Las amas de casa que prefieren la sumisión a la igualdad. Sí, existen, se hacen llamar 'tradwives' y pueden ser peligrosas

El¿feliz? matrimonio Parker en Pleasantville.
El¿feliz? matrimonio Parker en Pleasantville.
D.R.
El¿feliz? matrimonio Parker en Pleasantville.

Podría resultar sorprendente que en pleno 2023 haya mujeres que defienden con orgullo tener un papel sumiso en el hogar y preferir hornear pasteles de zanahoria a avanzar en la materia feminista, pero esas son algunas de las máximas de las denominadas 'tradwives' (esposas tradicionales). "Si no estás familiarizado con el término, es una mujer que elige llevar una vida más tradicional siguiendo los roles de género más tradicionales. Por eso, el hombre sale de casa para trabajar y para poder proveer a la familia, mientras que la mujer se queda en casa cuidando del hogar y de los niños", explica la tiktoker Estee Williams.

"Nosotras queremos ser amas de casa, pero esto no quiere decir que queramos eliminar los logros que tantas mujeres han conseguido ni las cosas por las que han luchado. Hay mucha gente empeñada en buscar algo siniestro y en sumar un revés más oscuro al término 'tradwife', pero no existe. Ninguna de nosotras estamos diciendo que el lugar de cada mujer tenga que estar en su casa, sino que nosotras hemos elegido ser amas de casa. Como decimos que tenemos que servir a nuestros maridos, eso altera a la gente, porque les hace pensar que somos menos que un hombre, y eso no es lo que estamos diciendo en absoluto. Simplemente, pensamos que como mujeres, estamos aquí para desempeñar un rol concreto, que por cierto, es igualmente importante. Tener valores tradicionales no nos convierte en malas personas. Tendríamos que poder elegir ser amas de casa sin ser juzgadas", dice.

Como decimos que tenemos que servir a nuestros maridos, eso altera a la gente, porque les hace pensar que somos menos que un hombre, y eso no es lo que estamos diciendo en absoluto

La vida de una 'tradwife'

Estee Williams explica en otro vídeo su estilo de vida. "Mi esposo no tiene que mover un dedo cuando está en casa. Él es el sostén de la familia y sale como el proveedor. Trabaja muchas horas y hace un trabajo muy físico, por lo que no necesita venir a casa y ayudarme a cocinar y limpiar. Sin embargo, hay momentos en los que quiere ayudarme, y se lo agradezco, pero no tiene por qué hacerlo en absoluto. Un ama de casa debe tener el hogar listo para cuando llegue su esposo. Todo tiene que estar limpio y ordenado y la comida tiene que estar preparada cuando llegue. Debería ser un ambiente realmente acogedor", señala.

Estas mujeres romantizan el estilo de vida y la estética de los años 50, y por descontado su auge llegó en pleno confinamiento, cuando la idea de la diosa doméstica cobró un nuevo significado ante la cantidad de personas que encontraron en cocinar, limpiar y recoger incluso una nueva fórmula de autoayuda. Tampoco es casualidad que uno de los mayores defensores de este movimiento fuera Donald Trump, que como señalaba 'Intelligencer', estaba creando una nación de amas de casa. Melinda Cooper, en un ensayo para 'Boston Review', dijo que se puede encontrar a varios pensadores neoliberales estadounidenses "invocando la idea de que las 'obligaciones naturales' de la familia deberían servir como un sustituto del estado de bienestar, que el 'altruismo' de la familia representa una especie de contrato de seguro mutuo primitivo y que sirve contrapeso a las libertades de mercado".

Las RRSS su altavoz

Aunque por supuesto no podemos hablar de un aluvión de 'tradwives', lo cierto es que gracias a las redes sociales, sus voces han encontrado un potente altavoz que hace que su discurso cada vez se escuche con mayor fuerza. Una de las más mediáticas es Alena Kate Pettitt, creadora de The Darling Academy, que tras trabajar con éxito en la industria de la belleza, aseguró encontrar la paz al casarse y retirarse a su hogar. Se esfuerza por aclarar, al igual que Williams, que su papel no es uno de servidumbre. "Aunque un ama de casa tradicional puede someterse a su esposo, no se le considera de menor importancia para él, ni se permite estar en una posición que amenace sus derechos. El lugar de una mujer tradicional no está por debajo del hombre, sino a su lado. Un ama de casa tradicional elige a su esposo en función de su capacidad para cuidar a las personas, mantener a sus hijos y, lo que es más importante, en función de su integridad y valores. ¡Hablo de buenos y saludables valores! Ella es inteligente al elegir una pareja en la que pueda confiar y entregarle/encomendarle ciertas responsabilidades para que tengan una división clara del trabajo emocional, administrativo y físico en el hogar", explica en su web. Asegura que cuando no está "lavando la ropa, bebiendo té, cuidando a los niños o cocinando algo delicioso, es posible que la encontremos escribiendo en su plataforma online".

Los peligros del movimiento

La youtuber Cara Nicole explica en un vídeo cuáles son los peligros de depender financieramente de alguien. "Mientras que te encargas de las funciones de casa, tu pareja está creando una carrera, ganando dinero y dando forma a un legado laboral… Y tú no”, explica Cara, que subraya que la elección personal es la que ha de estar en el centro de la conversación. “Las mujeres pueden entrar con autonomía e independencia, sin coerción, pero a medida que pasa el tiempo, se encontrarán con que no tienen ahorros, ingresos ni carrera, por lo que la dinámica cambia. Depende totalmente del hombre para tener comida y un techo bajo el que vivir, y cuando esto ocurre, la independencia disminuye y se amplía el espectro para que ocurran relaciones de abuso".

Cuando una mujer depende totalmente del hombre para tener comida y un techo bajo el que vivir, la independencia disminuye y se amplía el espectro para que ocurran relaciones de abuso

Por no olvidar el hecho de que mientras que las 'tradwives' romantizan los 50, ignoran una oscura realidad que acontecía mientras lucían sus preciosos vestidos 'évasé' florales y sacaban pasteles del horno, como explica en 'La mística femenina' Betty Friedman. "Mientras hacía las camas, compraba comestibles, combinaba el material de la funda, comía sándwiches de mantequilla de cacahuete con sus hijos, iba en Cub Scouts y Brownies con chofer y se acostaba al lado de su esposo por la noche, tenía miedo de hacerse una pregunta silenciosa incluso a sí misma: ¿esto es todo", escribía la feminista.

Mujer haciendo todo lo posible por no molestar a su marido mientras hace las labores del hogar.
Mujer haciendo todo lo posible por no molestar a su marido mientras hace las labores del hogar.
Getty Images

Julia Ebner, autora de 'La vida secreta de los extremistas', advierte que el peligro de las 'tradwives' es que tratan muchos temas con los que nos podemos sentir identificadas, como las grietas de las citas románticas actuales o lo complicado que resulta tener una relación sentimental saludable cuando ambas partes de la pareja tienen una agenda laboral imposible. Defienden también el movimiento llamado 'cierra la boca'. "Es uno de los conceptos clave de las esposas tradicionales y dice que las mujeres no deben responderle a sus esposos o novios. Es parte de su doctrina más amplia de "disciplina doméstica". Algunos incluso propagarían la opinión de que las mujeres que hablan merecen ser golpeadas, por lo que esto se convierte en una justificación para la violencia doméstica y la agresión hacia las mujeres", dice la autora, que para su libro se infiltró entre un grupo de ‘tradwives’.

Para terminar, Ebner  resalta que las mujeres 'tradwife' son en ocasiones mucho más antifeministas que 'sus hombres'. "El mayor valor de las mujeres para los hombres es su valor sexual, y ella es más valiosa cuando está en su estado sexual inmaculado", asegura en su libro que le decían constantemente. Explica que pese a haber estado convencida de que se trataba de un fenómeno casi exclusivamente masculino, se ha dado cuenta de que los movimientos antifeministas no están formados sólo por hombres. "Las activistas por los derechos de los hombres que quieren volver a los roles de poder tradicionales y las nociones exageradas de masculinidad y feminidad han adoptado la retórica de la manosfera", señala.

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