Teresa Viejo Periodista y escritora
OPINIÓN

¿Miedo? ¿Qué miedo?

Teresa Viejo durante su charla en el TEC de Monterrey, donde impulsan el programa “Líderes del mañana”.
Teresa Viejo durante su charla en el TEC de Monterrey, donde impulsan el programa “Líderes del mañana”.
Cortesía
Teresa Viejo durante su charla en el TEC de Monterrey, donde impulsan el programa “Líderes del mañana”.

¿Sabes cuál es la palabra que más escucho de un tiempo a esta parte? Incertidumbre. Se repite en los informativos, en esas tertulias sesudas que nos ordenan la vida, la decimos nosotras en el intento de alertar acerca de un escenario futuro desconcertante que, por supuesto, nos atemoriza. Ahora bien, si vivir es aprender a gestionar la incertidumbre, ¿quién dice que lo incierto sea por fuerza negativo?

Recuerdo a un inventor sevillano que recogía cachivaches en la calle con los que confeccionaba artilugios que horrorizaban a su mujer. Los dos eran maestros, pero lo que a él le enorgullecía, a su mujer le avergonzaba y cada vez que le veía salir de casa en busca de “mugre”, como decía ella, protestaba: “Qué pena, rebuscando en mitad de la basura. ¡A saber lo que te encontrarás hoy!”. 

A lo que el inventor respondía: “Pena es levantarse cada día siendo igual al anterior. Yo soy un afortunado por ignorar qué me depara el destino”. 

¿No crees que, si halláramos en esa incertidumbre algo que nos estimule, cierto desafío que salpimienta lo que hacemos, las cosas serían más fáciles e incluso más gratas, como le sucede al inventor?

cachibaches
“Pena es levantarse cada día siendo igual al anterior. Yo soy un afortunado por ignorar qué me depara el destino”.
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Bien mirado el caos es una nueva forma de orden. Desde hace años matemáticos, físicos, antropólogos, ingenieros, economistas… insisten que los sistemas complejos y en aparente desorden contienen un orden intrínseco donde una mínima variación provoca cambios impredecibles (el famoso “efecto mariposa”), por lo que resulta iluso perseguir la certidumbre y/o anticipar certezas en cualquier ámbito del que hablemos. En lugar de hacerlo deberíamos de abrazar lo incierto como si fuese un regalo.

Te comento esto porque hace unos días, durante una charla ante un grupo de alumnos y alumnas mexicanas, recibí una lección. Fue en el TEC de Monterrey, donde impulsan el programa “Líderes del mañana” por el cual becan a expedientes académicos brillantes. Familias sin recursos con hijos excelentes, con capacidad de liderazgo social y un proyecto de emprendimiento para su comunidad. Un centenar de elegidos y elegidas entre una población de ciento treinta millones no parece fácil, ¿verdad?

Bien mirado, el caos es una nueva forma de orden

En mi charla hablé acerca de la curiosidad como su gran competencia y les insté a alimentarla durante su permanencia en la universidad; al concluir empezaron sus preguntas. Enseguida me sorprendieron sus habilidades comunicativas, así como el ingenio de indagar sobre sus cualidades y el modo de potenciarlas. Que unos chavales de dieciocho años formularan preguntas tan bien elaboradas indica un pensamiento profundo que me gustó mucho, pero lo mejor fue la historia de una de ellas.

La alumna residía en una casa carente de casi todo, por eso se había conectado al wifi de una tienda. La necesidad era su compañera desde siempre: había crecido con ropa y libros prestados, cuadernos exprimidos hasta la última línea, y unos horarios limitados para estudiar porque cuidaba de sus hermanos y ayudaba a algunas personas del vecindario a cambio de que la dejaran leer libros o seguir alguna película en esa tele que ella no tenía; por ello hablaba inglés con inmejorable acento y una de sus vecinas le había enseñado a tocar el piano. 

Enseguida sospeché que su objetivo había sido alcanzar esta beca desde niña, pero la historia andaba lejos de ser así. Ella nunca aspiró a nada, fue su “maestra” de piano quien propuso su candidatura al programa y aun sabiéndolo, no le dio importancia porque siempre espera que la vida le asombre. Si son regalos los abraza con agradecimiento, si son dificultades las acepta como parte de su aprendizaje. “Todo lo que llega es una sorpresa y me encanta. Nunca planifico nada”.

Si son regalos los abraza con agradecimiento, si son dificultades las acepta como parte de su aprendizaje

Deepak Chopra, el maestro de la meditación, pronuncia una frase que me fascina: “Cada día me despierto con la esperanza de que sea más incierto que el anterior”. Supongo que cuando interiorizamos esta idea, y la sentimos propia, habremos crecido, algo que podemos hacer aunque tengamos solo dieciocho años. 

Teresa Viejo
Periodista y escritora

Mi nombre es Teresa Viejo y soy una contadora de historias, que estudia los efectos de la curiosidad en el comportamiento humano. Gracias al periodismo he observado la vida desde ángulos muy variados, pero tras muchos años entre focos sé que la mejor luz la emitimos las personas, por eso te descubriré a mujeres inspiradoras a quienes les ha “salvado” su curiosidad. ¿Cómo? Ya lo verás. También dirijo programas y escribo libros, la mayoría novelas de misterio, menos el último que se lo he dedicado a nuestra principal competencia –“La niña que todo lo quería saber. La curiosidad: claves para una vida más inteligente y feliz”-. También conduzco “La Observadora” en RNE y practico la Comunicación No Violenta y la Indagación Apreciativa. ¡Ah! Ser Embajadora de UNICEF me llena de orgullo. Como vivo en modo aprendizaje, casi nunca miro hacia atrás. Bueno, un día sí… un día me puse a contar las entrevistas que había realizado y al llegar a las diez mil, paré abrumada. Preguntar es más revolucionario que afirmar y ahora enseño a las personas a hacerlo. Y a liderar activando su curiosidad. Tú también puedes, créeme. ¿Te he contado que mi bebida favorita es el té?

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