La bofetada de Will Smith y otros 'actos de amor' que los hombres hacen por las mujeres sin que ellas lo pidan

Jada Pinkett Smith junto a Will Smith en los Critics Choice Awards, 2022.
Jada Pinkett Smith junto a Will Smith en los Critics Choice Awards, 2022.
GTRES
Jada Pinkett Smith junto a Will Smith en los Critics Choice Awards, 2022.

Tras la mediática bofetada del actor en la gala de los Oscar no se esconde solo un acto de violencia, sino el intento de justificar semejante salida de tono “por amor”.

Decir que la noche de los Oscar 2022 fue la noche del cine es pecar de ingenuos, porque no cabe duda de que la nonagésimo tercera gala de los Oscar será siempre recordada como “aquella-en-la-que-Will-Smith-subió-al-escenario-para-abofetear-a-Chris-Rock”. El actor intentó justificar su salida de tono alegando su afán por proteger a su familia, una explicación que vuelve a ahondar en la creencia que algunos tienen de que proteger a sus parejas justifica el uso de violencia, algo tan problemático como otro aspecto que no hemos de olvidar: que Jada Pinkett Smith no le pidió que lo hiciera y que con el gesto, Will Smith se comportó como su esposa fuera su propiedad.

Comentario desafortunado

Cuando Chris Rock bromeó con que el ‘buzz cut’ de la actriz era perfecto para un remake de la película ‘G.I. Jane’ (por si nos lee alguien muy joven un breve apunte: Hablamos de la película en la que Demi Moore se rapa la cabeza), Pinkett se limitó a poner los ojos en blanco. La broma era especialmente desafortunada, pues la actriz confesó recientemente en su programa, ‘Red Table Talk’, que sufre alopecia severa. “Fue aterrador cuando comenzó. Estaba en la ducha cuando me di cuenta de que de pronto, tenía las manos llenas de mechones de pelo. Fue sin duda uno los momentos más aterradores de mi vida. Por eso me corté rapé el pelo y lo he mantenido así”, explicó Jada. Ese es el motivo por el que Will no toleró la broma de Rock, que no era la primera vez que bromeaba con la familia Smith.

Lo siento y 'pelillos a la mar'

Poco después, Will Smith se alzaba con el Oscar. En su discurso de agradecimiento,el actor justificó la bofetada alegando su papel protector en un desesperado (y machista) intento de explicar lo que acababa de ocurrir. El descontento del mundo llegó cuando sus colegas de profesión, lejos de darle la espalda, apoyaron al actor, algo que llamó la atención de los espectadores. En una gala seguida por millones de personas, el mundo del cine volvía a justificar un acto de violencia. En las fiestas posteriores a la ceremonia, los asistentes no dudaron en fotografiarse junto a un sonriente Will Smith, que bailó hasta el amanecer junto a su estatuilla y junto a una masculinidad que cree reforzada por su salida de tono.

"Sé que para hacer lo que hacemos tenemos que ser capaces de sufrir insultos, que la gente diga cosas de ti, aguantar en este negocio del mundo del espectáculo que la gente te falte al respeto, sonreír y hacer como que no pasa nada". Con estas declaraciones, Will Smith recogió su Oscar tras abofetear a Chris Rock, que hizo un chiste sobre la calvicie de su mujer.

La bofetada no ha sido un impulso. Los que vieron la gala en directo fueron conscientes del tempo de la gala y de cómo el actor fue asimilando las palabras de Chris Rock. Tras escuchar la broma dirigida a su mujer, el actor se mantuvo en su sitio un tiempo, en el que meditó lo que hacer. El que nadie frenara a Will Smith y el que después, al recibir el Oscar y entonar un delirante discurso, la gente aplaudiera sus palabras, demuestra que en este mundo de fake news, el público ya no sabe cuándo nos encontramos ante una actuación y cuándo la realidad ha vuelto a superar a la ficción. 

La hiperrealidad de Baudrillard (el filósofo afirmaba que la hiperrealidad estaba cerca del simulacro y es difícil distinguir lo real de lo irreal), más presente que nunca, ha vuelto a hacer acto de aparición en una gala en la que nadie ha fruncido el ceño por el hecho de que Will haya defendido al personaje al que da vida en el largometraje por el que ha sido premiado, un marido tóxico cuya toxicidad ha defendido alegando que sus acciones se deben a su afán por defender a su familia. Hablamos, por cierto, de una gala en la que nadie parece haber echado de menos una disculpa no ya a Chris Rock, sino a Jada Pinkett, convertida en un objeto que proteger carente de voz.

Violencia 'por amor'

Lo de Will Smith no es simplemente “un momento incómodo”, es violencia y machismo. No se debe banalizar. Asume que Jada Pinkett no es un sujeto con capacidad de decidir si responder (o no) y cómo a una broma sobre ella, sino una posesión suya a la que él debe “defender”. Y lo hace con violencia. Pero no solo eso, es que después justifica esa violencia en su discurso diciendo que es “por amor”. Mismo discurso que lleva siglos justificando la violencia machista. Lamentable que algo así pueda darse delante de millones de personas”, señala en Twitter la psicóloga Nagua Alba.

Un tweet por toda disculpa

La academia tardó horas en publicar un tweet sobre lo ocurrido, en el que pese a condenar la violencia (sin dar nombres), le pide al mundo que permita a la industria del cine celebrar. Que conste que se lo permitimos, por descontado, pero lo que no podemos tolerar es que la violencia se justifique y sobre todo, que se emplee como el arma con el que defender por amor. Porque entonces le estamos dando un Oscar al amor tóxico, al amor violento y a una violencia machista que parecía estar quedando atrás tras la explosión del #metoo, pero que en la 93 edición de los Oscar, que pretendía ser más diversa que nunca, ha vuelto a asomar la cabeza cuando la Academia no ha sabido reaccionar a tiempo ante lo ocurrido y cuando los asistentes a la gala han preferido no hablar con la prensa del incómodo suceso. 

Ese silencio cómplice y miedoso fue el que justificó las acciones de Harvey Weinstein y el que sigue permitiendo hoy innumerables abusos, por lo que la bofetada de Will ha sido una bofetada al avance.

Antes hizo otro comentario a Penélope Cruz

No queremos cerrar el 'slapgate’ (nos hemos inventado el término y nos disculpamos de antemano por hacerlo) sin comentar que antes del mediático suceso, Chris Rock dirigió otro comentario misógino a Penélope Cruz, aunque su nombre fue precisamente el gran ausente de chiste. “Javier Bardem y su mujer están nominados hoy. Si Bardem gana y ella no, entonces él no ganará esta noche", dijo el cómico antes de bromear sobre Jada, ninguneando e invisibilizando a Penélope, relegada a “mujer de”. Quizás lo que tendríamos que plantearnos llegados a este punto es que el gran vencedor de la noche ha vuelto a ser el de siempre, el imbatible machismo que continúa impregnando el guion de la gala y a su vez, a una industria que se mantiene silente ante una recalcitrante misoginia que parece empeñada en justificar.

Tommy Lee también quiso demostrar su amor a Pamela sin ella pedirlo

Durante una entrevista  a Pamela Anderson, el presentador y humorista Jay Leno, ironizó sobre el vídeo sexual filtrado que la actriz y Tommy Lee grabaron en la intimidad. Tommy Lee quisó 'interceder por ella' y encararse al presentador y fue la 'ex vigilante de la playa' quien tuvo que decirle que "era su momento y la dejara hacer".

Pamela Anderson y Tommy Lee en 1995.
Pamela Anderson y Tommy Lee en 1995.
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