me comentó que siendo niña tenía una doctora que le obligaba a ir a la consulta con asiduidad para someterla a la tortura de la báscula y fue su madre quien, tras comprobar que sus analíticas eran de lo más saludable, se negó a que su hija cayera en el vicio de la dieta perenne. Me pregunto si la preocupación de la doctora estaba en el bienestar infantil o en condenar aquel físico que no encajaba en la norma.

Laura Galán con Teresa Viejo
Laura Galán con Teresa Viejo
Cortesía

Nos cuesta mirar con empatía la gordura. A veces lo hacemos de forma compasiva, otras con desprecio, casi siempre con rechazo e, incluso, reproche, en especial si se trata de una mujer joven a quien atribuimos cierta desidia por no ponerse al lío: "Ten voluntad para adelgazar -decimos-. Con lo mona que estarías con unos kilos menos".

Cuando andaba en la treintena no lograba pasar de los 50 kilos y mi talla era una 34. Mi delgadez era un martirio porque no lograba conseguir algún kilo de más que cubriera mi esqueleto. A mi alrededor todo eran mujeres controlando unos carbohidratos que yo comía a destajo, así que la dictadura de tratar de encajar en la norma no satisface a nadie. Por suerte, frente a tanto convencionalismo social, hay una gorda que no se recluye. Una actriz que se exhibe. Una mujer libre que nos observa incrédula porque los raros somos nosotros.

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Periodista y escritora

Mi nombre es Teresa Viejo y soy una contadora de historias, que estudia los efectos de la curiosidad en el comportamiento humano. Gracias al periodismo he observado la vida desde ángulos muy variados, pero tras muchos años entre focos sé que la mejor luz la emitimos las personas, por eso te descubriré a mujeres inspiradoras a quienes les ha “salvado” su curiosidad. ¿Cómo? Ya lo verás. También dirijo programas y escribo libros, la mayoría novelas de misterio, menos el último que se lo he dedicado a nuestra principal competencia –“La niña que todo lo quería saber. La curiosidad: claves para una vida más inteligente y feliz”-. También conduzco “La Observadora” en RNE y practico la Comunicación No Violenta y la Indagación Apreciativa. ¡Ah! Ser Embajadora de UNICEF me llena de orgullo. Como vivo en modo aprendizaje, casi nunca miro hacia atrás. Bueno, un día sí… un día me puse a contar las entrevistas que había realizado y al llegar a las diez mil, paré abrumada. Preguntar es más revolucionario que afirmar y ahora enseño a las personas a hacerlo. Y a liderar activando su curiosidad. Tú también puedes, créeme. ¿Te he contado que mi bebida favorita es el té?

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